El valor económico de los ecosistemas
Una resiliencia ambiental que sigue resanándose a pesar de y en contra de nuestra indiferencia.
Letras de vida | Dr. Xicoténcatl Vega Picos
Desde hace tiempo parece que existe un afán de la especie humana por acabar con la naturaleza. El objetivo es el aprovechar los recursos naturales a costa de su mismo exterminio. Por ejemplo, utilizamos los bosques para la producción de papel, madera, resinas, leña, entre otros. Son beneficios económicos tangibles. Corto el árbol y lo transformo para su venta. Dinero relativamente fácil, al menos es lo que pienso.
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Sin embargo, estos bosques nos proveen diversos servicios ambientales que no los cuantificamos. ¿En cuánto se puede valorar un paisaje boscoso a la persona que gusta del senderismo? Que contesten esa pregunta los del Grupo de Facebook “Senderismo en San Ignacio”. Esos que fueron al cerro de Los Frailes. ¿Qué costo le dan al paisaje que vieron? ¿Lo volvería a realizar?
O ¿Cuánto cuesta el agua que retiene el follaje de un ecosistema o una cuenca hidrológica en buen estado de conservación? Por ejemplo, veamos lo que representa la conservación del Lago Gatún para Panamá, utilizando sólo algunos datos que encontramos en la Red. ¿Por qué el Lago Gatún? Porque de esa cuenca hidrológica se surte el agua que requiere el canal de Panamá para el cruce de los más de 14 mil barcos en el 2021. Cada uno de ellos requirió en promedio 189 mil 200 m3 de agua.
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Para ese país representó ingresos superiores a los 10 mil millones de USD por el uso y otros 6 mil millones más de impuestos. Se estima que el 5% del comercio mundial pasa por esos poco más de 80 kilómetros de longitud que tiene el canal. ¿Cuánto nos ahorramos los consumidores en dinero por las 8 o 10 horas que dura el cruzarlo?
De ese tamaño son los servicios ambientales que provee una cuenca que se encuentra en buen estado de conservación. Esto es lo que representa para Panamá y la economía global.
Las cuencas hidrológicas de los once ríos que cruzan la geografía sinaloense son el soporte de la agricultura y otras actividades. Datos del CODESIN nos indican que en el 2020 dicho sector generó 60 mil 874 millones de pesos en el mercado. Nada mal si consideramos que es poco o nulo lo que se hace para conservar los bosques de la parte alta de la cuenca.
Con $500 pesos se puede conservar una hectárea de bosque o selva tropical seca en la zona de Monte Mojino, municipios de El Rosario y Concordia. Conservar los poco más de 108 mil hectáreas de este ecosistema serreño generaría un aproximado de 221.4 millones de metros cúbicos de agua al año.
Con eso sobraría para abastecer a todos los centros urbanos del sur de la entidad. Incluyendo la ciudad de Mazatlán. Es más, es probable que la calidad del agua en el puerto mejore de manera significativa, pues el agua chocolatosa que utilizan los mazatlecos pasaría a la historia, debido a que al conservar la cobertura forestal evita la erosión de los suelos. Se acabarían las calcetas para filtrarlas.
Estos son dos ejemplos en los que más o menos les podemos poner pesos y centavos a ecosistemas que están o merecen ser protegidos. La realidad es que el beneficio es mayor. Desafortunadamente la mayoría de las veces no son cuantificables.
Pues el pasar por un bosque para llegar al punto más alto de la sierra madre puede tener un valor diferente para el que lo hace caminando o para el que utiliza una 4x4. Ambos buscan la misma meta, pero el medio que utilizan es diferente y no podemos valorarlo.
Lo ideal sería el buscar una fórmula que nos permita aprovechar estos recursos naturales y que los cuantifiquemos monetariamente, incluyendo la pérdida de los servicios ambientales que esto conlleva. El ponerle un coste a todo ello podría ayudarnos a valorarlos en su justa magnitud.
Uno no valora lo que no conoce. Seguimos reacios a detener el impacto que día a día tienen los diversos ecosistemas en detrimento de la calidad de vida, no solo de la especie humana sino de aquellas que también cohabitan con nosotros. Una resiliencia ambiental que sigue resanándose a pesar de y en contra de nuestra indiferencia.