Renace "El Fiker" en Culiacán: Historia de superación de Eduardo y su popular restaurante de mariscos
A Eduardo Bernal, ‘El Fiker’, un trágico accidente casi lo deja en ‘estado vegetativo’, hoy revive su pasión por los mariscos de manera milagrosa.


En la colonia Esthela Ortiz, en Culiacán, el nombre de Eduardo Bernal Aguiluz, más conocido como "El Fiker", es sinónimo de esfuerzo y determinación, de lucha por aferrarse a la vida luego de un trágico accidente.
A sus 41 años, este hombre ha convertido la preparación de mariscos en un arte, transformando su negocio, Mariscos Fiker, en un punto de referencia para los amantes de la gastronomía. Sin embargo, su historia va más allá del éxito culinario: es un testimonio de lucha, superación y amor por la vida.

¡Recibe las últimas noticias!
El inicio de un sueño
Desde su adolescencia, Eduardo mostró interés por la cocina, en especial por la preparación de mariscos. Fue durante su etapa en la secundaria cuando aprendió el oficio, sin imaginar que se convertiría en su sustento de vida.
Su carisma y creatividad pronto lo distinguieron en el gremio, ganándose una clientela fiel gracias a sus innovaciones en salsas y platillos únicos, como La trillada, La Chiquiona o el Sushi de mariscos.
Con más de 20 años en el negocio, Eduardo pasó 12 de ellos vendiendo en la esquina de Hilario Medina y Terrones, antes de establecer su marisquería en su casa, en Alberto Terrones No.3828, a una cuadra y media de donde comenzó, en la colonia Esthela Ortiz.
La creatividad y el esmero en cada platillo hicieron que su nombre resonara en la ciudad, siendo entrevistado por youtubers y preparando comida para eventos importantes, incluidos algunos chefs.
El accidente que lo cambió todo
El 22 de agosto de 2021, en plena pandemia de Covid-19, la vida de Eduardo dio un giro inesperado.
Aquella noche, ya en casa, recibió una llamada y decidió salir en su motocicleta. Pero al llegar al cruce de Hilario Medina y Alberto Terrones, fue arrollado por una camioneta. El impacto lo dejó inconsciente y gravemente herido en el pavimento.
Durante dos semanas, Eduardo estuvo internado en una clínica privada y luego fue trasladado al Seguro Social, donde permaneció un mes más. Los médicos no tenían esperanzas: su estado era crítico y advertían que quedaría en estado vegetativo. Su familia, sin embargo, nunca perdió la fe. Él también se aferró a la vida.
Las secuelas del accidente fueron devastadoras: múltiples fracturas en el brazo derecho y costillas, varias cirugías craneales, problemas respiratorios que requirieron una traqueotomía, y una gastroenterostomía para facilitar su alimentación.
La recuperación fue un proceso largo y doloroso, pero su determinación fue más fuerte que cualquier diagnóstico.

Un nuevo comienzo
Contra todo pronóstico, Eduardo se puso de pie nueve meses después del accidente. Y aunque aún enfrenta dificultades para caminar y necesita una cirugía de cadera, su espíritu inquebrantable lo ha llevado a reintegrarse poco a poco a su negocio.
Con una andadera como compañera, vuelve a involucrarse en la marisquería, supervisando y apoyando en tareas ligeras.
Su familia ha sido su mayor apoyo. Sus hermanos Iván y Krystal asumieron la operación del negocio durante su recuperación, manteniendo vivo el legado de Eduardo.
Aunque la clientela disminuyó y algunos platillos icónicos, como el sushi de mariscos, fueron retirados del menú, Mariscos Fiker sigue en pie, gracias al esfuerzo conjunto de la familia Bernal.
Más allá del negocio: el hombre detrás del apodo
Antes del accidente, Eduardo era conocido no solo por su talento en la cocina, sino también por su amor al graffiti, de donde proviene su apodo "El Fiker".
Su afición por el deporte también lo llevó a formar parte de la porra de los Dorados y a ser un seguidor apasionado de los Tomateros de Culiacán. Incluso durante su recuperación, sus amigos organizaron batucadas y eventos para recaudar fondos, demostrando el cariño y respeto que le tienen.
Su actitud ante la vida también ha cambiado. Sin ser religioso, Eduardo confiesa que hoy tiene más fe que nunca. Reflexiona sobre su pasado, recordando cómo antes del accidente solía beber mucho y tenía dificultades para ahorrar. Ahora, con una visión diferente, valora más cada día y cada oportunidad que la vida le ofrece.

La conexión con su familia
El accidente afectó también su relación con sus hijos, de 8 y 16 años. Al quedar incapacitado, perdió la custodia y pasó un tiempo sin verlos, especialmente al más pequeño, a quien apenas conocía. Con el tiempo, ha logrado restablecer el vínculo, siendo una de sus principales motivaciones para seguir adelante.
La recuperación no solo ha sido física, sino también emocional. Eduardo recuerda con humor los momentos difíciles, como cuando la traqueotomía le hacía sonar como un radiador al respirar.
Incluso sus hábitos alimenticios han cambiado: "Antes era selectivo con la comida, ahora disfruto de platillos que antes rechazaba, como los chiles rellenos y el pastel", comparte para Tus Buenas Noticias.

Un ejemplo de resiliencia
El camino de Eduardo Bernal no ha sido fácil, pero su historia es un recordatorio de que la adversidad puede convertirse en una oportunidad para reinventarse. A pesar de los pronósticos médicos, su determinación y amor por la vida lo han llevado a desafiar las expectativas.
Hoy, Mariscos Fiker sigue siendo un punto de encuentro para quienes buscan sabor y autenticidad. Y detrás del negocio, Eduardo continúa siendo el alma de un sueño que, a pesar de los obstáculos, sigue latiendo con fuerza.
Su historia es una inspiración para su comunidad y un testimonio de que, con esfuerzo y apoyo, siempre es posible volver a empezar.