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En la polarización nadie gana, todos pierden

Jorge Zepeda Paterson analiza la popularidad de Andrés Manuel López Obrador y trata de explicar por qué está arriba de mandatarios de 13 países significativos.

8 febrero, 2021
En la polarización nadie gana, todos pierden
En la polarización nadie gana, todos pierden

Jorge Zepeda Paterson analiza la popularidad de Andrés Manuel López Obrador y trata de explicar por qué está arriba de mandatarios de 13 países significativos.

El columnista de Milenio Jorge Zepeda Paterson analiza la polarización en torno al presidente AMLO. Parte de justificar que no es sencillo encontrar una explicación a los persistentes niveles de aprobación que tiene el presidente Andrés Manuel López Obrador.

Es que refiere que la popularidad del mandatario se ha mantenido por encima del 60 por ciento, prácticamente sin altibajos, a pesar de que los muertos y desempleados convierten al arranque del sexenio en el peor en muchas décadas.

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Al analizar la encuesta semanal que realiza en 13 países la empresa estadounidense Morning Consult Political Intelligence, dedicada a la investigación de mercados, la aprobación de la mayoría de los mandatarios ha caído a niveles muy por debajo del 50%, como resultado de la pandemia y sus consecuencias económicas.

De los resultados el presidente de Inglaterra tiene una aprobación del 40%, Francia 33%, España 32%, Japón 29%, Corea 42% y Brasil 42%. En contraste la curva de popularidad de AMLO se encuentra en un 65% (registrado la semana pasada). Y no es todo, pues se ha mantenido incluso con frecuentes ascensos a lo largo de los últimos 12 meses.

En la polarización nadie gana, todos pierden

El columnista afirma que son números que parecían incomprensibles si se contrastan con los casi 160 mil muertos y los millones de desempleados que la crisis económica ha dejado en nuestro país.

Plantea Jorge Zepeda Paterson que “a juicio de la mayoría de los medios de comunicación y de la llamada opinión pública, el gobierno que preside López Obrador no ha sido inocente en estas trágicas cifras. ¿Qué podríamos concluir del hecho de que el grueso de los líderes de opinión está descontento con el manejo que el gobierno ha hecho de la pandemia y de la crisis económica, pero la mayoría de los ciudadanos mantienen la aprobación de su presidente?”

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Zepeda cree que la respuesta pudiera encontrarse en 3 hipótesis: en la primera (A) Las encuestas están equivocadas. Por alguna razón no se ha encontrado la manera de registrar el malestar de la población. ( B) Los sondeos son correctos, pero la mayoría de las personas aprueba a López Obrador porque viven engañados y creen en lo que él les dice. (C) Los llamados líderes de opinión y el grueso de los medios de comunicación no son representativos de la población en su conjunto y, en realidad, son líderes de y comunican a un segmento minoritario de la sociedad.

Concluye que la hipótesis A se tendría que desechar de manera expedita si se considera la unanimidad de las encuestas en torno a la aprobación que recibe el presidente, a pesar de que la mayoría de ellas procede de medios e instituciones críticas de su mandato. Con variantes en las metodologías o distintas formulaciones de las preguntas, el resultado ha sido esencialmente el mismo, afirma.

Considera a la hipótesis B más polémica. Se pregunta: ¿La mayoría de las personas aprueba al Presidente porque es víctima de un engaño?. Afirma que para apuntalar esta tesis sus críticos citan una y otra vez realidades que contrastan con las expectativas de la gente o destacan las ocasiones en las que el Presidente cita datos incompletos o sacados de contexto. ¿Y si esos críticos tienen razón, porqué no pueden convencer a la mayoría de los mexicanos?. Tienen los medios y tienen los argumentos ¿o no?, se cuestiona.

Y se responde. Sí y no, porque los críticos de López Obrador tienen los medios y tienen los argumentos, pero estos medios y argumentos no son los del universo al que se dirige el Presidente. Considera que esos mensajes no hacen mella en el México sumergido, ausente hasta hace poco en los escenarios decisivos de la vida nacional.

El analista considera ilustrativo que ese 60 porciento que apoya a AMLO se asemeja mucho a la cifra de 56% de la población activa que trabaja en el sector informal.

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Considera que “estos últimos no caben en el modelo económico de los últimos sexenios; no es sorprendente entonces que muchos de ellos tampoco se sientan representados ni por los líderes de opinión ni por las opciones políticas que condujeron a este estado de cosas”.

En el análisis de la hipótesis C, afirma que “el diagnóstico que hace el Presidente de los problemas del país y, sobre todo, las soluciones que está aplicando para responder a ellos, son incongruentes con la visión que poseen buena parte de los sectores medio y élites, pero responde a las reivindicaciones y deseos de poco más de la mitas de la población que, por vez primera, considera que alguien habla a su favor. Es decir, a favor de los pobres y en contra de los privilegiados”.

Y en tanto sean mayoría, afirma Zepeda, el presidente mantendrá sus niveles de aprobación, no importa cuántas incongruencias se exhiban de la 4T. el columnista considera que la diaria diatriba de los presuntos desaguisados que comete el gobierno mostrada en los medios y argumentada en las columnas y los programas de radio no impactan en una población que se siente marginada, excepto por el hecho d e que ahora está en Palacio alguien que habla en su nombre.

Considera que esa es la importancia política que tiene para López Obrador mostrarse todos los días en su cruzada a favor de unos y en detrimento de otros.

Y la polarización tiene su punto de encuentro en este tema, porque según la explicación del columnista de Milenio, “estas dos fuerzas antagónicas encuentran en la polarización una respuesta inmediata, aunque equivocada. Los críticos de AMLO están convencidos de que tarde o temprano la denuncia de los errores e incongruencias de la 4T cambiará el parecer de las mayorías, pero lo único que consiguen es predicar a los ya conversos. Pero aún, la crítica en contra de López Obrador confirma, a ojos de los que creen en él, su compromiso con los pobres”.

Y remata afirmando que “en consecuencia ambas partes apuestan a la polarización, lo cual en última instancia favorece las posiciones del Presidente. Salvo que en este caso, lo que es bueno políticamente para él, no lo es tanto para el resto del país”.

A lo expuesto por Jorge Zepeda Paterson, nosotros agregaríamos que la polarización no es buena. Nadie gana, todos pierden.


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