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Los últimos 12 vochos en Culiacán y su destino en Arizona

Quién no tiene una historia que contar de su experiencia en un vocho. “Quiero comprar un carro, aunque sea un vochito”, “Todo cabe en un vochito sabiéndolo acomodar”.

22 junio, 2020
Los últimos 12 vochos en Culiacán y su destino en Arizona
Los últimos 12 vochos en Culiacán y su destino en Arizona

Quién no tiene una historia que contar de su experiencia en un vocho. “Quiero comprar un carro, aunque sea un vochito”, “Todo cabe en un vochito sabiéndolo acomodar”.

La noticia del fin de los vochos trajo lágrimas a los poblanos. Corría el año del 2003, era el mes de julio, en los días cuando la televisión y la radio solían anunciar las promociones de Julio regalado, de la Comercial Mexicana. El verano de ese año, lo más repetido en los medios noticiosos fue que el histórico escarabajo, dejaría de fabricarse en México.

Cumplía el Volkswagen unos 68 años de rodar ensueños en las familias del mundo. El llamado Auto del Pueblo se había arraigado en los corazones de las familias mexicanas, desde que en los albores de 1964 se empezó a fabricar en Xalostoc, México.

vochos, fábrica en México

Con mucha prisa se fue acomodando a la naciente pujanza de muchos sectores de la población. Se ganó a pulso el lugar preferente como el auto oficial de las dependencias de gobierno. Los burócratas lo hicieron propio.

Y qué decir del sector magisterial, cuando se empezaron a repartir plazas al por mayor, y ser profesor era una profesión de élite. Qué maestro no recuerda haber tenido un vocho y haber escrito una historia de su vida en ese escarabajo con ruedas.

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El Volkswagen era todo un paquete de aventura. Desde que te acomodabas con el cuerpo encorvado para entrar, y un volante casi pegado al pecho. A falta de aire acondicionado, al viajar, abrir la aleta de la ventanilla era un recurso obligado para refrescar. Pero al recibir el aire caliente durante el verano sinaloense, en pocas horas tenías en el rostro una adherencia pegajosa de sudor y polvo.

Y que decir de los días lluviosos, cuando viajabas con los cristales cerrados y en pocos minutos el parabrisas empañado por la exhalación, no permitía ver obsolutamente nada, y tenías que ir sacando el brazo para limpiar con un trapo. Aunque sea un clarito para ver, mientras el agua chorreaba por tu brazo.

hitler y su sueño del vocho

El Volkswagen cobró fama desde que llegó. Por todo México se decía que era el auto que Adolfo Hitler había promovido en tiempos de la Segunda Guerra Mundial. Y tenían razón, el auto fue diseñado por Ferdinand Porsche, quien soñó con crear un auto para el pueblo, sencillo, barato y funcional.

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Fue el propio Hitler quien proporcionó las especificaciones para el auto que representaría al partido nazi. Debería ser un auto familiar, de 4 plazas, con motor enfriado por aire y capacidad de 1 litro. Su consumo debería ser de sólo 7 litros de gasolina por cada 100 kilómetros y tenía que alcanzar con facilidad 100 kilómetros por hora. En ese diseño estaba Porsche cuando lo alcanzó la Segunda Guerra mundial, pero años más tarde su proyecto empezó a rugir.

fábrica de volkswagen

El Volkswagen llegó a México en 1954, el auto se estuvo importando completo de Alemania hasta 1963, y empezó su producción industrial en 1962, pero es en 1964 cuando se crea la empresa Volkswagen de México en Xalostoc. Y debido a su alta demanda, luego la planta se cambia al estado de Puebla, donde se creó la cultura industrial de los vochos, con cientos de empresas domésticas fabricantes de piezas y refacciones.

“Todo cabe en un vochito sabiéndolo acomodar”

“Quiero comprar un carro, aunque sea un vochito”, era el sueño de profesionistas y trabajadores. Mientras los autos de 8 cilindros y su arrogante motor eran la moda, los vochos en México eran los autos el pueblo. Fue en este país el auto más querido de todo el mundo.

taxi vochos

 

Estaba saliendo de la universidad cuando mi primo, “el profe Chayito” compraría un Golf, y puso en venta su vocho. Ese fue mi primer auto, una parte pagada de contado y otra a crédito. Qué días más felices. Reportero y con vocho.

Bastaron pocos días para enterarme que 3 personas en el asiento trasero eran garantía de incendio. Cuando por sobrepeso el asiento tocaba los polos de la batería, oculta bajo los resortes, empezaba a salir un humo sofocante en señal de que pronto habría llamas. Era el momento de evacuar a toda prisa la unidad, pasando de manera atropellada por sus asientos reclinables y su estrecha puerta.

A mediados de los 90 ya se escribía el fin de los vochos, cuando empezaron a fabricarse autos compactos de muchas marcas. Todos tenían mejores comodidades que el escarabajo, más espacio, mayor potencia y más velocidad, incluso hasta aire acondicionado. Todo a un precio semejante.

El 30 de julio del 2003 cierra en Puebla, México, la última fábrica de Volkswagen escarabajo en el mundo. Los poblanos se llenaron de nostalgia y clamor. Se cerró la planta, y con música de mariachis se dio la despedida, adornando con flores al último auto, el número 21 millones 529 mil 464.

el último vocho

Para conmemorar el cierre, la última edición fabricada del vocho fue un estilo retro, con influencia clásica y llantas negras de cara blanca. Se produjeron 2 mil 999 unidades.

Ese año un empresario estadounidense que se congregaba en una iglesia evangélica de Phoenix, Arizona, se contactó con el pastor Bacilio Alfaro en Culiacán, para ver la posibilidad de comprar vochos de la edición especial. La comercialización del escarabajo antes estuvo prohibida en Estados Unidos, pero no la de colección.

Apenas nos dijo, y el siguiente día ya estábamos en la agencia de Culiacán comprando los remanentes. Sólo quedaban 10.

Se pagó por cada unidad 84 mil pesos, pero el cliente estaba interesado en más. Ahí bajo el puente negro, a un costado de “la callecita” una agencia de autos usados tenía 2 vochos en reventa, de esa edición. También los compramos.

adios a los vochos

El siguiente viernes, Jesús Sainz Navarro y yo íbamos manejando cada uno un vocho nuevo, rumbo a Nogales Sonora. Llevarlos fue un servicio voluntarioso que hicimos sobrados de entusiasmo, con tal de tener un paseo largo. Así desde la madrugada fuimos dejando los fértiles valles de Sinaloa para entrar al desierto sonorense sin ningún sobresalto.

Los  2 vochos no dejaban de ronronear, con su motorcito nuevo, como gatito alegre. Pasando el crucero de Guaymas, unos nubarrones negros daban promesa de lluvia a las monumentales cactáceas, conocidas como sahuaros o sirios, las reinas del desierto. Y se cumplió, unas gotas gruesas hacían resonancia en la bóveda del escarabajo, como queriendo abollarlo. Fue el año que la presa de Hermosillo volvió a captar agua.

Al llegar a Nogales Sonora, unos 900 kilómetros de travesía, esa tarde apenas alcanzamos a comprar los seguros de auto para introducirlos a Estados Unidos. En la frontera del lado mexicano ya esperaban otros dos choferes gringos. El regreso en autobús fue más para dormir. Cuando llegamos a Culiacán nos regalaron 200 dólares a cada uno. Mejor motivo para ir alegres a frontera los siguientes 5 viernes, con su respectivo estímulo.

vocho azul

Con sueldo de reportero nunca pude comprar un bocho nuevo, pero tuve el gusto de pilotear los últimos 6 escarabajos de llanta cara blanca que se vendieron en Culiacán. Hoy que es día Internacional del Escarabajo de Volkswagen, no puedo dejar de recordar las grandes polvaredas que levantaba con mi vocho recorriendo el lecho del río Fuerte, antes que construyeran la presa Huites.

Y como omitir los días que conocí a mi esposa Sandra Yadira, sacando el brazo por la ventana del vocho azul. Días de gloria, días de vocho.

http://fiesta106.fm/fanaticos-celebran-el-dia-internacional-del-escarabajo-de-volkswagen/

 


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