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10 poemas sinaloenses que seguro no conocías

Letras que exaltan a pescadores, romances, virtudes, a Culiacán, y más particularidades de este lugar.

22 junio, 2021
10 poemas sinaloenses que seguro no conocías
10 poemas sinaloenses que seguro no conocías

Letras que exaltan a pescadores, romances, virtudes, a Culiacán, y más particularidades de este lugar.

Sinaloa es un Estado semillero de talentos, y no solo destacan artistas como Pedro Infante, cantantes como Ana Gabriel o los famosos ‘tabaleros’ en los municipios de Choix, El Fuerte, Ahome, Navolato, entre otros. En esta ocasión, te compartimos poemas sinaloenses para que descubras la magia en sus versos.

Un poema ayuda a manifestar la belleza o el sentimiento estético, a través de la palabra, sobre un acontecimiento, lugar o persona en particular.

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De esta manera, te compartimos algunos versos de escritores de Sinaloa para que amplíes tu espectro y descubras distintos poemas sinaloenses.

A los eternos pescadores

Por Víctor Corcoba

Del campo azul,

los ancestrales celestes

Pescadores celestiales.

¡Llevadme con vosotros!.

¡Llevadme!.

Dejadme navegar,

marineros de casta,

que aunque la mar humea

la nave de la luna aclara.

Quiero pescar desde alta mar

la luz de las estrellas

y bajar al mundo en mares

como fuente sonora

que surca la tierra de

encantados cantes clarividentes.

no me olvidéis, no,

que cuando las olas cantan

es que nace la brisa en verso.

Y en verso nació la vida,

la vida y el vivir,

el vivir navegando mares

del cielo para ser más cielo en el cielo. ¡Cielo!

Tomado de: Brechas, Órgano de Difusión Cultural de la Región del Évora, número 32, Guamúchil, Sinaloa, Verano de 2001.

Lee: Unidos como hermanos cantemos el Himno de Sinaloa

Flor de Luna

Por Alejandro Avilés

Aquí, bajo la sombra de tu olvido,

nace el recuerdo y muere la esperanza.

Las rosas de tu vida

encienden la corona de mi muerte.

La espuma de mis días

se pierde entre la noche

de los mares amargos, mares míos.

Eres la flor de luna

que se me da en las horas de mi sueño,

y en intervalos de vigilia oscura

te veo sumergida

en las ondas amargas del silencio.

Aquí, en las altas horas,

se llenan cielo y tierra de tu imagen.

Y flotan en la estancia lacerada

mientras fluye el insomnio,

gozo y dolor en éxtasis de abrazo.

A ti se entregan todos mis sentidos,

que tu memoria es brisa cariciosa

y lleva en la espiral de su armonía

los vuelos del perfume,

las luces de tu frente

y el sabor de ti misma.

Tomado de: Antología Sinaloense, Higuera, Ernesto, Ediciones Culturales del Gobierno del Estado de Sinaloa, Volumen I, 1958.

poemas sinaloenses

Preludio

Por Genaro Estrada

A distintos caminos el crucero

por decidir el rumbo de los vientos

ofrece doce en la estación de Enero.

Siempre en preludios de contentamientos

nos detenemos por la nueva vía

terminal en los líricos lamentos.

Al paralelo que desgasta el día

el paso a buena gana detuviera

a trueque de cansancio en alegría.

Pero la incitación de la bandera

que señala el peligro, estimulante

al más rendido viajador lo fuera.

Y por ser del estímulo excitante

espera la linterna colorada

que en la noche previene al caminante.

Decorativo juego a la mirada,

conviene omiso proseguir el paso.

oponiendo carrera violentada,

pues antes que episodio de fracaso

vale mejor el encontrar vereda

de incertidumbre por el campo raso.

A tal empeño decidir me queda

la ofrecida elección, que he decidido,

de seguir de los aires en la rueda,

porque rumbo oficial y conocido

sólo es procurador del deleitoso

y mórbido poema entumecido.

Entregado del viento en el gozoso

maquinar de imprevistas estaciones,

subir la vertical vertiginosa.

Desertor de gastadas emociones

voy, cazador de insospechadas presas,

a quitar la capucha a mis halcones

escépticos de todas las sorpresas.

Tomado de: Antología Sinaloense, Higuera, Ernesto, Ediciones Culturales del Gobierno del Estado de Sinaloa, Volumen I, 1958.

Sonríe… Mientras

Por Olalla Tracy de Velázquez

Si Eres joven, Sonríe

Por el ansia que siente de vivir …

Si eres viejo, sonríe

Por la satisfacción de haber vivido …

Sonríe MIENTRAS cruzas el sendero

Que te marcó el destino …

Sonríe vas MIENTRAS por el camino

AUNQUE sepas que no es el verdadero …

Sonríe … Porque siempre una Sonrisa

aleja los fantasmas

en las noches oscuras de la vida

y en los días más grises de las Almas.

Aprende a sonreír para Sentir que vives.

Aprende a amar y Comprenderás el don

de saber APRECIAR tu vida …

Tomado de: Presagio, Revista de Sinaloa; Número 18, page 33.

Lee:

La Huella de sus pasos

Por Antonio López Arce

Diligentemente,

ella buscaba

La Huella De mis pasos …

en el lodo,

en la arena de la playa,

En la tierra suelta.

Yo la borraba

con ayuda del viento.

Pasaron los años,

imperceptiblemente …

y yo soy Ahora

Quien Busca La Huella

de Sus Pasos,

en el lodo,

en la arena de la playa,

En la tierra suelta,

tristemente, tristemente …

Tomado de: Brechas, Órgano de Difusión Cultural de la Región del Évora, número 30, Guamúchil, Sinaloa, otoño de 1994.

Una voz

Por Gonzalo Armienta Calderón

Tengo Entre Mis Manos UNA VOZ

Que se Hace caricia,

ensueño, luna y marzo

Levanta Una atalaya

y Se Esconde trémula

Porque No Ser de quiere,

otra vez,

voz de realidad.

Tengo Entre Mis Manos UNA VOZ,

Paloma del desierto

Que anida en el alma provinciana

Para Volver a ser,

mañana,

La Voz del campanario,

renuevo de esperanza

en el alma viril

de la patria angustiada. . .

Tengo Entre Mis Manos UNA VOZ. . .

Tomado de; Presagio, Revista de Sinaloa; Número 24, page 13.

poemas sinaloenses

El Último Indio

Por José María Dávila

Con El ojo avezado pecado Inmenso lo

y el oído sensata al silencio,

domina la estepa

de fuego y arena

El Rey del desierto.

Vuela al aire Haga mechero negro

al galope del prieto Que, en pelo,

SUS PIERNAS dominan:

silla Pecado, ni brida,

arzones del ni, ni freno.

Mirar parece y, una Lejos lo,

Donde el sol va ocultando Hacer fuego,

La Tumba Que Esconde,

Perseguida y pobre

Hacer Raza de Bronce.

Pero Aun el señor de lo Inmenso,

el señor del sagrado silencio,

domina la estepa

de fuego y arena:

es el Rey del desierto.

Tomado de: Antología Sinaloense, Higuera, Ernesto, Ediciones Culturales del Gobierno del Estado de Sinaloa, Volumen I, 1958.

Culiacán

Por José Mena Castillo

Esta añeja ciudad que ves ahora

poblada de automóviles veloces

de tiendas bancos y fenicias voces

expresión del lucero que devora.

Fue en otro tiempo casa acogedora

de frailes misioneros y feroces

soldados y colonos que de atroces

hechos colmaron la remota hora.

Todo ha cambiado en el fluir silente

del tiempo y de la vida que adelanta;

la provinciana paz es lapso muerto;

sólo nos queda como encanto cierto

del aledaño mar, la voz que canta.

Poema Culiacán

Por Jesús G. Andrade

Emperatriz que guardas los sacros lares míos,

y cuya faz reflejan las linfas de los ríos

que como dos vasallos que tu belleza encanta

se aduna presurosos para besar tu planta.

Hada buena que en tiempo de próspera fortuna

meciste con tus manos pentélicas mi cuna

y al agitar tu vara de virtudes, inquieta,

en mí surgir hiciste los sueños del poeta,

y hoy, entre las tinieblas de mi alma desolada

enciendes como estrellas los ojos de mi amada.

Yo te he visto en las tardes cual fabulosa reina,

cuando el sol que declina sus cabellos despeina,

perfilar tus encantos en el celeste domo

como en un abanico de esplendor policromo.

He mirado tu corte de núbiles doncellas,

de cuerpos voluptuosos y de pupilas bellas,

pupilas fascinantes cuyo fondo atesora

las sombras de la noche y el fuego de la aurora.

Distienden en tu alcoba sedeños cortinajes,

tintos en oro y grana los fúlgidos celajes;

tu lámpara es el astro que en el confín desmaya

y tu espejo, las ondas del transparente Humaya.

Tal vez en esas horas de ensueños vespertinos,

al reclinar tu cuerpo de contornos divinos,

en tálamos de rosas, contemplas las visiones

que entre volar de águilas y rugir de leones

engalanan tu frente con laureles de gloria

mientras tu nombre clama con su clarín la Historia.

Y pasan las legiones de antiguos paladines

guiadas por los Huitzinzones y por los Tecpatzines,

que alzan al sol sus tiendas y esparcen la simiente

de una prócer estirpe, titánica y valiente.

Súbito rasga el rayo la túnica del viento,

de una voz sináptica levantase el acento

y surge la terrible divinidad sombría,

símbolo formidable de la raza bravía

que forma el simulacro del dios, y luego avanza

conduciéndolo en éxodo, como Área de la Alianza.

Y desfilan los pueblos, y los conquistadores,

los nativos vencidos, los triunfantes señores,

dos razas que fincaron la nación venidera

que a un solo dios adora y una misma bandera.

Después la imagen épica del ínclito Rosales,

pasa entre los acordes de cánticos triunfales,

paladín-caballero, noble hijo de Belona,

que al herir vierte el bálsamo y que al vencer perdona.

¡Oh, emperatriz augusta que amaron mis mayores!

Un adalid contempla tu sueño entre las flores,

ya se acerca a tu lado con cauteloso afán,

para robarte un beso, don Nuño de Guzmán!

Andante

Por Genaro Estrada

Ha de ser siempre así, fuego sin llama,

siempre en preludio que comienza y muere

a la seguridad del día siguiente.

Me basta la presencia de tu mano,

sentir el curso de su sangre tibia

y en el leve temblor de su delicia

consumir la pastilla de los éxtasis.

Me basta la delgada hoja del aire

temblada entre mis dedos nebulosos.

Constancia del anhelo de la brasa

entre la realidad de la ceniza,

su mantenido fuego me asegura

futuro igual en el correr del tiempo.

Adverso al goce que procura el día

en la certeza que su tedio ofrece,

he de ser siempre así, como un andante

de repetido tema en su motivo.

Para qué terminarlo inútilmente

si nunca ha de acabar este preludio?

Tomado de: Antología Sinaloense, Higuera, Ernesto, Ediciones Culturales del Gobierno del Estado de Sinaloa, Volumen I, 1958.

¿Cuáles son tus poemas sinaloenses preferidos? Déjanos tu opinión en los comentarios.

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