Yolanda Magdaleno hace perdurable la elaboración de suspiros en Culiacán. Un dulce clásico del siglo pasado
Una leyenda de sabor y amor. A los 76 años, Yolanda Magdaleno Márquez sigue siendo el alma de los suspiros en Culiacán, dejando un legado de cariño y tradición familiar que perdura con el tiempo
Culiacán, Sinaloa.- A los 76 años, Yolanda Magdaleno Márquez sigue siendo la reina indiscutible de los suspiros en Culiacán. Su nombre se ha convertido en sinónimo de tradición, cariño y ese sabor único que ha acompañado a generaciones de sinaloenses.
Yolanda Magdaleno, reina de los suspiros
Desde niña, se dedicó a elaborar estos deliciosos también conocidos como merenguitos que, a pesar de ser una golosina simple, han logrado conquistar los corazones de quienes los prueban.
“Tal vez para las generaciones más jóvenes no sea tan común, pero para los adultos, los suspiros son un viaje directo a la infancia. Un dulce que trae recuerdos de antaño y que sigue siendo un placer al paladar”, comentó con una sonrisa la admirable mujer.
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Yolanda nació en Guadalajara, donde sus padres, Francisco y Guadalupe (QEPD), iniciaron la tradición familiar de hacer suspiros.
“Yo nací entre suspiros”, recordó Yolanda entre risas. “Desde que tengo memoria, mis papás me enseñaron a hacerlos. Me levantaba temprano para ayudarles. Era parte de la vida familiar”.
Aunque originaria de Guadalajara, Yolanda se mudó a Culiacán a los 13 años, donde adoptó esta ciudad como su hogar y siempre ha estado agradecida por el cariño de su gente.
Junto a su madre y hermanos, encontró en la elaboración de suspiros un sustento económico que ha mantenido con orgullo por más de 60 años. Con dedicación y pasión, Yolanda ha perfeccionado este arte, dominando cada detalle y convencida de que "el secreto está en el merengue y el horneado".
“Los hago con mucho cuidado y amor, porque el sabor y la textura deben ser perfectos. Tiene que ser ligero, que se deshaga en la boca, y no puede ser empalagoso. Son tan adictivos que no puedes comer solo uno”, confesó.
Su receta, transmitida de generación en generación, ha sido clave para el éxito de su negocio, que ha crecido y fortalecido con el tiempo. El sabor de sus suspiros y la atención a sus clientes han sido fundamentales para conquistar corazones y paladares en cada venta.
A lo largo de su vida, Yolanda no solo ha hecho suspiros por gusto, sino también como un medio para sacar adelante a su familia.
En 2009, cuando su esposo Roque Gutiérrez (QEPD) enfermó, Yolanda se volcó aún más en su trabajo, llevando sus suspiros al Mercado Garmendia, un lugar icónico de la ciudad, donde sus dulces en poco tiempo ganaron una clientela fiel que los buscaba todos los días.
Sin embargo, tras el fallecimiento de su marido, Yolanda decidió cambiar su punto de venta y, con el tiempo, comenzó a vender sus dulces cerca de su casa en la colonia CNOP y en la entrada de Soriana Abasto, al sur de Culiacán.
"Aunque ya no estoy en el mercado, cuando voy al centro o incluso cuando viajo a Guadalajara por razones médicas, aprovecho para vender mis suspiros. La gente me busca y, donde quiera que voy, siempre los vendo todos", reveló con satisfacción.
El precio de sus suspiros, sumamente accesible, ha hecho que muchas personas acudan a ella para llevarlos a sus hogares, a eventos sociales e incluso a otros estados de la República Mexicana y Estados Unidos.
Yolanda ve en cada suspiro que elabora una muestra de amor: amor por su familia, amor por su trabajo, y el amor que le transmitieron sus padres. Gracias a la venta de suspiros, pudo darle educación a sus dos hijos, Paloma del Rocío y Alfonso Manuel, a quienes mira con gran orgullo.
Aunque sus descendientes viven fuera de la ciudad, Yolanda manifestó que siempre están pendientes de ella, brindándole apoyo y cariño. Se siente acompañada y respaldada por el amor de su familia.
A pesar de los años y las adversidades, Yolanda sigue trabajando con la misma pasión de siempre.
“Hacer suspiros ha sido mi vida. Es mi mejor terapia y, aunque hay días buenos y malos en las ventas, me encanta lo que hago. Lo hice por mi familia, pero ahora me siento muy orgullosa porque mis suspiros siguen gustando a mucha gente”, expresó, mientras algunas lágrimas de emoción se asomaban en sus ojos.
El noviembre pasado, un grupo de personas llamado “Haciendo Magia en Culiacán”, hizo uno de los días más felices de su vida al sorprenderla con un gesto de cariño.
“Fue algo increíble, nunca lo olvidaré. Esos momentos son los que me dan fuerzas para seguir adelante y continuar con lo que tanto amo”, comentó, mientras una sonrisa iluminaba su rostro.
Yolanda, una vida de lucha y dulzura en cada suspiro
Hoy en día, Yolanda sigue siendo una mujer activa, que no solo encuentra en la elaboración de suspiros una fuente de ingresos, sino también una forma de mantenerse conectada con la gente, de compartir su historia, su dulzura, y su espíritu de lucha.
Para Yolanda, ser “suspirera” es mucho más que un trabajo; es una forma de vida que le ha dado todo lo que tiene.
Es un legado lleno de amor y tradición, como el recordar constantemente a sus padres, quienes le dejaron la mejor herencia: enseñarle a elaborar suspiros, un arte que ha acompañado su vida y que ahora comparte con cada persona que prueba la clásica y deliciosa golosina.
Si alguna vez pasas por la Soriana Abasto o cerca de su hogar, no dudes en probar uno de los suspiros de Yolanda. Con su toque especial, su carisma inconfundible y su historia de vida, cada suspiro es más que un dulce: es un pedacito de amor, tradición y esfuerzo.
¡Yolanda Magdaleno Márquez, reina de los Suspiros! Una mujer que sigue conquistando corazones y paladares, con el sabor de su infancia y el alma llena de gratitud.
¿Como contactar a la reina de los suspiros?
Todos los días, de 2:00 a 6:00 p.m., puedes encontrar a Yolanda vendiendo suspiros en la entrada de Soriana Abasto, sobre la avenida Patria al sur de Culiacán.
Si tienes un evento social y quieres consentir a tus invitados con ricos suspiros, puedes hacer tus pedidos llamando al 6674 306 499.