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Aurelia Elizalde: Cuatro décadas de lucha y amor por el Mercado de Tierra Blanca en Culiacán

Durante casi 40 años, Aurelia Elizalde ha sido testigo de la transformación del Mercado de Tierra Blanca en Culiacán

9 febrero, 2025
Aurelia Elizalde no pierde la esperanza de que el Mercado de Tierra Blanca recobre esa fuerza de antaño.
Aurelia Elizalde no pierde la esperanza de que el Mercado de Tierra Blanca recobre esa fuerza de antaño.

En medio de los pasillos del Mercado de Tierra Blanca, un emblema del comercio popular de Culiacán, Aurelia Elizalde ha pasado casi 40 años al frente de su negocio: “Miscelanea Aurelia”. 

Su historia no solo es un testimonio de perseverancia, es también un reflejo de los cambios que han marcado a este mercado, que pese al declive en el comercio y los desafíos de la modernización, sigue siendo un punto de referencia para la comunidad.

Aurelia Elizalde es actualmente la dirigente de los locatarios del Mercado de Tierra Blanca.

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El auge de un mercado lleno de vida

Aurelia, quien inició con la venta de regalos y peluches y hoy también vende snacks, llegó al Mercado de Tierra Blanca en los años 80, cuando el inmueble era un hervidero de actividad. 

Con alrededor de 40 puestos ocupados, el mercado era entonces un espacio vibrante, lleno de fondas, puestos de semillas, venta de pescado, pollo, refrescos y huaracherías.

“Era otra cosa, teníamos vida. Aunque el mercado estaba deteriorado, siempre había movimiento, siempre había gente”, recuerda Aurelia Elizalde en entrevista para Tus Buenas Noticias.



Lugares como La Paloma Azul, que ofrecía ropa, cobijas y lámparas para cacería, o la Tortillería Olímpica, eran parte del alma del mercado. Además, las oficinas de tránsito, Japac, Relaciones Exteriores y otros servicios municipales y estatales generaban un flujo constante de visitantes.

“En aquel tiempo la gente venía aquí porque todo estaba cerca. Era un punto central para los que venían de la sierra y para los que vivían en la ciudad”, comenta Aurelia.

Así lucía la fachada del Mercado de Tierra Blanca hace unas tres décadas.

Un declive marcado por la falta de transporte y servicios

Sin embargo, con el paso de los años, el mercado comenzó a cambiar. Aurelia señala que uno de los principales golpes fue el cambio de rutas de transporte público. “Los camiones dejaron de llegar aquí y eso nos afectó mucho”, explica.

Además, la desaparición de las oficinas municipales y estatales que alguna vez operaron en el lugar disminuyó aún más la afluencia de visitantes. Durante la remodelación del mercado, que se extendió por dos años antes de la pandemia, los locatarios trabajaron en las banquetas, lo que complicó aún más la situación.

“Nosotros mismos nos metimos al mercado remodelado porque ya no podíamos seguir afuera, pero ni siquiera han inaugurado oficialmente la obra. Hay detalles que no terminaron y que siguen afectándonos”, dice Aurelia, quien menciona que falta atención para reactivar el comercio en el lugar.



Resistencia y esperanza en medio de la adversidad

A pesar de los retos, Aurelia no ha dejado de trabajar. Con su negocio, logró sacar adelante a sus cuatro hijos, quienes hoy están casados y le han dado 12 nietos.

“Cuando llegué al mercado, traía a mi hija más pequeña de seis meses. Hoy ella ya tiene cuatro hijos. Si no fuera por este negocio, no sé qué hubiera hecho”, reflexiona.



El mercado, inaugurado en 1968, cumplirá 57 años durante el 2025, y aunque su pasado glorioso parece distante, Aurelia y otros locatarios mantienen la esperanza de que las cosas mejoren.

Una de sus principales peticiones es el regreso de algunas rutas de transporte público para facilitar el acceso al mercado, especialmente para las comunidades de la sierra.

Aurelia Elizalde inició su vida como comerciante en el Mercado de Tierra Blanca con una hija de meses; hoy tiene 12 nietos.

Un futuro incierto, pero con lucha constante

El Mercado de Tierra Blanca es hoy un espacio diferente, con muchos locales cerrados y un ambiente más tranquilo. Sin embargo, para Aurelia: “Aquí seguimos, haciendo nuestra lucha, no nos queda de otra”, asegura con determinación.

La historia de Aurelia Elizalde es un recordatorio de la resiliencia de los comerciantes locales, quienes han resistido el paso del tiempo y las adversidades para mantenerse de pie.




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