Mercadito del Humaya, un ejemplo de resiliencia y tradición que alimenta a Culiacán
Inaugurado hace 35 años, el Mercadito Humaya ha sido testigo de sucesos prósperos y adversos en Culiacán
Inaugurado en 1989, hace 35 años, el Mercadito del Humaya ha sido testigo de sucesos prósperos y adversos en Culiacán.
A lo largo de más de tres décadas, esta plaza de abastos ha resistido crisis económicas, cambios en la infraestructura urbana y desastres naturales, siempre sin perder el objetivo: seguir alimentando a los culiacanenses.
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Hoy, a pesar de la disminución en la afluencia de compradores y los retos derivados de la inseguridad, los locatarios continúan demostrando una impresionante capacidad de adaptación y resiliencia.
Uno de los testimonios valiosos de esta historia es el de Miguel Ángel González, propietario de la Carnicería Jekaay, hijo de uno de los fundadores del mercado, Hipólito González Muñoz.
“Mi papá empezó aquí rentando, y al año y medio compró el local. En los primeros años, más del 70% de los locales estaban ocupados, pero con el tiempo, muchos fueron cerrando”, recuerda Miguel Ángel mientras observa algunos espacios vacíos.
“Mi papá sobrevivió gracias a las tarjetas de crédito, en un tiempo donde el mercado estaba muy solo. Pero nosotros nunca nos fuimos, nos quedamos a pesar de la situación difícil”, comparte para Tus Buenas Noticias, mientras olor a carne machaca y a chilorio impregnan la nariz.
Retos que han unido a locatarios
El cierre de locales no ha sido el único golpe que sufrió el Mercadito del Humaya. En 2007, con el inicio de la construcción del distribuidor vial en la carretera México 15, la parada de los camiones regionales frente al mercado desapareció, afectando directamente la llegada de clientes provenientes de rancherías y pueblos cercanos.
“Antes, los camiones se paraban aquí, y eso nos traía una gran afluencia de gente. Pero cuando hicieron el puente, esa parada desapareció, y con ella, muchos de nuestros clientes”, lamenta el propietario de la carnicería Jekaay.
Sin embargo, la historia del mercado no solo está marcada por las adversidades. En 2007, 2013 y 2018, las inundaciones causaron grandes destrozos en el lugar, pero la capacidad de los locatarios para adaptarse a los cambios fue vital.
“Con la última inundación, la depresión tropical 19-E de 2018, el gobierno nos cambió el colector pluvial, y ya no hemos tenido problemas”, afirma González con alivio. Esta mejora en la infraestructura pluvial fue fundamental para la permanencia del mercado, al evitar las frecuentes inundaciones que afectaban tanto a los comerciantes como a los clientes.
Antes, luego de la construcción del distribuidor vial, el Gobierno les remozó el mercado. Lo pintaron, le restauraron el piso y lo impermeabilizaron.
Con todo y estos esfuerzos, el Mercadito del Humaya aún enfrenta desafíos. En los últimos años, la inseguridad se ha convertido en una preocupación constante para los locatarios. “La gente ya no compra como antes. Antes compraban un kilo, ahora solo medio kilo”, explica Miguel Ángel.
Este cambio en los hábitos de consumo ha afectado a los comerciantes, pero aún así, el mercado sigue siendo un lugar vital para la comunidad.
Locatarios son la fuerza del Mercado
Armando Medina, propietario de un expendio de pollo desde hace 14 años y presidente de los locatarios, también comparte su perspectiva sobre los desafíos actuales.
Confirma que la plaza de abastos tiene 62 locales ocupados y alrededor de 20 vacíos, pero destaca que a pesar de la baja en la demanda, los locatarios activos siguen trabajando juntos para mantener el mercado operativo.
Como parte de esa organización, cada semana, aportan una cuota para el pago del servicio de intendencia y mantenimiento de las instalaciones. Y cada uno de ellos se ocupa de mantener en buenas condiciones sus áreas de pasillo.
En cuanto al horario, el mercado abre de lunes a sábado, de 6 de la mañana a 5 de la tarde, y los domingos hasta las 3 de la tarde.
A pesar de los altibajos, muchos siguen confiando en este mercado, un lugar donde la comida y el trabajo se entrelazan para crear un espacio de comunidad.
Mercadito Humaya, vital para las familias
Jorge Luis Parra, propietario de la Frutería Parra, ha sido testigo del crecimiento y de los cambios que ha atravesado el mercado. “Cuando llegué en 2003, la zona del Humaya no estaba tan desarrollada. Recibíamos muchos clientes de Badiraguato, y como no existía el distribuidor vial, la gente llegaba caminando”, recuerda Parra.
A pesar de las dificultades, los locatarios continúan con la misión de ofrecer productos frescos y de calidad a los culiacanenses.
“El mercado es un bien común, y si está bien, todos estamos bien. Es importante que la gente vea que aquí estamos luchando por mantener este espacio, porque si a nosotros nos va bien, le va bien al mercado”, dice convencido Miguel Ángel González, quien, como muchos otros, ha dedicado su vida a este negocio.
El Mercadito del Humaya es un claro ejemplo de resiliencia y solidaridad. A lo largo de los años, ha enfrentado cambios urbanísticos, crisis económicas, desastres naturales y la creciente inseguridad en la ciudad. Sin embargo, los comerciantes continúan con su labor, haciendo frente a cada obstáculo con una actitud de esperanza y perseverancia.
Y aunque el futuro pudiera resultar incierto, la historia del Mercadito del Humaya demuestra que, cuando la comunidad se une, las dificultades pueden superarse.
El Mercadito del Humaya es un sitio que brinda calidez y alimenta corazones. Es un referente en Culiacán.