Villa Juárez, bastión multiétnico y policultural

La agricultura es el factor de unión de todas las culturas en Sinaloa

Por: Juan Francisco Sotomayor

En ningún lugar de Sinaloa hay tantas comunidades indígenas representadas como en Villa Juárez. Los trabajadores migrantes, nuestros jornaleros valen mucho por su aportación a la productividad y porque sus lenguas son el tesoro primitivo de México.

Cuando vemos a los jornaleros en los surcos plantando, hilando o cortando hortalizas, sólo vemos personas ocupadas; pero cuando nos acercamos, escuchamos entre risas y diálogos, una diversidad de expresiones lingüísticas que nos generan un sentimiento de afecto e identidad.

De un surco a otro, es posible escuchar en convivencia hablantes mixtecos, zapotecos, tzotziles, nahuas, tlapanecos, otomís, tarascos, triquis y huicholes (faltan más), todos con lenguas genuinas, ninguna igual entre sí.

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Lamentablemente cada día hay más pérdida de hablantes de lenguas nativas, porque históricamente se ha menospreciado a sus ponentes. El peor enemigo de las lenguas nacionales es la burla.

Los niños no quieren ser avergonzados en la escuela, y no hay suficientes maestros que dominen esas lenguas, y menos que las promuevan.

En todo México es importante vitalizar las lenguas minoritarias y la diversidad cultural. En Villa Juárez, Navolato, queremos hacerle saber a todo jornalero que es un honor tenerle entre nosotros y escuchar sus voces, que representan el más alto legado de la raíz histórica de nuestra raza.

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Cada lengua tardó miles de años en articular las palabras y su combinación, hasta generar un idioma colectivo. En cada palabra hay significados, y hay razones de identidad que ofrecen una interpretación diferente del mundo donde vivimos. Ninguna es igual a pesar de estar geográficamente cercanas en sus lugares de origen.

Para estas personas migren a Sinaloa representa dejar sus tierras, sus familias y sus pertenencias. Cada ciclo de hortalizas es un gran esfuerzo y representa también una gran contribución. Son mano de obra hace posible la dinámica agrícola en los valles. Es el lenguaje de la productividad y la esperanza de alimentar a sus familias.

La lengua representa ideologías de comunidades, pensamientos, inventarios de conocimientos y tradiciones milenarias. Nadie tiene derecho de eliminar las lenguas nacionales ni menospreciarlas. Orgullosamente México no es peor con su pasado, ni el presente es mejor sin los indígenas.

Preservemos, fortalezcamos y promovamos sus lenguas, son nuestro orgullo nacional.

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