Con sus “sapitos”, doña Lupita tiene 45 años endulzando a la gente del sur de Culiacán
Desde los 20 años, Guadalupe Montero transforma el frío de inicio de año en calidez con su atole y gorditas.
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Guadalupe Montero, mejor conocida como Doña Lupita, es una mujer muy conocida en Barrancos. Desde hace 45 años, la esquina de Las Torres y Benjamín Hill se llena del aroma dulce del atole de pinole y las gorditas, o “sapitos” que ella prepara con dedicación.
"Empecé en esto por necesidad, pero se volvió mi manera de sacar adelante a mis hijos y de darle un poquito de sabor a la vida de la gente”, cuenta con una sonrisa.
La receta es un legado familiar
Lupita aprendió desde niña los secretos de estas recetas en su natal Elota, de la mano de su madre. Lo que comenzó como un premio por ayudar en los quehaceres del rancho se convirtió en una fuente de sustento.
“A veces renegaba de hacerlo, pero mi mamá siempre decía: ‘Esta receta te va a ayudar cuando lo necesites’, y tenía razón”, recuerda emocionada.
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En busca de una vida mejor
La vida en Barrancos no fue fácil al principio. Su esposo trabajaba en un expendio de helados, y los ingresos apenas alcanzaban para lo básico.
Fue entonces cuando una vecina le sugirió usar su talento para cocinar. Con manos trabajadoras y el espíritu de quien no se rinde, Lupita comenzó a vender los antojitos que hasta hoy le han permitido mantener a su familia.
“Al principio me daba miedo, pero me fui animando. Desde los primeros días la gente regresaba por más, y así seguí. Mis sapitos siempre salen en su punto, porque yo le pongo el mismo cariño que aprendí de mi mamá”.
Un negocio con mucho orgullo
A sus 65 años, Doña Lupita ha visto pasar generaciones frente a su negocio improvisado. “Ahora vienen los hijos de aquellos niños que me compraban antes. Eso es lo bonito, que he sido parte de sus vidas de alguna manera”.
Para ella, lo más importante no ha sido solo vender atole y gorditas, sino demostrar que con esfuerzo y trabajo honesto se puede salir adelante. “Mientras uno tenga vida, siempre hay forma de buscarle. Nunca me he rendido, y aquí sigo, gracias a Dios”.