Columna: Reflexiones de un aspirante a buen vecino. Por Miguel Calderón.

En días recientes leí de la autoría de 2 buenas amistades sus puntos de vista acerca de la nueva forma de trabajar intensivamente desde casa. Daniela Chu posteó en LinkedIn un interesante texto con un título muy sugestivo “Cómo evitar ladridos en una reunión importante”. Pocos días después de Daniela, Juan Pablo Ramírez compañero de trabajo, con quien he forjado una amistad cercana, publicó en Tus Buenas Noticias un artículo llamado “Olvídate de la oficina tradicional y saca provecho a la nueva normalidad que nos deja el COVID-19”. Ambas temáticas rondan alrededor de las dificultades y las ventajas de comenzar el Home Office.

¿Cómo adaptar nuestras mentalidades y costumbres a esta nueva manera de reportar nuestro trabajo? Veamos.

Desde 2017 la experta en realización de estudios Gallup descubrió, en su estudio State of the American Workplace, que las personas con opciones de trabajo a distancia tenían mejores niveles de compromiso con la empresa y aumentaban su productividad. Sin embargo, la gran mayoría de las organizaciones no se compró esta idea y terminaron por verse forzados a hacerlo con la inesperada presencia de la pandemia.

Pero más allá de las decisiones de los líderes de las organizaciones, ¿qué tanto está preparada nuestra familia que convive con nosotros en casa? Hay más de una anécdota en la que el ruido de la licuadora, el ladrido de la mascota o el llanto de los bebés interrumpe momentáneamente una sesión de trabajo frente a la LapTop.

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Es una práctica común que algunos proveedores a domicilio hagan sonar su claxon o ponga alguna música distintiva. Los ejemplos clásicos son de los vendedores de agua o del periódico impreso.

Curiosamente, desde 1992 el municipio de Culiacán norma este tema con el reglamento de ecología y protección al ambiente en su artículo 160 que dice: “Queda estrictamente prohibido dentro de la zona urbana, el uso de aparatos de sonidos o instrumentos de altavoces con fines de propaganda o distracción que afecten a la vía pública o causen molestias y alteraciones al medio ambiente o a los vecinos”.

Habría que definir qué es propaganda o distracción para que estos ejemplos con los que ilustre anteriormente apliquen o no. El hecho es que en más de una reunión de home office han estado presentes los anuncios de que ahí viene el agua o las noticias de la mañana.

Daniela recomienda utilizar audífonos para focalizar tu atención en las sesiones, pero también para aislar de alguna manera los ruidos ambientales en el micrófono que hace juego con ellos.

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Juan Pablo asegura que el diseño de una jornada laboral de home office te hace la vida más feliz porque tienes un balance vida-trabajo más saludable. Mi opinión es que sin duda la labor desde tu domicilio te ahorra tiempos de traslados y con ello estrés innecesario.

Pero tienes que convocar una reunión familiar para que todos los miembros de la misma sepan que hay alguien trabajando en casa y que se requiere de ciertos acuerdos para salir de la encomienda con éxito.

Un poco complementando las acertadas contribuciones de Juan Pablo y Daniela agregaría que, después de la plática familiar y sí es posible con la mascota, busquemos ese lugar de la casa en el que menos ruido exterior se cuela. Finalmente, compartan los horarios con los demás miembros de la casa y que díganle al del agua y al del periódico que le bajen 2 rayitas a su perifoneo.