Xavier Tortosa; conoce la historia del violinista español en la Orquesta Sinfónica Sinaloa de las Artes
Su talento y amor por la música han convertido a Xavier en un referente del violín, donde cada interpretación es un testimonio de su entrega.
Xavier Tortosa Teruel demuestra pasión y maestría con cada acorde de su violín. Su talento y amor por la música han convertido a Xavier en un referente del violín, donde cada interpretación es un testimonio de su entrega.
Un artista español en Culiacán
Xavier Tortosa Teruel llegó a Culiacán en septiembre de 2015, y desde entonces ha encontrado en esta ciudad un hogar donde la música y la calidez humana se entrelazan.
Violinista de profesión y apasionado de la música en todas sus formas, Xavi es principal de los violinistas segundos de la Orquesta Sinfónica Sinaloa de las Artes y también comparte su conocimiento con los jóvenes como maestro de violín y conjuntos instrumentales de la Escuela Superior de Música del Instituto Sinaloense de Cultura.
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La música, una experiencia que lo complementa
"A mí me encanta tocar en orquesta. Es una experiencia súper completa porque compartes con otros músicos, cada semana tienes un repertorio diferente y terminas el concierto viendo la reacción de la gente, que le gusta, que lo disfruta. Eso llena muchísimo", comenta con una sonrisa.
Nacido en Valencia, España, Xavi creció rodeado de música. "En Valencia hay mucha tradición musical, sobre todo de bandas. Mis papás no son músicos profesionales, pero siempre han estado ligados a la música. Mi familia tiene una panadería, pero ambos tocan instrumentos. En la casa la música era parte del día a día. En mi pueblo casi casi naces y ya te ponen un instrumento en la mano", dice con una sonrisa.
Su camino lo llevó a estudiar violín en Valencia desde que tenía 4 años de edad, luego en Bruselas y finalmente en Ámsterdam, donde realizó su maestría en interpretación.
Una oportunidad artística en México
Antes de llegar a México, tocó en la Orquesta Nacional de España y en la Orquesta de Valencia, aunque no de planta.
"Hice audiciones para varias orquestas, pero cuando surgió la oportunidad de venir a Sinaloa, pensé que era el momento de cruzar el charco y vivir la experiencia. Si no lo hacía en ese entonces, ya no lo iba a hacer", recuerda.
Lo que más disfruta de Culiacán
Lo que más lo ha cautivado de Culiacán es su gente y su gastronomía.
"Desde el primer momento me trataron súper bien. Aquí la gente es cálida, divertida, con un trato muy cercano. En Centroeuropa la gente es buena onda, pero aquí el idioma y la forma de ser hacen la diferencia. Además, la comida es increíble: los mariscos, el pozole, los tacos... la carne aquí es una locura, las salsitas tienen un equilibrio perfecto entre picante, salado y hasta dulce", dice al recordar sus platillos favoritos.
Para Xavi, la música es más que una profesión; es una forma de vida que le ha dado todo.
"A nivel profesional, emocional, la música llena tantísimo. Terminas de tocar y ves a la gente emocionada, disfrutando. Es una actividad muy sacrificada, años de estudio, de práctica, de esfuerzo, pero al final todo vale la pena", asegura el maestro.
Un sueño simple por cumplir
Su sueño es simple: seguir disfrutando de la música.
"No tengo una meta a largo plazo de ‘quiero llegar a tal lugar’. No es que haya cumplido todo, pero estoy feliz con mi trabajo, con mis compañeros, con mi pareja, con la vida. Lo importante es disfrutar y seguir compartiendo la música con la gente", dice con una voz reflexiva.
Para los jóvenes que sueñan con una carrera en la música, su mensaje es claro: 'Que lo hagan, que lo intenten. Es difícil, pero vale la pena. Si se meten en esto, que lo disfruten al máximo'.
Su casa es Culiacán y la OSSLA
Xavi vive el presente, sin apresurarse a tomar decisiones definitivas sobre su futuro.
"Me han preguntado muchas veces si regresaría a España. Pues no lo sé. Estoy feliz aquí, si en algún momento siento que necesito un cambio, lo consideraré. Pero por ahora, mi casa está aquí, en Culiacán, con la música y con la gente que he aprendido a querer", asegura.
Como dice Xavi, el violín no se toca con las manos, sino con el alma y él, ya sea en el escenario o en las aulas, deja el alma en cada acorde.
