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En Culiacán, “El Shino” amasa sueños y los convierte en galletas y empanadas

Francisco Javier García Vázquez, elabora empanadas y galletas que no solo llevan azúcar y canela, sino el sabor del esfuerzo y emprendimiento.

20 enero, 2025
Francisco Javier García Vázquez, El Shino, elabora empanadas y galletas que además de azúcar y canela, llevan el sabor del emprendimiento. Fotos: Lino Ceballos.
Francisco Javier García Vázquez, El Shino, elabora empanadas y galletas que además de azúcar y canela, llevan el sabor del emprendimiento. Fotos: Lino Ceballos.

En Culiacán, exactamente en el fraccionamiento de Alturas del Sur, cuando el reloj marca las cuatro de la tarde, el departamento de Francisco Javier García Vázquez, "El Shino", comienza a llenarse de vida.

El sonido del horno encendiéndose y el suave golpeteo de la masa sobre la mesa anuncian que es hora de hornear.

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Es un ritual diario que ha mantenido de un tiempo a la fecha, y aunque puede parecer sencillo, detrás de cada empanada doradita hay una historia de esfuerzo y dedicación.

Un sueño hecho realidad

"Desde niño quise tener un negocio", confiesa Francisco para Tus Buenas Noticias, mientras mezcla harina con manteca en un recipiente grande. "Siempre soñé con ser chef, pero la vida me llevó por otros caminos. Desde que tenía 12 años, trabajé en el mercado de abastos, en una carnicería, ayudando a mis papás a salir adelante".

Originario de Guerrero, Francisco llegó a Culiacán junto con su familia en busca de mejores oportunidades.

Con mucho ánimo
Con mucho ánimo "El Shino" amasa diariamente para preparar sus galletas y empanadas. Foto; Lino Ceballos.

Francisco pasó gran parte de su juventud en La Toledo, pero hace unos años logró comprar su propio departamento en Alturas del Sur, un logro que valora profundamente.

"Vivir aquí ha sido una bendición. Es un lugar donde puedo trabajar tranquilo y sacar adelante mi sueño", comenta mientras espolvorea azúcar y canela sobre una charola de empanadas listas para entrar al horno.

Encontró su oficio por "accidente"

Ser panadero es un oficio que disfruta como una pasión.
Ser panadero es un oficio que disfruta como una pasión. Foto: Lino Ceballos.

Su incursión en la cocina comenzó casi por accidente. Mientras trabajaba como carnicero, tuvo la suerte de aprender de doña Susana, una cocinera que trabajaba cerca de él.

"Ella me dejaba ayudarle, y siempre que le preguntaba cómo hacer algo, me explicaba con paciencia. No anotaba nada, pero todo se me grababa en la mente. De ella aprendí mucho, y ahora le pongo mi propio toque a las recetas", relata con una sonrisa nostálgica.


El verdadero giro en su vida llegó cuando decidió emprender un negocio de birria.

Aunque el proyecto fue bien recibido, notó que los clientes siempre pedían un postre. "Fue entonces cuando pensé: ¿Por qué no hago yo las galletas y las empanadas? Ya sabía cómo hacerlas, solo era cuestión de intentarlo", explica mientras recuerda esos primeros días llenos de dudas, pero también de ilusión.

Un postre para deleitarse

Sus galletas y empanadas son una delicia para el paladar de sus clientes.
Sus galletas y empanadas son una delicia para el paladar de sus clientes. Foto; Lino Ceballos.

Ahora, Francisco dedica sus tardes y noches a hornear galletas, coricos y empanadas de diferentes sabores: cajeta, piña y fresa, entre otros.

"Todo lo hago yo solo, desde preparar la masa hasta empaquetar. Me gusta mucho lo que hago, y aunque a veces el trabajo es pesado, no lo cambiaría por nada", asegura mientras acomoda con precisión las empanadas en una charola.


"El Shino" trabaja meticulosamente. Cada ingrediente está medido al detalle para que el resultado sea perfecto.

"Todo lo tengo con medida para que no falle el toque", afirma mientras revisa el horno. Sus clientes lo saben y confían en él.

Algunos incluso han hecho pedidos grandes, como el que recibió en diciembre: "Eran 800 pesos en empanaditas, vendí las bolsitas a 25 pesos cada una. Eso me motiva mucho, porque sé que hay gente que valora lo que hago", dice.

Francisco no se conforma, busca seguir creciendo

A pesar del éxito, Francisco no se conforma. Sueña con llevar su negocio más allá y comenzar a distribuir sus productos en tiendas locales.

"Mi idea es crecer, poner empleados, y que esto se convierta en algo más grande. Quiero que algún día mi negocio sea conocido en toda la ciudad", comparte con entusiasmo.


Un hombre dedicado y apasionado

El camino no ha sido fácil. Francisco ha tenido que equilibrar su trabajo en otro empleo con su pasión por la repostería.

"Salgo del trabajo y llego a mi casa a hacer las empanaditas. Empiezo a las cuatro de la tarde y termino a las nueve de la noche, todos los días. A veces el cansancio se siente, pero cuando ves el resultado, vale la pena", confiesa mientras empaqueta con cuidado una bolsa de galletas.

Para Francisco, su negocio no solo es una fuente de ingresos, sino también una manera de construir un futuro.

"Mi deseo de emprendimiento viene de que quiero algo mejor para el día de mañana, cuando forme una familia. Quiero que este negocio sea algo que les dé estabilidad y orgullo", dice con determinación.


Además, Francisco se siente agradecido por las enseñanzas de doña Susana, pero también orgulloso de haber encontrado su propio estilo.

"La receta que ella me regaló yo la he modificado. Es prueba y error hasta que sale el punto ideal. Ahora ya sé cómo hacerlo todo, y eso me da mucha satisfacción", comparte mientras mira con orgullo sus empanadas recién horneadas.

Cada día, "El Shino" se enfrenta al calor del horno y al cansancio acumulado, pero también al placer de saber que su trabajo es valorado. "Si te gusta lo que haces, puedes vivir de eso. Para mí, esto no es solo un negocio, es mi forma de vida", concluye con una sonrisa.

En Alturas del Sur, las empanadas y galletas de Francisco no solo llevan azúcar y canela, sino también el sabor de una historia de lucha y superación. En cada mordida, se encuentra el esfuerzo de un hombre que decidió hornear sus sueños.

"Si algo aprendí en esta vida, es que los sueños se cocinan con paciencia y dedicación, como las mejores recetas. Todo lleva su tiempo, pero al final, siempre vale la pena", asegura.



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