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Brindar lo que tienen eleva a las Alturas a la familia Meléndrez Amézquita

En una papelería de corazón grande arman y donan regalos a niños con cáncer y otras enfermedades. La generosidad forma parte del estilo de vida de la familia Meléndrez Amézquita, motivando a otros para servir.

27 diciembre, 2021
Brindar lo que tienen eleva a las Alturas a la familia Meléndrez Amézquita
Brindar lo que tienen eleva a las Alturas a la familia Meléndrez Amézquita

En una papelería de corazón grande arman y donan regalos a niños con cáncer y otras enfermedades. La generosidad forma parte del estilo de vida de la familia Meléndrez Amézquita, motivando a otros para servir.

Judith y Rafael han cumplido sus sueños en base a la dedicación. Hoy dan de sí para ayudar a otras personas más necesitadas.

Judith, Rafael y Yatziry, forman una familia excepcional. Son de esas personas caritativas que siempre están en busca de ayudar a quienes más lo necesitan.

Con un genuino interés de servir, realizan desde el interior de su familia diversas obras que demuestran amor por personas menos favorecidas.

Hace tres años, la familia Meléndrez Amézquita decidió emprender. Establecieron una papelería en Alturas del Sur, y aunque en un principio fue muy complicado, con el sentido de servicio que les caracteriza han logrado ganar más que clientes.

Ellos tienen amigos y vecinos que los buscan y recomiendan por ser “diferentes”. Esa diferencia, radica en las buenas intenciones de ayudar a quienes llegan hasta su negocio.

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“Nosotros queremos hacer más que clientes. Queremos amigos. Si llega alguien buscando un material para hacer algún proyecto, nosotros les hacemos recomendaciones de lo que deben llevar para obtener el mismo resultado, pero de una manera más económica. Eso lo valora la gente”, asegura Judith, quien con una sonrisa recibe a todos los que entran a su negocio.

Judith y Rafael, siempre se han distinguido por hacer el bien a los demás, y sumarse a las causas nobles.

Ellos recuerdan que hace un tiempo llegó una señora a su papelería en busca de algunos materiales para hacer unas pulseras. Esas pulseras tenían como finalidad pagar el tratamiento de quimioterapia de su hijo.

Así fue como se hicieron amigos de la señora Ana, que a pesar de la aflicción que sufría con su hijo Kevin, que padecía de cáncer; siempre dedicaba de su tiempo para ayudar a los niños que vivían con esta enfermedad.

Ana, y Kevin, el niño de las pulseras fueron la motivación para que la familia Meléndrez Amézquita enterneciera su corazón y deseara unirse a esas causas nobles.

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Al partir; Kevin les dejó junto a la señora Ana la encomienda de brindar ayuda a los niños con cáncer.

“Conocer a la señora Ana y a Kevin, fue un detonante para que nosotros deseáramos ayudar aún más a los niños que padecen cáncer o alguna enfermedad terminal. Desde entonces, nos unimos a esta causa de llevar presentes a los niños de los hospitales”, dice Rafael con una voz de convicción, al saber que hacer feliz a un niño es traer felicidad a más personas.

Judith comenta que su clienta y amiga, les comentó que va a los hospitales y busca a los niños con diagnóstico muy adverso, y les lleva algunos presentes en las fiestas decembrinas. Así fue como decidieron formar un nuevo estilo de vida aportando un poco de lo mucho que ellos tienen.

“Decidimos como familia formar parte de esa causa. Durante todo el año juntamos regalitos, tenemos bolsas de juguetes que llevamos al Hospital Regional No. 1 del IMSS, al Pediátrico también, e incluso, les damos regalos a los niños en situación de calle”, dice Judith.

Con una voz de satisfacción, Judith señala que tomar herramientas de trabajo y recibir ayuda de otras manitas infiltradas para armar los regalos, al ver la carita de sorpresa y alegría de los niños paga cualquier sacrificio que se pueda hacer.

“Se siente tan bonito darles una alegría a los niños. No necesita ser un regalo costoso, de lo poquito que tenemos tratamos de dar un granito para ellos. No tenemos mucho, pero lo que tenemos es para compartir con quien lo necesita”, dice Judith con una sonrisa.

Esa misma enseñanza es la que comparten con Yatziry, su hija adolescente de 12 años, que de igual forma es pieza clave para que la familia pueda sentirse agradecida por lo que ellos llaman sus bendiciones.

Aseguran que entre más ayudan, más se les multiplica; y tienen la máxima de que todo lo bueno que hagan en beneficio de otras personas, todo regresa a ellos en gran manera.

Y sin la intención de recibir nada a cambio, toman su bolsa de juguetes y se preparan para ir a llevar sonrisas y alegría a los niños que padecen sus días de dificultad.

Convirtiendo su papelería en una caja de regalos y gran afecto, sin duda, la familia Meléndrez Amézquita son personas de Altura y un gran corazón.

Periódico de Alturas del Sur – Diciembre 2021

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