Navito pinta su historia con un mural que une generaciones y honra sus raíces ancestrales
El arte se convierte en un puente para la paz y la identidad en la comunidad más antigua del nuevo municipio

En Navito, un pueblo que respira historia a solo dos kilómetros de Eldorado, la comunidad decidió alzar la voz sin gritos, sin pancartas: con pinceles, colores y leyendas. En el corazón del poblado, un mural colectivo comenzó a tomar forma como símbolo de unión, cultura y memoria.
Un orgullo de pertenencia

La obra no es solo un adorno en la pared. Es un acto de pertenencia, de resistencia y de orgullo.
Fue creado por el colectivo Artesanos del Arte, integrado por los artistas Norberto Aguirre, Enrique Ramos y Joaquín Silva, quienes han trabajado durante años en San Lorenzo y ahora se suman con compromiso y corazón al proyecto 'Vamos Pintando' de la mano con Suma Sociedad Unida.
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Pero aquí el arte no se impone, se decide. Fue en asamblea comunitaria —con la voz de niños, jóvenes, adultos mayores— donde se definió qué debía contar el mural.
La historia de Navito

La historia ancestral de Navito, desde la llegada del águila que dobla a la serpiente, el arribo de los españoles, los pueblos indígenas que resistieron, y la figura protectora de San Miguel Arcángel, con la que comienza la leyenda de esta comunidad que aún se llama Villa de San Miguel Arcángel de Navito.
'Queríamos que nos representara a todos', compartió una vecina durante el proceso. Y así fue. El mural se convirtió en ese punto de honor y de encuentro, donde la comunidad se reconoce y se proyecta hacia el futuro.
Un trabajo colectivo

Mientras los artistas pintaban, los más pequeños trabajaban con barro, guiados también por el colectivo.
Crearon máscaras tradicionales para los fariseos que participarán en la representación de Semana Santa, reafirmando la importancia de esta fiesta que pasa de generación en generación y donde ser fariseo no es un papel cualquiera, sino un honor dentro del pueblo.
Las piezas de barro también se expusieron como parte de la celebración, mostrando cómo el arte no solo une, también enseña, conserva y transforma.
Navito no solo está pintando un mural: está construyendo paz, recuperando su historia y sembrando futuro. Porque cuando una comunidad se organiza y se expresa con arte, lo que florece no solo es un muro, sino una identidad viva que ningún tiempo podrá borrar.