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El Mercado Tierra Blanca es un reflejo de la transformación de Culiacán

Inaugurado en 1968, el Mercado de Tierra Blanca, Culiacán, fue el corazón comercial de su época, hoy un espacio que lucha por recuperar su esencia

9 diciembre, 2024
El Mercado Municipal de Tierra Blanca se ubica en la esquina de Reynaldo González y Amado Nervo, en el corazón de la colonia.
El Mercado Municipal de Tierra Blanca se ubica en la esquina de Reynaldo González y Amado Nervo, en el corazón de la colonia.

El Mercado Municipal de Tierra Blanca, inaugurado en 1968, fue en su tiempo un hervidero de vida y comercio. Un destino de camiones, tranvías y trueques en la esquina de Reynaldo González y Amado Nervo.

Ubicado en el corazón de la colonia que le da nombre, este espacio fue mucho más que un mercado: era un punto de encuentro, un núcleo económico y cultural donde las historias de la ciudad y las rancherías circundantes se entrelazaban.

El Mercado Tierra Blanca es un reflejo de la transformación de Culiacán

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Hoy, tras una intensa remodelación y cambios en las dinámicas urbanas, el Mercadito resiste con la nostalgia de quienes lo vieron en su apogeo y la esperanza de recuperar su esencia.

El auge de los años dorados

En las décadas de los 70 y 80 del siglo pasado, el Mercadito vivió su mayor esplendor. Los camiones rurales y los tranvías tropicales, adaptaciones rústicas de transporte colectivo, llegaban repletos de personas provenientes de rancherías de Badiraguato y localidades colindantes con Chihuahua y Durango.

Estas tranvías, con sus peculiares redilas y capacetes enlonados, no sólo transportaban a la gente, también otras mercancías. Desde guajolotes y gallinas hasta los materiales no convencionales, que en aquel entonces, con el permiso de la autoridad, eran una forma de trueque para muchos habitantes de la sierra.

Los pasillos del mercado estaban llenos de vida. En cada esquina, los locales ofrecían de todo: frutas frescas, tortillas recién hechas, comida caliente, ropa, herramientas y hasta artículos de talabartería.

Era común ver a las familias desayunando birria de chivo en el puesto de "El Viro" o comprando cobijas y lámparas de cacería en "La Paloma Azul". La Posada Tierra Blanca, situada a un lado del mercado, ofrecía hospedaje para aquellos que necesitaban quedarse en la ciudad.

“Había movimiento, había gente, era otro mundo”, recuerda Aurelia Elizalde, presidenta de los locatarios del mercado, quien lleva casi 40 años trabajando ahí.



El declive: cambios en las rutas y remodelaciones

El inicio del declive comenzó cuando las rutas de transporte fueron reubicadas hacia otros mercados como el Rafael Buelna. Sin los camiones y tranvías que llegaban de las zonas rurales, el flujo de personas disminuyó drásticamente.

Luego se sumó el cierre de las oficinas municipales y estatales que funcionaban dentro del mercado, como las de Tránsito, JAPAC y la Secretaría de Relaciones Exteriores, que antes atraían a cientos de personas.

La remodelación del inmueble, llevada a cabo durante la administración de Jesús Estrada Ferreiro, transformó el mercado. Y aunque el espacio mejoró en infraestructura, muchos locatarios no regresaron.

El Mercado Tierra Blanca es un reflejo de la transformación de Culiacán

"Había más ambiente antes. Ahora hay menos locales y menos gente", lamenta María Trinidad Quezada, Doña Trini, quien lleva 45 años con una cocina económica en el mercado.



Historias que resisten el tiempo

A pesar del declive, el Mercadito de Tierra Blanca sigue siendo un lugar lleno de historias. Locatarias como doña Trini y doña Aurelia mantienen viva la memoria de los tiempos de bonanza. Para ellas, el mercado no es solo un lugar de trabajo, es una parte esencial de sus vidas.

Durante la pandemia, varios locatarios fallecieron, lo que dejó aún más vacíos los pasillos. Sin embargo, quienes permanecen no pierden la esperanza de que este espacio recupere algo de su antigua gloria.

“Antes, este lugar estaba lleno de vida. Ahora, solo quedan recuerdos y unas pocas personas que seguimos luchando”, dice doña Aurelia, y al mismo tiempo dice no perder la esperanza que la situación se componga, en una muestra de perseverancia y resiliencia.

Un símbolo de identidad

Más allá de su función comercial, el Mercadito de Tierra Blanca es un símbolo de la identidad de la ciudad de Culiacán. Leónidas Alfaro Bedolla, autor del libro Tierra Blanca, lo describe como un epicentro de intercambio cultural y económico.

“La gente que venía de la sierra llegaba armada, porque así se acostumbraba, andaban en el ajo del peligro, no solo por el asunto de las bolas de goma, sino porque en la zona serrana, en los caminos, había asaltantes, facinerosos”, relata el escritor a Tus Buenas Noticias.



Hoy, los locatarios que aún quedan ven el mercado como un reflejo de su propia lucha. Resistir, como lo hacen ellos, es mantener vivo no solo un espacio físico, sino también un pedazo de la historia y cultura de Tierra Blanca. Es en Culiacán un lugar de recuerdos entre migrantes.

El Mercado Tierra Blanca es un reflejo de la transformación de Culiacán

La esperanza por delante

A pesar de las dificultades, quienes trabajan en el Mercadito no pierden la esperanza. Sueñan con un renacer, con la posibilidad de que las autoridades y la comunidad vuelvan a mirar hacia este rincón que fue fundamental en el desarrollo de la ciudad.

Mientras los pasillos vacíos esperan nuevos pasos y las paredes guardan ecos de risas y trueques pasados, el Mercadito de Tierra Blanca sigue siendo un testimonio vivo de una época que marcó a generaciones.

Entre el aroma de la comida recién hecha y las voces de sus pocos locatarios, aún late el corazón de un mercado que se mantiene vivo y lleno de esperanza.


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