VIDEO: El profundo silencio del templo de La Guásima, Concordia
De acuerdo a los datos proporcionados por algunos de los ancianos más longevos de este pueblo, el templo del lugar data del año de 1807.
De acuerdo a los datos proporcionados por algunos de los ancianos más longevos de este pueblo, el templo del lugar data del año de 1807.
Recuerdan que por encima de la entrada principal existía una antigua inscripción que mostraba dicha fecha, pero debido a las diversas capas de pintura aplicadas a través de los años, este antecedente se fue desvaneciendo hasta perderse por completo.
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En la actualidad, esa fecha permanece vigente solamente en la memoria de los habitantes de antaño.
La soledad se apoderó del templo por la falta de un cura para oficiar las misas, provocando que poco a poco los fieles que aún viven en la comunidad, optaran por dejar de asistir.
Desde entonces, las puertas permanecen cerradas y el templo ha pasado desapercibido durante considerable tiempo.
Las campanadas se escuchan esporádicamente, ya sea por motivo de alguna ocasión especial o el caso contrario, un funeral.
Dentro del templo se percibe un profundo silencio que al caer la noche puede convertirse en una sensación tenebrosa si decides pasar el rato ahí adentro, cosa que nadie lo ha experimentado.
A simple vista es fácil darse cuenta de la antigüedad de la edificación, su tejado con vigas de horcones así lo demuestra, los detalles de su retablo hace que involuntariamente voltees y aprecies los santos que reposan en él, dando la sensación de que te siguen con su mirada fija.
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En la sacristía se encuentra un antiguo baúl laminado, que resguarda en su interior suficiente valor histórico. ¿Te atreverías a pasar la noche dentro de este antiguo templo?...
El nombre de la comunidad se debe a las grandes cantidades de árboles conocidos como "Guásima" que abundan en el entorno.
Existen muchas leyendas en las que sobresalen avistamientos de monjes o frailes, siluetas que según los lugareños se les ha visto deambulando entre el monte; seguros de esto, comentan que esconden su rostro bajo la capucha y su vestimenta recorre los alrededores flotando, es decir, sin piernas ni cabeza a la vista.
La raíz de esto puede estar en el viejo camino que atravesaba por este poblado, el cual bajaba de Pánuco y mediante carretas transportaban oro hacia El Rosario, en el transcurso los pasajeros sufrían asaltos y hasta la muerte, entre ellos los mencionados monjes.
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