Descubre el sabor tradicional del atole y las gorditas de María del Socorro en Culiacán
Desde hace 16 años, María del Socorro Rodríguez ha conquistado paladares con el sabor y esfuerzo de Antojitos La Sexta en Culiacán
En los últimos 16 años, el nombre de Antojitos La Sexta se ha vuelto sinónimo de atoles, gorditas y una dedicación incansable por ofrecer lo mejor a la comunidad de la colonia Tierra Blanca, en Culiacán.
María del Socorro Rodríguez Beltrán, una mujer de 55 años, ha convertido su pequeño negocio en una fuente de sustento para su familia.
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Antojitos La Sexta es un lugar emblemático de la zona, por Obregón y calle Sexta o Economistas, donde cada mañana y tarde, con puntualidad y esfuerzo, el aroma del atole y las gorditas humeantes inundan el aire.
María y su pasión por las ventas
María del Socorro llegó a Culiacán hace 17 años, originaria de un campo agrícola donde su madre tenía una carnicería y una tienda de abarrotes. Desde pequeña, el trabajo y el comercio formaron parte de su vida. Sin embargo, fue hasta que se estableció en la colonia Tierra Blanca cuando decidió emprender un camino propio.
La historia de su negocio comenzó con una mesa prestada, un mantel navideño y muchas ganas de salir adelante.
“Recuerdo que empecé sin saber nada, pero me gustaban las ventas. Desde niña trabajaba con mi mamá en el campo, y cuando llegué a Culiacán, vi la oportunidad de vender atoles y gorditas. Así que me lancé, pedí prestado lo que pude y empecé a vender”, relata María, mientras sonríe al recordar aquellos primeros días.
María ha sabido adaptarse a las circunstancias, sobreponerse a los obstáculos y mantener su negocio a flote, incluso cuando las condiciones no han sido las más fáciles.
A lo largo de los años, ha tenido hasta cuatro puntos de venta en la ciudad, pero debido a la inseguridad, actualmente solo tiene dos: el de la colonia Tierra Blanca, en la esquina de Obregón y La Sexta, y otro en el sector Tres Ríos, por el bulevar Enrique Sánchez Alonso.
Su trabajo y dedicación nunca han flaqueado.
María es un ejemplo de entrega y compromiso
La rutina diaria de María es un reflejo de su entrega. Se levanta a las 3 de la mañana o antes para comenzar la producción de sus atoles, preparando todo desde su casa para luego distribuirlo en sus puntos de venta.
“Me levanto temprano, a veces a las 2:20, y empiezo a hervir el agua, preparar las harinas, y para las 5:30 ya tengo todo listo. Luego cargo el carro y me voy a instalar el puesto”, explica.
Aunque no está presente en todos los puntos de venta, supervisa cada detalle, asegurándose de que todo funcione a la perfección.
En la mañana, su equipo de trabajo está al frente, atendiendo a los clientes hasta las 10 de la mañana, momento en el que María toma un breve descanso antes de comenzar nuevamente a las 3 de la tarde.
El turno vespertino es igualmente demandante: de 6 de la tarde hasta las 9:30 de la noche. Sin embargo, los fines de semana, cuando hay eventos, la jornada se extiende mucho más.
“Me gusta ver cómo la gente disfruta lo que hago, y eso me motiva”, comenta con una mirada llena de determinación.
Antojitos La Sexta y su fiel clientela
La temporada de ventas comienza en octubre, cuando el clima aún es cálido en Culiacán. A pesar de las altas temperaturas, el antojo de atole y gorditas es irresistible, y la gente acude a sus puestos en busca de ese toque especial que solo Antojitos La Sexta ofrece.
María comenta que las fechas de mayor consumo se dan en tres momentos: al inicio de la temporada, cuando la gente busca lo nuevo; durante el frío, cuando el antojo por estos antojitos crece; y al final de la temporada, antes de que los puntos de venta se retiren.
Con el paso de los años, María ha logrado crear una clientela fiel que la sigue desde diferentes puntos de la ciudad. Muchos de sus clientes vienen desde barrios lejanos como Santa Fe, Valle Alto, Barrancos o el parque 87, atraídos por el sabor único de sus atoles y gorditas.
“La gente me dice que en sus colonias hay otros lugares que venden lo mismo, pero que el sabor de aquí es diferente, está en su punto. Eso me llena de orgullo”, dice, agradecida por la confianza de sus clientes.
Sus hijos, el motivo del éxito
A pesar de las dificultades, el negocio le ha permitido a María sacar adelante a sus hijos. Uno de ellos, ya casado y viviendo en Guadalajara, sigue siendo una fuente de apoyo, mientras que su otro hijo, quien comenzó a ayudarle en el negocio a los 11 años, ha terminado sus estudios universitarios.
El nombre Antojitos La Sexta se refiere a la ubicación del puesto, en la calle Sexta, pero también refleja su visión de expansión, ya que tiene en mente agregar nuevos productos a su oferta, como esquites y otros antojitos, aunque el tiempo y la demanda de los eventos no le han permitido hacerlo aún.
La historia de María del Rosario es la de una mujer valiente, que con esfuerzo y dedicación ha construido un negocio que, más allá de ofrecer atoles y gorditas, ofrece un ejemplo de perseverancia y amor por lo que hace. Un esfuerzo personal y un deleite para todos.
