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Paola es ejemplo de trabajo en su puesto de jugos afuera de la Iglesia de San Francisco de Asís en Navolato

Hace cuatro años que decidió emprender. Ahora vende jugos, licuados y sándwiches para todos en el Centro

14 octubre, 2024
Paola Sherem Mazo esl la mujer que vende jugos y sandwiches en las afueras de la Parroquia de San Francisco de Asís en Navolato.
Paola Sherem Mazo esl la mujer que vende jugos y sandwiches en las afueras de la Parroquia de San Francisco de Asís en Navolato.

Paola Sherem Mazo, a sus 38 años, ha aprendido que la vida puede cambiar en un instante, pero también que con esfuerzo y dedicación se puede salir adelante.

Vecina de la Cofradía de la Loma, junto a su esposo Alonso León y sus hijos, atiende un modesto pero exitoso negocio de jugos y licuados que establecieron en las afueras de la Parroquia de San Francisco de Asís, como esperando "la bendición diaria".

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Hace cuatro años, su vida dio un giro inesperado cuando su esposo sufrió un accidente en su trabajo en una empresa de cárnicos, lo que resultó en una pensión después de una cirugía que no salió como esperaban. Fue en ese momento cuando decidieron emprender.

"Nos dieron un dinero y lo invertimos en el negocio", recuerda Paola. “Ya sabíamos cómo manejar esto porque yo he trabajado en puestos de jugos desde la prepa, así que no fue difícil tomar la decisión”, comenta para Tus Buenas Noticias, confiada en que su experiencia sería clave para salir adelante.


Un emprendimiento que le ha costado trabajo

Los primeros días del negocio no fueron fáciles. Empezaron con lo básico: una parrilla, una licuadora, un extractor de jugos y una plancha.

“Al principio estábamos afuera de un banco, pero cerraron, y tuvimos que cambiarnos aquí afuera de la iglesia de San Francisco. Ya tenemos un año en este lugar”, relata Paola, mientras sirve un jugo verde a una de sus clientas habituales.


El negocio ha crecido con el tiempo, y aunque hay días en los que las ventas son mejores que otros, Paola nunca ha pensado en rendirse.

“Hay días que vendemos más y otros que vendemos menos, pero aquí estamos, echándole ganas”, dice con una sonrisa sincera, mientras sigue preparando licuados con la misma energía que tenía el primer día.

Para Paola, emprender no solo ha sido una necesidad, sino una oportunidad de ser un ejemplo para sus hijos.

"Tenemos tres niños y uno en camino, y aunque a veces es difícil balancear todo, ser emprendedora me permite ser dueña de mi tiempo", cuenta.


El apoyo de la familia ha sido fundamental

Tener la posibilidad de atender a sus hijos mientras trabaja es algo que ella valora profundamente.

“Si se presenta alguna situación en casa, puedo estar ahí para ellos. Para mí, es mucho mejor porque puedo cuidar de mi familia y, al mismo tiempo, sacar adelante nuestro negocio”.

El puesto de jugos de Paola y Alonso se ha convertido en un punto de referencia para los que trabajan en el Centro. La gente no solo va por sus jugos frescos y sándwiches, sino también por el trato amable y la sonrisa con la que Paola recibe a cada cliente.

Con el tiempo, ha logrado establecer relaciones cercanas con muchos de ellos, quienes reconocen su esfuerzo y compromiso. "La gente ya nos conoce, y muchos ya vienen por su jugo de siempre", comenta con satisfacción.

Dificultades económicas siguen presentes

Aunque las dificultades económicas han estado presentes, Paola nunca ha dejado que eso la detenga. "No le saco a nada", afirma con firmeza.

Para ella, lo importante es seguir adelante, sin importar los obstáculos. Y es que, además de llevar el negocio junto a su esposo, también ha sabido enfrentar los retos que conlleva tener una familia en crecimiento.

“Me siento muy contenta de ser emprendedora. Es algo que me hace sentir útil y fuerte, y sé que mis hijos me ven como un ejemplo de que con trabajo duro se puede salir adelante”, reflexiona Paola.


Entre jugos, licuados y sándwiches, ha logrado no solo crear un negocio familiar, sino también un espacio donde el esfuerzo y el amor por su familia se mezclan en cada licuado que prepara.

“Aquí estamos, haciendo lo que sabemos hacer y con la esperanza de seguir creciendo. Al final del día, el trabajo da sus frutos”, concluye con una sonrisa, segura de que su historia, como la de muchos, es una prueba de que, con dedicación, todo es posible.

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