El Danubio Azul, el salón que marcó una época en la colonia Tierra Blanca en Culiacán
Figuras de antaño como Pedro Infante se presentaron en el Danubio Azul Country Club, en Culiacán
En la colonia Tierra Blanca, en Culiacán, se encuentra una barda de concreto por la calle Teresa Villas que, a pesar del paso del tiempo, aún guarda vestigios de una historia vibrante y llena de recuerdos: El Danubio Azul Country Club.
En su época de auge, El Danubio Azul fue más que un simple centro de entretenimiento.
Este salón fue un emblema cultural que reflejaba el alma de la ciudad y que, en su esplendor, acogió a figuras icónicas del cine, la música y la bohemia, entre ellos a Pedro Infante, Silvia Pinal y Fannie Kauffman “La Vitola”, y otros.
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Un salón icónico
En sus escritos, el historiador cultural Julio Bernal destaca al Danubio Azul como uno de los puntos neurálgicos de la vida nocturna de la ciudad. "Era un lugar pensado para el baile, el canto, la bohemia y grandes eventos".
De hecho, el salón fue testigo de uno de los momentos más significativos en la historia del cine mexicano, cuando el legendario Pedro Infante, ya una estrella consagrada, se presentó en sus escenarios un 10 de julio de 1947, rememora.
Ubicado en la orilla del río Humaya, por calle Teresa Villegas, entre Segunda y Tercera (Teófilo Álvarez Borboa y Agricultores), El Danubio Azul no solo fue un centro de diversión, era también un punto de encuentro familiar.
Según testimonios de vecinos y antiguos empleados, el ambiente en su época de esplendor se caracterizaba por la buena música y el respeto, un contraste con la imagen de desorden que a veces se asocia con los bares de la ciudad.
"Era un sitio de calidad, no de escándalos", recuerda Julio Bernal, quien también señala que en ese entonces se encontraba en construcción el cine Coco's, hoy desaparecido y reemplazado por una torre de departamentos.
El salón fue fundado por Don José Pérez. La propiedad, que contaba con una puerta trasera que daba al río Humaya, se convirtió en un referente de Tierra Blanca, colonia que se convirtió en una especie de extensión de la ciudad de Culiacán.
La música que marcó el ritmo
Los años 60 fueron testigos de la llegada de orquestas de renombre al salón.
Bandas como Los Santos y The Falcons, entre otras, llenaban de música el espacio, que no solo servía como un salón de baile, sino como un lugar donde las orquestas daban vida a una época dorada para los amantes de la música en vivo.
Pero fue en los 80 cuando El Danubio Azul vivió una suerte de renacimiento, aunque efímero. Las fiestas de graduación y las "tardeadas" dieron un respiro a un lugar que ya empezaba a perder parte de su esplendor.
Sin embargo, la nueva etapa del salón fue corta, y pronto el salón volvió al olvido.
El último suspiro
José Alberto Arellano, quien nació y creció en una vivienda a pocos metros del Danubio Azul, tiene recuerdos muy vívidos de aquel lugar. Su padre, don José Arellano Beltrán, fue uno de los encargados de la barra durante muchos años.
"Este salón fue muy famoso, más que el Casino o el Club de Leones", cuenta José Alberto.
El complejo tenía una estructura única, con un bar en la planta baja, un restaurante en el segundo piso y una terraza con balcón desde donde se podía observar el río Humaya cuyo cauce daba al patio del complejo.
El salón donde la gente bailaba estaba contiguo, dentro del mismo edificio, recuerdan José Alberto y su hermana Magdalena en entrevista para Tus Buenas Noticias.
A pesar de su fama, El Danubio Azul comenzó su declive a finales de los 80’s y principios de los 90’s, cuando el salón cerró definitivamente. Un último intento por reactivarlo, con un bar y algunas fiestas, no prosperó.
El último eco de El Danubio Azul se escuchó en unas fiestas "punkeras" que se celebraron en sus últimas noches de vida.
"Las fiestas ya no eran como antes", recuerda José Alberto, eran una especie de fiestas góticas en las que los asistentes, vestidos todos de negro, colocaban botes con lumbre, agrega, aludiendo a un ambiente que ya nada tenía que ver con el origen del lugar.
La despedida de un ícono
Hoy en día, el terreno que una vez fue orgullo de Tierra Blanca está baldío, cubierto por una espesa maleza, el único vestigio de aquel legendario salón es la barda con un par de borrosos logos, mudo testimonio del esplendor de El Danubio Azul.
Los vecinos riegan las plantas que adornan los muros de la barda, como si de alguna manera quisieran preservar la memoria de lo que fue.
Y aunque el edificio ya no existe, el recuerdo de este salón sigue vivo en las memorias de quienes fueron testigos de su grandeza.
Para algunos fue el mejor lugar de Culiacán, más sonado que el mismo Casino. Para otros, fue una época dorada en la que el baile, la música y las reuniones familiares definieron la identidad de una comunidad que hoy, a pesar de los cambios, sigue recordando con cariño a El Danubio Azul.
Un legado cultural
Leónidas Alfaro Bedolla, escritor y autor del libro Tierra Blanca, recuerda con nostalgia aquellos días en los que el Danubio Azul era un punto de encuentro social.
"Era un centro de baile, un lugar muy modesto pero famoso, donde se presentaban grandes bandas como Los Sirolas, Los Tamazulas y Los Coyonquis", relata para Tus Buenas Noticias.
Para Alfaro, este salón no solo fue un espacio para el baile, sino también un reflejo de una época en la que Tierra Blanca era una extensión del Culiacán de antaño.
Era un punto neurálgico de un sector que concentraba a familias poderosas y personajes de fama notoria como don Lalo Fernández, Rafael Caro Quintero, Pedro Avilés y Francisco Limón, rememora el escritor.
“Era un sitio a la postre muy modesto, pero era muy famoso porque ahí se hacían los bailes de la zona de Tierra Blanca, ahí tocaban la Banda Los Silrolas, el "Cachi" Anaya, Los Tamazulas y Los Coyonquis”.
La historia de El Danubio Azul es un testimonio de una época, un recordatorio de cómo la música, el baile y la convivencia definieron a una comunidad.
Hoy, mientras la barda aún soporta el paso del tiempo, aquellos que lo vivieron saben que, aunque el salón haya cerrado sus puertas, su legado sigue intacto en la memoria colectiva de Culiacán.
Es un referente de cómo un inmueble logra fusionar la convivencia, la diversión y el sentimiento festivo de la cultura popular. En Tierra Blanca El Danubio Azul marcó una época dorada en la historia de Culiacán.