Las presas hidráulicas de Sinaloa y los canales de riego
La riqueza agrícola de Sinaloa se debe a la más grande red hidráulica del país, y la habilidad de sus agricultores para hacer negocios.
La riqueza agrícola de Sinaloa se debe a la más grande red hidráulica del país, y la habilidad de sus agricultores para hacer negocios
Por las grandes presas hidráulicas de Sinaloa, la agricultura ha sido la actividad primaria por excelencia. Durante el porfiriato, grandes compañías dominaron la actividad en el valle de Culiacán, como la Hacienda la Primavera en Navolato, propiedad de la familia Almada y la Hacienda de Redo en Eldorado de la Familia de Diego Redo.
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Al estallar la revolución mexicana, las actividades se paralizaron, las familias dominantes se fueron al extranjero y el campo sinaloense quedó abandonado. En la década de los 20’s, siendo gobernador el Gral. Ángel Flores, renació la agricultura y se hicieron obras de irrigación como el canal rosales.
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Tomamos, principalmente, de las obras del investigador Hubert Carton de El parteaguas de la historia de la agricultura sinaloense es la reforma agraria de 1934 a 1940, porque eliminó el latifundio, protegió la pequeña propiedad y abrió una nueva vía para el desarrollo agrícola: el ejido colectivo. Ejidatarios y pequeños propietarios fueron los protagonistas de esta historia.
Con el presidente Lázaro Cárdenas también empezó otro capítulo en la historia de la agricultura sinaloense, pues se abrió la era de las cuantiosas inversiones del gobierno federal en obras de infraestructura hidráulica.
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En 1939 se inició la construcción de la presa Sanalona sobre el Río Tamazula, que fue terminada en 1948 y aumentó la superficie irrigada de 31,000 a 94,000 hectáreas en el Valle de Culiacán.
Durante el sexenio de Manuel Ávila Camacho (1940-1946) continuaron las obras de construcción y se excavaron tres grandes canales: el de Bamoa, en Guasave, el Antonio Rosales, en el Valle de Culiacán, y el SICAE, en el valle del Río Fuerte.
Durante el gobierno de Miguel Alemán (1946-1952) la Comisión Nacional de Irrigación se transformó en la Secretaría de Recursos Hidráulicos, lo que dio mayor coherencia a la política de irrigación a nivel nacional.
Se inauguró la presa Sanalona, se construyó una presa derivadora sobre el Río Culiacán, se renovaron los canales de Guasave y se creó la Comisión del Río Fuerte para la construcción de la presa Miguel Hidalgo y del sistema hidráulico del mismo río.
En el periodo gubernamental de Adolfo Ruiz Cortines (1952-1958) se amplió la capacidad de la presa Sanalona, se inició la construcción de la presa sobre el Río Humaya y de una presa derivadora en el Río San Lorenzo. En 1956 se inauguró la presa Miguel Hidalgo, la de mayor capacidad en Sinaloa, en aquel entonces.
A lo largo de las gestiones de los presidentes Adolfo López Mateos (1958-1964) y Gustavo Díaz Ordaz (1964-1970) se construyó y se puso en operación la presa del Río Humaya, se elevó la cortina de la presa Miguel Hidalgo y se construyó la presa Josefa Ortiz de Domínguez sobre el arroyo de Álamos.
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Por estas fechas, la superficie irrigada alcanzó la cifra de 413 mil 944 hectáreas. Durante los sexenios de Luis Echeverría (1970-1976) y de José López Portillo (1976-1982) se redujo notablemente la inversión federal en Sinaloa, pero no se suspendió.
Con los presidentes Miguel de la Madrid (1982-1988) y Carlos Salinas de Gortari (1988-1992) se intensificaron las obras de riego.
Entre 1970 y 1990 se duplicó la superficie irrigada gracias a la construcción de otras presas: la de Bacurato (Gustavo Díaz Ordaz), sobre el Río Sinaloa, el Sabinal (ingeniero Guillermo Blake Aguilar) en el Río Ocoroni, el Comedero (José López Portillo) en el Río San Lorenzo.
Y se inició la construcción de otras presas como la Eustaquio Buelna, El Salto, Luis Donaldo Colosio (Huites, la más grande de Sinaloa) y otras pequeñas como El Tamarindo, y Vinorama, como se aprecia hoy en día. La última en construirse fue la Presa Picachos y está en turno la Santa María, ambas al sur de Sinaloa.