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Alfonso Moreno es ejemplo de una vida de perseverancia en el Mercadito Rafael Buelna en Culiacán

Aunque en el Mercadito todo ha cambiado, él sigue ahí, vendiendo productos de higiene personal.

18 febrero, 2025
Alfonso Moreno, ha visto pasar el tiempo frente a sus ojos. En el Mercadito Buelna mantiene su puesto de venta de artículos de aseo personal.
Alfonso Moreno, ha visto pasar el tiempo frente a sus ojos. En el Mercadito Buelna mantiene su puesto de venta de artículos de aseo personal.

Desde hace décadas, Alfonso Moreno Castañeda es parte del Mercadito Rafael Buelna.

A sus 77 años, es testigo vivo del cambio que ha traído una evolución de la ciudad y del comercio en este icónico espacio.

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"Aquí en el mercadito tengo muchos años, empezamos poniendo unos periódicos en el piso, una mesita, con mis padres. Yo era un niño y con el tiempo me casé y me independicé", recuerda Alfonso con nostalgia.


Una infancia entre el ambulantaje

Su infancia estuvo marcada por la venta ambulante junto a su familia, ofreciendo agujas, hilos, encendedores y tijeras, productos que con el tiempo se convirtieron en una tienda establecida en el mercadito.

Hoy en su pequeño puesto se pueden encontrar fundas para navajas, rastrillos, carteras, monederos, tijeras y cortaúñas. "Todo lo que la gente necesita lo encuentra aquí", dice con orgullo.

Originario de Michoacán, Alfonso llegó a Culiacán a los 13 años junto con sus padres y diez hermanos. Uno de sus hermanos mayores, que ya vivía en la ciudad, les avisó que había oportunidades de trabajo y emprendieron el viaje en busca de una mejor vida.

Con el tiempo, la familia se estableció en la colonia Rosales, donde Alfonso aún vive.

Alfonso es testigo del cambio de Culiacán

"En aquel entonces era la orilla de la ciudad, todo era pequeño. Ahora ya está cerca", menciona.

El mercadito no solo fue su escuela de vida, sino que también le permitió ser testigo de los cambios en la ciudad.

"A mí me tocó ver antes de que iniciara la central. Aquí llegaban tranvías tropicales, la gente traía gallinas, chivos, costales con maíz, frijol, y había quienes se dedicaban a comprárselos y los esperaban aquí para hacer la travesía", relata para Tus Buenas Noticias.


Un cambio signficativo en el Mercadito

Con la llegada de la Central de Autobuses Leyva Solano en 1970 y la Central Milenio en el año 2000, la actividad en el mercadito comenzó a disminuir.

"Aquí ya se está acabando. Ya no hay tranvías, la mayoría de los camiones los concentraron en la central camionera, aquí solo hay dos o tres corridas diarias".


A pesar de los cambios, Alfonso sigue firme en su puesto, manteniendo vivo el comercio tradicional.

"Todo ha cambiado, en aquel tiempo también había arañas jaladas por caballos, no había calles pavimentadas, la Juárez estaba empedrada", recuerda.

Varias generaciones han pasado por el Mercadito

A lo largo de los años, ha visto a generaciones enteras comprar en su negocio, manteniendo una clientela fiel que sigue confiando en su experiencia y productos.

Su historia es la de muchos comerciantes que han dedicado su vida a su trabajo, enfrentando las transformaciones de la ciudad y del mercado.

Pero Alfonso no se rinde. Su pequeño puesto en el Mercadito Rafael Buelna es un reflejo de su esfuerzo y perseverancia, un rincón de historia viva en medio de un Culiacán en constante cambio. "Aquí sigo, porque aquí empecé", dice Alfonso.

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