Tienes empresa y no sabes del Optimismo de la dueñez
No estaría mal que si eres empresario te asomes al concepto de la Dueñez Empresarial de Carlos Dumois, ya lo hicieron empresarios de la Industria de la Construcción.
No estaría mal que si eres empresario te asomes al concepto de la Dueñez Empresarial de Carlos Dumois, ya lo hicieron empresarios de la Industria de la Construcción.
Si eres empresario y en esta recesión económica no te ha ido como esperabas, te sentará bien contagiarte del optimismo de la dueñez, como ya lo hicieron empresarios de la Cámara Mexicana de la Industria de la Construcción (CMIC) en Sonora.
Es que el pasado 29 de septiembre los miembros de la CMIC tuvieron un encuentro con Carlos Dumois, creador del concepto de la Dueñez Empresarial Exponiendo las razones por las cuales dirigir exitosamente una organización en tiempos difíciles depende principalmente de la postura mental de su líder.
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Con enfoque de viraje estratégico, Dumois considera que si el líder asume una actitud optimista, encuentra oportunidades en la situación adversa y dispara el sentido de lucha en cada colaborador. No está equivocado, porque el sector empresarial es la empresa de particulares, desempeñándose en competencia con sentido creativo en condiciones no siempre amigables.
Si has llegado hasta aquí, lee lo que Carlos Dumois te recomienda de su propia letra acerca del Optimismo de la Dueñez:
Faltan muchos meses de crisis. No hemos tocado fondo. Veremos millones de contagios más, y tal vez millones de muertes también. La economía seguirá estancada o hundiéndose, al menos por un par de años. Después vendrán más movimientos sociales, hambre y miseria. Esos son los hechos más probables de lo que nos espera vivir a corto plazo.
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Entre los once países que el 24 de junio de 2020, mostramos más casos del Covid-19, seis somos de origen latino (Brasil, España, Perú, Chile, Italia y México). ¿Será coincidencia? O es fruto de una mezcla de nuestra manera de gobernarnos, de nuestra forma de ser y de nuestras propias carencias.
¿Por qué tratamos de ocultar la realidad? Esta es la que nos tocó vivir. Y en ella tenemos que trabajar, que convivir, y también soñar y hacer planes de futuro.
Los empresarios somos líderes de opinión. No representamos masas ni movemos países, pero sí que somos la plataforma económica de la humanidad. Las naciones estancadas, como Cuba o Corea del Norte, Uganda o Afganistán, por distintos motivos, no han sido capaces de construir un tejido empresarial relevante ni ofrecen garantías ni seguridad a la inversión privada. Mientras no lo hagan no saldrán del estancamiento.
Los empresarios no somos a quienes nos tocó la mayor parte de la riqueza del mundo. Somos los que la creamos. Para hacerlo arriesgamos nuestro patrimonio, nos la jugamos con nuestras decisiones y tomamos decisiones que no siempre funcionan.
Es la dueñez de quienes gobiernan el destino de las empresas la que tiene la capacidad de generar, multiplicar y capturar valor en sus organizaciones.
Ahora nos toca mostrar de qué estamos hechos. Ahora es cuando de verdad se va a ver quiénes son optimistas. Los pusilánimes y cobardes se retirarán del ruedo. Los hombres y mujeres de empresa se distinguirán. Lo que hagan o dejen de hacer dejará huella, para ellos y para sus comunidades.
Pero el optimismo de la dueñez no es un optimismo esperanzado. No es el optimismo del que se cree suertudo, o del que espera que le toque “la buena”. Es un optimismo “promotor de óptimos”, luchador, visionario, realista y perseverante.
El optimismo de la dueñez está basado en tres pilares fundamentales. Los describo.
Confianza en sí mismo y en su organización. El verdadero dueño no espera que le hagan la tarea. No cuenta con que alguien le ayudará. No parte de privilegios que dependen de la dádiva de terceros. Su confianza está sostenida en que cree en su capacidad de liderazgo y confía en su equipo de trabajo.
Capacidad visionaria. No es que los empresarios se dediquen a hacer adivinanzas o que traten de proyectar el futuro a ver si le atinan. Es su intuición y creatividad la que construye un futuro lograble, y su liderazgo el que compromete y entusiasma a su equipo para hacerla realidad.
Perseverancia. Generalmente esa visión no transita por autopistas. La mayor parte del tiempo avanza por caminos empedrados, o a campo traviesa, enfrentando muchas adversidades y obstáculos. Es el pensar siempre en el “Cómo sí” el que va abriendo brecha y conduce a su organización. Es su espíritu incansable la locomotora que mueve la embarcación a través de cualquier mar, esté como esté.
Hoy necesitamos de ese optimismo, el de la dueñez recia, vigorosa y con carácter.