Don Abel es el hombre que lleva remedios naturales para aliviar malestares de la gente de Navolato
Desde hace algunos años, Abel Hernández decidió vender hierbas y a su vez, enseñar sobre herbolaria a la gente joven de su pueblo.
En el centro de Navolato, justo al lado del mercado Hidalgo, hay un hombre que se ha ganado la confianza de quienes buscan alivio para sus malestares.
Abel Hernández Castro ha dedicado los últimos cinco años a vender hierbas medicinales, una labor que, como él mismo dice, le permite “ayudar a la gente a mejorar su salud”.
"Yo vengo desde la Cofradía de Navolato todos los días. Me pongo aquí a las 8 de la mañana y me voy a las 2 de la tarde, vendiendo puras hierbas para diabetes, los problemas de riñones, vesícula y otras cosas que le llegan a uno con el tiempo", comenta Abel con una sonrisa serena mientras acomoda los montones de hojas y palos secos que trae desde Culiacán.
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Esta es su manera de ayudar a la gente de Navolato
“Me interesó empezar con esto porque vi que podía ser una manera de ganarme la vida y a la vez ayudar a la gente. Las personas vienen con mucha fe, buscando el alivio que necesitan, y aunque no todos saben bien para qué son las hierbas, siempre están dispuestos a probar", explica para Tus Buenas Noticias.
La mayoría de las personas que llegan hasta él lo hacen buscando remedios para dolencias específicas.
"Hay quienes vienen por algo para la diabetes o para los riñones, otros por problemas de vesícula. La gente nueva no conoce mucho de estas hierbas, pero vienen confiando en lo que les digo. No siempre son clientes fijos, pero siempre vendo algo", asegura Abel.
La vida le da experiencias para ayudar a sanar
Su experiencia le ha enseñado no solo a identificar qué hierba sirve para cada malestar, sino también a entender la importancia de escuchar a quienes buscan una alternativa a los medicamentos convencionales.
“Todos vienen con mucha fe”, repite con humildad, reconociendo que parte de su labor es también reconfortar a aquellos que se acercan con esperanzas de encontrar en las plantas la solución a sus problemas de salud.
Acompañado algunas veces por su esposa, quien también lo ayuda en el negocio, Abel comparte que, aunque su puesto es modesto y no siempre atrae a multitudes, se siente satisfecho con lo que hace.
“La gente viene porque ha escuchado que lo que vendo les puede ayudar. A veces me compran poquito, otras veces más, pero siempre andan buscando algo para mejorar su salud", dice mientras muestra una mezcla de hierbas que recomienda para problemas digestivos.
La labor lo mantiene en pie cada día
Con 74 años encima, Abel no ve su edad como un impedimento para seguir adelante con su labor. Al contrario, su experiencia de vida lo ha preparado para enfrentar los retos diarios del trabajo y para ofrecer un servicio que, más que comercial, es personal y dedicado a quienes necesitan un apoyo natural.
Para él, cada día en su puesto es una oportunidad de hacer el bien, de ofrecer un alivio a quienes más lo necesitan, y de mantener viva una tradición que, aunque muchos no conocen, sigue siendo una alternativa valiosa en el corazón de Navolato.
"Quien siembra bondad, cosecha gratitud". Y Abel, con su labor diaria, sin duda ha sembrado mucho de eso en cada rincón de Navolato.