Verónica Rodríguez y Tijera Express: el salón de belleza que conquistó el Mercado Humaya
Verónica convirtió su pasión por la belleza en un negocio propio, superando retos y consolidando su salón en el Mercado Humaya: Tijera Express


En el Mercadito del Humaya, entre el bullicio de clientes y el sonido de tijeras y máquinas para cortar cabello, Verónica Rodríguez Ibarra ha construido su propia historia de esfuerzo y perseverancia.
Con más de tres décadas en el mundo del estilismo, su nombre es sinónimo de profesionalismo y atención cálida. Su salón, Tijera Express Barbería Salón, lleva 15 años funcionando, y no solo se ha mantenido a flote, también ha logrado consolidarse como un referente en la comunidad en el sector Humaya.

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El inicio de un sueño
Desde los 15 años, mientras cursaba la secundaria, Verónica sintió la inquietud de aprender el arte del estilismo. Con el apoyo de su madre, se inscribió en la academia Lafayette, ubicada en el bulevar Leyva Solano.
"No fue fácil", recuerda hoy a sus 52 años, "porque en ese tiempo se batallaba para conseguir clientes dispuestos a dejarse cortar el cabello por una estudiante". A pesar de las dificultades, su pasión y dedicación la impulsaron a seguir adelante.
Finalizó la preparatoria y se enfocó en trabajar de lleno como estilista. Su primer empleo fue en el salón La Reforma, ubicado junto al antiguo cine Reforma. Con el tiempo, se trasladó a otros salones en el centro de la ciudad, adquiriendo experiencia y perfeccionando su técnica.
El salto al emprendimiento
La decisión de abrir su propio negocio llegó tras una etapa difícil en su vida. "Me divorcié, y el sueldo que me daban en los salones donde trabajaba ya no era suficiente", comenta. Al ver un anuncio de traspaso en el Mercadito del Humaya, decidió tomar el riesgo y comenzar su propio negocio.
Los inicios fueron complicados. "Hubo días en los que casi no hacía cortes", admite. La falta de clientes la llevó a cuestionarse si había tomado la decisión correcta, pero en lugar de rendirse, optó por volantear, buscando darse a conocer.
"Me agarré a volantear y poco a poco empezó a llegar más gente". Después de aproximadamente tres años, ya había logrado consolidar su clientela y estabilizar su negocio, comparte en entrevista para Tus Buenas Noticias.

La clave del éxito
Para Verónica, la constancia y el buen servicio han sido la base de su éxito. "Pienso que el hacer las cosas bien y la misma gente recomendándote es la clave", dice con humildad. Su clientela proviene de diversas colonias, incluso algunas personas viajan desde lugares lejanos como Montebello y Bugambilias solo para atenderse con ella.
El corte de cabello a caballeros es su servicio más demandado, aunque también realiza cortes para mujeres y niños, tintes, rayos, barbería, tratamientos capilares, faciales, pedicura, maquillajes y peinados, entre otros servicios.
"El estilismo es una profesión de constante aprendizaje", afirma. Por ello, a lo largo de su carrera ha asistido a cursos en Monterrey, Ciudad de México, Los Cabos y Guadalajara, manteniéndose siempre actualizada con las nuevas tendencias y técnicas.
Desafíos superados
A lo largo de estos 15 años, ha enfrentado varios retos. Uno de los más difíciles fue la inundación que sufrió el mercado en par de ocasiones, en 2013 y 2018. "La primera vez perdí todo: mobiliario, secadoras, planchas, hasta los sillones", recuerda.
Esa vez, el agua subió un metro y todo quedó inservible. Sin embargo, gracias a una obra de infraestructura realizada antes de la pandemia, estos problemas han quedado en el pasado.
Paradójicamente, la pandemia no afectó su negocio tanto como otros periodos de crisis económica. "Septiembre y octubre del año pasado fueron los peores meses que he tenido, incluso más difíciles que la pandemia", menciona al recordar la crisis de inseguridad. A pesar de todo, Verónica sigue adelante con la misma determinación que la caracteriza.
Un negocio familiar
Actualmente, su hija Grisel trabaja con ella, siguiendo sus pasos en el mundo de la belleza. Grisel es cosmetóloga y también realiza cortes de cabello, apoyando a su madre en el día a día del negocio.
El negocio opera de jueves a martes, con descanso los miércoles. "Al principio no descansaba ningún día, pero hace tres años decidí tomar los miércoles”, esto le permite equilibrar su vida personal y laboral. Aunque al inicio sus clientes tardaron en acostumbrarse, hoy respetan su horario y valoran su compromiso.
Un mensaje para los emprendedores
A quienes tienen el sueño de emprender, pero temen dar el primer paso, Verónica les aconseja:
"Hay que pensar positivo y estar en la lucha. Si te desanimas, cierras. La constancia es clave". Además, enfatiza la importancia de la disciplina. "Si unos días abres y otros no, o no respetas los horarios, el cliente no se acostumbra".
Su historia es un testimonio de que el esfuerzo, la pasión y la determinación pueden hacer realidad cualquier sueño.
Hoy, el salón de Verónica no es solo un negocio, es el resultado de toda una vida de dedicación y amor por el arte del estilismo.