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Jessica León y El Rico Lunch, una historia de esfuerzo familiar en Culiacán

Jessica León y su familia emprendieron su negocio de comida rápida en Santa Fe durante la pandemia

10 enero, 2025
Jessica León Evans atiende su negocio El Rico Lunch por el bulevar Orquídeas, cerca de la México 15.
Jessica León Evans atiende su negocio El Rico Lunch por el bulevar Orquídeas, cerca de la México 15.

Jessica León Evans, de 39 años y originaria de Santa Fe, ha encontrado en su negocio de comida rápida, El Rico Lunch, un refugio de esfuerzo y determinación para sacar adelante a su familia.

Este emprendimiento, que ella atiende junto con su esposo Heriberto Medrano y su hermano Juan Carlos León, ha sido una fuente de estabilidad familiar.

Ubicado sobre el bulevar Orquídeas, cerca de la carretera México 15, en la colonia Laureles, El Rico Lunch ofrece una amplia variedad de productos como tortas, sándwiches, ensaladas, burritos, quesadillas, escamochas, yogurt con fruta, jugos naturales y licuados.

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Además, el establecimiento cuenta con servicio a domicilio y pedidos a través de la aplicación Didi, respondiendo de manera eficiente a la creciente demanda de sus clientes.

El comienzo de Jessica

Su historia como emprendedora comenzó hace cuatro años, cuando el negocio fue inaugurado en un contexto complejo por la crisis económica derivada de la pandemia de COVID-19.

Antes de iniciar El Rico Lunch, Jessica había trabajado en el puesto de jugos de su padre, Juan Francisco León, quien lleva más de 25 años vendiendo jugos naturales en el bulevar Enrique Cabrera y Félix Castro. Sin embargo, la llegada de la pandemia obligó a la familia a reinventarse.

“Nos mudamos a la altura del vivero, pero las ventas no fueron como esperábamos”, recuerda Jessica. Para sobrevivir, decidieron ofrecer jugos casa por casa, en un Tsuru que usaba su esposo como taxi. A pesar de las dificultades, Jessica y Heriberto no se rindieron.



Después de un mes de vender jugos en el carro, decidieron instalarse en un lugar fijo. Así, colocaron una hielera con sándwiches y jugos sobre su Tsuru, en el bulevar Orquídeas, donde la gente los veía al pasar.

El negocio fue creciendo poco a poco, con la instalación de una pequeña mesa en un espacio prestado en el mismo bulevar, y luego una carpa plegable.

Jessica atendía desde las 6 a las 11 de la mañana, sirviendo a los primeros clientes que llegaban, y poco a poco fueron ampliando sus horarios y la oferta de productos.

Los obligan a moverse de lugar

Sin embargo, cuando parecía que todo iba bien, la administración municipal implementó una política que obligaba a retirar los negocios de la vía pública, lo que forzó a la pareja a mudarse a un lugar con menor tráfico de clientes.

No obstante, no se dejaron vencer. “Con lo que ganamos, ahorramos para comprar un remolque”, comenta Jessica. Esta compra les permitió tener un espacio propio y más visible para sus clientes.



El aprendizaje de la preparación de los productos fue otro reto para Jessica. “Mi mamá me enseñó a hacer cochinita y aprendí de otros familiares y a través de videos en internet”, comenta.

La constante capacitación en la cocina le ha permitido perfeccionar los procesos y ofrecer alimentos que son cada vez más populares entre sus clientes.

A través del sacrificio, la innovación y el trabajo en equipo, ha logrado hacer frente a los retos económicos, demostrando que, en Santa Fe, como en muchos lugares, la perseverancia es la clave para salir adelante. Sus lonches resuelven su economía y son un deleite a los consumidores.


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