Alicia Rangel lleva sus gorditas y atoles a los tianguis de Culiacán y Villa Juárez
Los inviernos son más sabrosos con los antojitos calientes, un deleite para visitantes de los tianguis
En el corazón del bullicioso tianguis de Villa Juárez, el frío invernal se combate con el aroma cálido del atole y el crujir de las gorditas recién salidas del aceite. Este deleite lo ofrece Alicia Rangel, una mujer emprendedora que ha hecho de los antojitos y la venta de ropa no solo un negocio, sino una forma de vida.
Desde hace 15 años, Alicia ha sido un ícono del tianguis con su puesto de gorditas y atole. Con más de dos décadas como comerciante, esta culiacanense combina tradición, sabor y esfuerzo para atender a los compradores que buscan algo que los reconforte durante sus compras.
Su rutina comienza antes del amanecer en su hogar en Culiacán. Allí preparan las bebidas calientes que llenarán los grandes termos que exhibe en su modesto pero acogedor puesto.
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El fogón arde bajo un cazo donde la masa de harina de trigo, hecha al momento, se convierte en gorditas infladas, doradas y perfectas.
"Las preparamos de una en una frente a los clientes, para que vean cómo salen bien infladas y frescas", comenta Alicia, mientras acomoda las gorditas en un colador para que el exceso de aceite se escurra.
Ricos sabores de atole
El atole que acompaña sus gorditas no se queda atrás: los sabores de pinole, avena y chocolate son los preferidos de su clientela. Cada domingo, Alicia instala su carpa en el tianguis de Villa Juárez, donde atiende desde temprano por la mañana hasta el mediodía.
"Me gusta este tianguis porque es más rentable. Aquí siempre me esperan los clientes, especialmente en invierno, cuando las gorditas y el atole son más buscados", dice con una sonrisa.
Afirma que entre semana se instala en todos los tianguis de la ciudad de Culiacán, pero, su corazón está en Villa Juárez los domingos, dejando de lado incluso el famoso tianguis de Huizaches para estar aquí.
El negocio de Alicia no solo le ha dado sustento, sino que también se ha convertido en una tradición familiar. Junto con su familia, ha hecho del comercio una actividad que fortalece sus lazos mientras lleva calidez y sabor a los rincones más transitados de la ciudad.
Atiende clientes en tianguis de Culiacán y Villa Juárez
Si algo caracteriza a Alicia es su espíritu incansable y su pasión por lo que hace. "Aquí estamos todos los domingos. Los invitamos a que se vengan por unas gorditas y un atole; no se van a arrepentir", concluye, mientras prepara otra ronda de antojitos para sus clientes, quienes siempre regresan por más.
Alicia Rangel es un ejemplo de trabajo y dedicación, una mujer que transforma los días fríos en momentos de sabor y calidez para todos aquellos que pasan por su puesto. Su capacidad de comerciante impregna de sabor los inviernos de Villa Juárez.