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Las piñatas de Los Ángeles, un legado familiar que ilumina La Navidad en Culiacán

La familia González, que llegó hace 23 años al fraccionamiento Los Ángeles, ha colocado sus piñatas en el gusto de la gente en Culiacán.

17 diciembre, 2024
Gisela González y su mamá Esvelia dan vida cada año a la tradición de las piñatas navideñas.
Gisela González y su mamá Esvelia dan vida cada año a la tradición de las piñatas navideñas.

La Navidad se vive de manera especial en el fraccionamiento Los Ángeles, en Culiacán, donde la familia González se ha convertido en un referente de la tradición navideña a través de su negocio de piñatas.

Este emprendimiento, iniciado hace nueve años, no solo ilumina las celebraciones de los vecinos, también refleja la esencia del trabajo en equipo, la dedicación y el espíritu de superación.

Un inicio con mucho corazón

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En 2015, Gisela González, junto a su madre Esvelia y su hermana Liliana, dieron inicio a un proyecto familiar que ha crecido con el tiempo y se ha convertido en una tradición de la comunidad.

La idea surgió como una manera de mejorar los ingresos del hogar.

Las piñatas de Los Ángeles, un legado familiar que ilumina La Navidad en Culiacán

“Todo comenzó por la necesidad de generar un ingreso adicional. Mi mamá y yo empezamos a hacer piñatas de manera rústica, y aunque los primeros moldes fueron complicados, nunca nos rendimos”, recuerda Gisela para Tus Buenas Noticias.


En sus primeros días, la fabricación de piñatas era rudimentaria. Los moldes no siempre salían como esperaban, algunos con conos disparejos, pero la perseverancia de las mujeres González las impulsó a seguir adelante.

La idea fue mejorando, y con el tiempo, lograron perfeccionar tanto las técnicas de elaboración como los diseños. Desde entonces, cada temporada navideña se convirtió en una oportunidad de compartir con la comunidad un pedazo de su creatividad y esfuerzo.

“Es como una costumbre ya, cada diciembre nos preparamos con todo para ofrecer nuestras piñatas, y las personas ya lo saben”, explica Esvelia, madre de Gisela y Liliana.


Con el paso de los años, la familia se ha ganado el cariño y la confianza de sus vecinos, quienes esperan con ansias las coloridas piñatas que iluminan la Navidad del fraccionamiento.

Un negocio familiar

La época decembrina es su época dorada, el resto del año elaboran piñatas por encargo. Con la llegada del otoño, cada año, a finales de octubre, se preparan para lo que consideran su temporada más importante: La Navidad.

Este año, debido a la situación de inseguridad, redujeron su producción de piñatas. Mientras en años anteriores elaboraban hasta 250 piñatas, este año se limitarán a alrededor de 110 unidades.

A pesar de esta reducción, los precios de las piñatas siguen siendo accesibles, con un rango que va desde los 150 hasta los 850 pesos, asegurando que hay opciones para todos los gustos y presupuestos.

Para Gisela, el negocio de las piñatas no solo representa una fuente de ingresos, es también una forma de contribuir a la alegría y a la celebración de las familias de su comunidad.

Desde la creación de los moldes hasta la decoración final de las piñatas, todo el proceso es realizado con dedicación, pasión y un profundo amor por la tradición.

Las piñatas, cargadas de historia y creatividad, se cuelgan cada año en la cochera de su casa, frente al parque del fraccionamiento Los Ángeles, que se convierte en el escenario principal de su venta.

El parque, que se encuentra a orillas del Bulevar California, es conocido en la zona como el lugar donde se encuentran las famosas "Piñatas del Segundo Parque".

La familia González, de los primeros en la colonia

La familia González ha sido testigo del crecimiento del fraccionamiento Los Ángeles, un lugar al que llegaron hace 23 años. En aquel entonces, el asentamiento no contaba con muchas casas, y ellos fueron de los primeros en instalarse en la calle Monrovia, donde hoy en día tienen su hogar y su taller de piñatas.

“Cuando llegamos, casi no había casas, era todo muy tranquilo, y en la calle fuimos de los primeros en llegar”, recuerda Esvelia, mientras observa las piñatas que cuelgan de su cochera, coloridas y llenas de vida.


En un Fraccionamiento que ha recibido a muchas familias provenientes de la sierra de Culiacán, las piñatas de las González se han convertido en un símbolo de las fiestas navideñas, de unidad familiar y sentido de comunidad.

Más allá de las piñatas

Los vecinos esperan con entusiasmo la llegada de las piñatas y las deliciosas galletas que la familia produce bajo el nombre de su negocio de repostería, "Mis Princesas".

Las galletas, empanadas y coricos que elaboran son un complemento perfecto para las celebraciones, y muchos de sus clientes regulares las esperan en fechas clave como el 14 de febrero, el Día de las Madres y, por supuesto, las posadas navideñas.

La diversificación de su negocio ha permitido a la familia González mantenerse vigente y afrontar las dificultades económicas y sociales que puedan presentarse.

La incursión en el mercado de la repostería ha sido clave para ofrecer productos variados que complementan su oferta de piñatas. Las galletas, empanadas y coricos han ganado popularidad y, al igual que las piñatas, son elaboradas con el mismo esmero y cariño que caracteriza a la familia.

Un futuro prometedor

Hoy, nueve años después de haber comenzado este proyecto familiar, las piñatas de la familia González siguen siendo un faro de luz durante la Navidad en el Fraccionamiento Los Ángeles.

Y aunque los tiempos han cambiado, con más casas y más familias que se suman a la comunidad, la esencia de este negocio sigue siendo la misma: ofrecer un pedazo de alegría y tradición en cada piñata, en cada galleta, en cada gesto de cariño.

Las piñatas de Los Ángeles son más que una venta. Son un recordatorio de que, con esfuerzo y pasión, las familias pueden iluminar las vidas de los demás.



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