“Duke” el perro inolvidable, guardián del fraccionamiento Centenario pintado en mural de vecinos
Duke no fue solo un perro; Aunque ya no está, su espíritu sigue vivo a través de un mural en el parque Centenario del Río.
Duke llegó al fraccionamiento Centenario siendo apenas un cachorro, regalado a la señora Martina. Lo que comenzó como la historia de un perro más en la colonia, terminó convirtiéndose en una leyenda de cuatro patas.
“Era un perro muy noble, pero si veía a alguien con malas intenciones, no se lo pensaba dos veces para defendernos”, cuenta Martina, recordando a su fiel compañero con una mezcla de orgullo y tristeza.
Un guardian querido por todos
Por 16 años, Duke fue más que una mascota. Era el guardián del fraccionamiento, conocido y querido por todos los vecinos.
“Donde quiera que fuéramos, ahí iba Duke. Si una vecina iba a la tienda, él la acompañaba, y si algún perro intentaba morder, él se interponía”, narra Martina con una sonrisa. Los vecinos lo apreciaban tanto que también lo cuidaban; era el perro de la colonia, y a cambio, Duke cuidaba de todos, sin excepción.
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Las noches en Centenario eran diferentes con Duke rondando las calles. Su presencia brindaba una tranquilidad única. “En la noche, si veía a algún desconocido, les ladraba sin parar. Nos sentíamos seguros con él”, dice Lupita, otra vecina del sector.
Un cariño inigualable
El cariño por Duke no era solo de una familia, sino de toda una comunidad. Cuidaba las casas, las tiendas, y siempre estaba al tanto de cualquier cosa fuera de lugar.
El destino, sin embargo, le jugó una mala pasada a este noble guardián. El pasado 4 de julio, Duke fue envenenado. “Lo notamos tristón, se me pegaba mucho y lloraba. Le di medicamento, pensando que tal vez lo habían golpeado, pero ya al otro día amaneció muerto”, recuerda Martina con el corazón encogido.
Su partida dejó un vacío profundo, no solo en la vida de su dueña, sino en toda la colonia. Desde entonces, las noches son más silenciosas y el fraccionamiento ya no se siente igual de seguro.
“Nos hace mucha falta”, confiesa Martina. “Antes, la gente ni se acercaba, pero ahora hay personas que se meten hasta las puertas. Ya tenemos todo cerrado, y aunque es difícil encariñarse de nuevo con otro perro, Duke siempre será especial”.
Un mural en honor a su mascota
En honor a su lealtad y valentía, los vecinos decidieron rendirle homenaje de la mejor manera que sabían: un mural en el Parque Centenario del Río.
Allí, Duke vive inmortalizado, con su expresión vigilante y protectora. El mural es un recordatorio de lo que significaba para la comunidad y de cómo un animal puede marcar una diferencia tan grande en la vida de una colonia entera.
El mural no es solo un tributo a un perro querido, es un símbolo de lo que Duke representaba para todos: protección, lealtad y amor incondicional.
“Duke siempre estará con nosotros”, comenta Lupita, mientras observa el mural. “Nos cuidó por tantos años, y aunque ya no esté físicamente, sigue vigilando desde ese parque que tanto amaba”.
Porque no todos los héroes tienen capa, algunos tienen cuatro patas, un ladrido fuerte y un corazón que nunca deja de cuidar.