Josefina García Reyes celebra 102 años rodeada de amor y familia en Villa Juárez Navolato
Con el antecedente de su abuela que vivió 110 años, Josefina vive con gratitud y sin preocupación después de una vida llena de trabajo en el campo.

En una reunión llena de amor, recuerdos y gratitud, Josefina García Reyes celebró sus 102 años de vida rodeada de sus hijos y familiares. Nacida en Las Higueras de San Benito, su vida ha sido testimonio de esfuerzo, dedicación y valores transmitidos a lo largo de cuatro generaciones.
Josefina tuvo 10 hijos, de los cuales crio a 7. Hoy, le sobreviven cinco: Miguel, Ramón, Isabel, Raúl y Lupita, mientras que Israel y Fabián ya han fallecido. Su familia se ha expandido con 36 nietos, 45 bisnietos y 21 tataranietos, quienes la admiran y respetan profundamente.
Desde su juventud, la vida de Josefina estuvo marcada por el trabajo duro y su amor por la cocina. Después de casarse, dejó su pueblo natal y se trasladó al rancho Los Llanos, donde formó su hogar.
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Sus hijos crecieron en un entorno de esfuerzo en el campo, trabajando en la agricultura y en empaques de hortalizas. En 1965, comenzó a migrar junto a ellos para seguir las temporadas de trabajo en el campo Las Flores, en Sánchez Célis, hoy municipio de Eldorado.
Durante estas jornadas, Josefina se encargaba de asistir a los trabajadores con alimentos, estableciendo un servicio de fonda que le aseguraba clientes constantes.
Criada en un ambiente de autosuficiencia, su alimentación fue siempre natural y balanceada con productos del huerto. Criaban gallinas para los huevos, puercos para la manteca y carne mientras su esposo y sus hijos cosechaban frijol y cacahuate en las tierras de su propiedad.
Con una vida de trabajo arduo y dedicación a su familia, Josefina también asumió el cuidado de sus suegros, ya que su esposo era su único hijo varón.
Con el paso de los años, sus hijos fueron formando sus propias familias. En 1995, ya todos estaban casados, incluyendo la única hija mujer entre seis hermanos. Su etapa de mayor compromiso con el trabajo estaba terminando.
La vida de Josefina cambió nuevamente en 2008, cuando su esposo Raymundo Olivas Rojo falleció a los 90 años. Desde entonces, se refugió en la casa de su hija Lupita, rodeada del amor y cuidado de su familia.
Hoy, a sus 102 años, Josefina disfruta de una vida tranquila. Entre risas, comenta que su actividad principal es "dormir y comer", aunque sigue ocupándose de pequeñas tareas como lavar la loza y cuidar sus plantas.
Consciente de los riesgos de la edad, toma precauciones para evitar caídas.
"Veo que la gente mayor se quiebra (se rompe los huesos), pero Dios me ha cuidado y yo me cuido", expresa con sabiduría.
Una familia de larga vida
La longevidad parece ser parte de su herencia, pues su primera hermana vivió hasta los 103 años y su abuela llegó a los 110 años. Sin embargo, para Josefina, el tiempo es algo que solo Dios decide.
"Dios manda", dice con firmeza. Cree que la vida debe ser aceptada con gratitud y espera que sus descendientes vivan con amor y perdón.
"Los hijos de mis hijos son mis nietos, pero yo los miro como mis hijos. Lo mejor que deseo para ellos es que aprendan a perdonar y a amarse como uno mismo".
Viviendo en la casa de su hija Lupita, hace 30 años encontró en Villa Juárez, Navolato un lugar de descanso, después de una vida de arduo trabajo en los campos hortícolas.
Confiesa con pesar que dejó de visitar su pueblo en el municipio de Mocorito, tras la muerte de su esposo.
“Los recuerdos ya no me dejaron. Me dediqué a pensar mejor en mis hijos y sus familias nada más”.
Está agradecida por cada momento vivido y por el amor incondicional que ha recibido.
"He trabajado y he sufrido por muchas causas, pero gracias a Dios que a mis hijos no les ha pasado nada y han obedecido todo lo que les he dicho y aconsejado. De eso estoy agradecida".
Con un legado de fortaleza y gratitud, Josefina García Reyes sigue siendo el corazón de su numerosa familia, un ejemplo de vida y amor para todos los que la rodean.
El 24 de febrero ha cumplido 102 años, pero tiene la fortaleza de 70. Le ha tocado vivir la evolución de México del siglo XX y el despegar del siglo XXI en la era de la tecnología. Para adelante no tiene más preocupaciones que "esperar el tiempo que Dios le marque".
“Porque quien se quita la vida y pide morirse sin que Dios mande, a ese no lo reciben como se debe. Entonces tenemos que esperar”, Esa es su convicción.
Está convencida de que ser agradecido es el camino para la felicidad.
“Mucha gente grande viene y me pide consejo o la receta para llegar a mi edad, y yo les digo. Llegaste tarde por el consejo”, expresa entre carcajadas.
En Mocorito y Villa Juárez Josefina García es un ejemplo de resiliencia y paz.