Según el estudio “Georreferenciación de accidentes de tránsito en zonas urbanas ocurridos en 2020, elaborado por INEGI” Sinaloa es el estado con la tasa más alta de mortalidad a causa de los siniestros viales. De estos, Culiacán es el municipio que más aporta a este registro, con casi el 40% de la mortalidad total.

El mismo reporte indica que la población en riesgo en Culiacán se concentra en el rango etario entre los 15 a 29 años de edad, siendo alrededor del 27% de la población del municipio.

Desde Mapasin desarrollamos el estudio de la siniestralidad que se registra mes a mes en Culiacán, dentro de la mancha urbana, con lo que nos dimos en la tarea de segmentar un poco más esta información y encontramos que dentro de este rango (15 – 29 años), la edad que más se involucra en la siniestralidad vial es la de 25 años con un 11% del involucramiento total.

Sin embargo, si tomamos los años dentro de este rango de edad que están dentro de la minoría de edad (15 – 16 – 17 años) el involucramiento de estos sería del 8%. Estos datos son del estatus de conductores, es decir, ellos conducían al momento de participar en el siniestro vial.

¿Qué pasa en Culiacán y en Sinaloa para que esto se siga dando año con año?, tomando como referencia estos datos, se podría concluir que una de las grandes problemáticas es que no estamos capacitados para conducir un automóvil, al que se entiende como una potencial arma.

Y parte de ello tiene mucho que ver con la facilidad con la que te otorgan una licencia de conducción, lo cual basta con ir, solicitarla, pagarla y listo, ya puedes conducir de manera legal por las calles. Pero, en realidad NO se sabe si la persona cuenta con la capacidad para hacerlo, reflejos, actitudes, conocimiento de la ley y señalamientos, etc. Y por los registros de siniestralidad vial que nos dejan en ese poco honroso lugar parece que no lo estamos.

Una de las principales acciones que inciden directamente para mejorar la seguridad vial, es hacer un proceso de otorgamiento de licencias de conducir más estricto, que no solo cueste dinero, si no tiempo; en el que pasas por diferentes procesos y etapas para poder demostrar que se cuenta con la capacidad y actitudes para poder conducir.

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Esta medida no nace de la nada, de hecho, está bien respaldada por la idea de un enfoque sistémico y visión cero de la seguridad vial, incidiendo directamente en dos rubros: gobiernos e instituciones y usuarios seguros. Con el primero, transformando en proceso más detallado y cuidadoso para otorgar la licencia, logrando tener conductores perfectamente capacitados para responder a cualquier situación que se presente en las calles.