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A través de sus imágenes Antonio Luna une la fe con la tradición entre las familias de Navolato

A sus 20 años recorre el país vendiendo sus imágenes religiosas.

20 marzo, 2024
Navolato es una de las ciudades preferidas para Antonio Luna donde vende sus imágenes.
Navolato es una de las ciudades preferidas para Antonio Luna donde vende sus imágenes.

Antonio Luna, un joven de aspecto humilde y con una sonrisa enorme, recorre las calles de cada pueblo del país para ofertar su trabajo. Con pies cansados, pero cargado de la misma fe que “vende”, trata de terminar rápido su jornal para regresar pronto a casa.

Este joven poblano lleva consigo más que simples imágenes religiosas. Su vida está impregnada de fe y devoción fraguada en cada escultura que elabora con sus propias manos y vende a lo largo y ancho del país.

Navolato ya es su destino anual. Antonio emprende su viaje cargando consigo imágenes que buscan llenar de espiritualidad y creencia a las familias de esta ciudad y sus comunidades.

Antonio Luna vende imágenes religiosas
Cargado de fe, Antonio Luna recorre Navolato para vender sus imágenes religiosas.

Su taller, aunque modesto, es un pequeño espacio donde deja salir la creatividad y sus manos se llenan de destreza. Lo mismo trabaja con cerámica, resina y fibra de vidrio para dar vida a figuras sagradas como la Virgen, el Cristo, el Sagrado Corazón, San Juditas, la Sagrada Familia y San Miguel.

La tradición de su arte no proviene únicamente de su propio esfuerzo, sino que se conecta con las raíces familiares que se remontan a su padre, quien le enseñó el oficio. La pasión por el arte religioso fluye en su sangre, dando vida a su tallercito que ha prosperado con el paso de los años.

Con la ayuda de Dios
Antonio talla sus figuras sacras con fe para los navolatenses.

Su trayectoria

Antonio no empezó en su oficio a una edad tardía; a los 11 años ya se encontraba inmerso en la elaboración y venta de estas piezas de fe.

Su trayectoria comenzó tímidamente, vendiendo a comerciantes locales y aprendiendo las complejidades del arte poco a poco. La primera imagen que moldeó con sus propias manos fue la Virgen de Guadalupe, un desafío que marcó el inicio de una carrera dedicada a expresar la espiritualidad a través del arte.

Su labor no se limita únicamente a Sinaloa, ya que sus creaciones viajan por todo México, desde Tijuana hasta Cancún, desde Culiacán hasta Valladolid.

Antonio ha experimentado con la venta en diversos lugares, pero su visita anual a Navolato es una tradición que perdura. Aunque también ha explorado ciudades como Ciudad Juárez, su corazón parece estar ligado a la fe que encuentra en cada rincón de la República Mexicana.

Desafios personales

En medio de la plática amena con el equipo de Tus Buenas Noticias, Antonio revela detalles de su vida personal. A sus 20 años, ya está separado y es padre de una niña de 2 años.

A pesar de los desafíos personales, su dedicación a su labor y la pasión que siente por sus creaciones nunca titubean. En cada escultura, se refleja no solo la destreza de sus manos, sino también la resiliencia y el espíritu de fe que lo impulsan a seguir adelante.

Ese joven que ven caminando todo el día sin importar las inclemencias del tiempo, es Antonio. No solo lleva consigo sus piezas de arte. Lleva su historia de tradición, fe y perseverancia que fortalecen a las personas que adquieren la obra de sus manos.

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