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La amabilidad también se enseña en la calle

El poder de ser amables con los desconocidos le cambia el día a cualquiera

16 abril, 2025
Cambiando la descortesía por amabilidad en el transporte, la diferencia de un buen día. Imagen ilustrativa con IA
Cambiando la descortesía por amabilidad en el transporte, la diferencia de un buen día. Imagen ilustrativa con IA

A la amabilidad podemos interpretarla de muchas formas: desde sonreír y ceder el paso a alguien con prisa, decir buenos días, ayudar a un animalito en apuros o simplemente simpatizar con un desconocido al “regalarle la hora”, como decimos en México.

Para mí, la palabra amable tiene un gran poder y conlleva una responsabilidad que la hace única. No es solo un gesto vacío; puede transformarse en acciones positivas, concretas y constructivas.

¿Te ha pasado que puedes percibir esa energía en alguien más? A mí sí. Basta con observar pequeñas acciones cotidianas para notar que hay algo bueno moviéndose entre nosotros.

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Pero también está el otro lado. Como los antiguos casetes con dos lados, quizá todos en algún momento hemos transitado por ambas.

como en los antiguos cassettes, en nuestras palabras existe la opción de Lado A y lado B
Como en los antiguos cassettes, en nuestras palabras existe la opción de Lado A y lado B

¿Qué nos lleva al “lado correcto”?

Para mí, lo ideal sería que solo existiera uno: ese que pudiéramos mostrar con naturalidad frente a cualquier persona.

Respetar, incluir, practicar la empatía, escuchar con atención, sonreír, ser considerados… Todo eso forma parte de una misma escala de valores.

Claro, entiendo que a veces tenemos malos días, y puede que esa energía positiva quede oculta temporalmente.

Hace unos días, presencié un momento que me dejó reflexionando.

Iba en un autobús rumbo a mi destino. A pesar de que iba algo lleno por la hora, encontré un asiento libre. Conforme avanzaba, el camión se fue vaciando. Cerca de mi parada, quedaban pocos pasajeros.

Con los extraños también podemos ser amables. El transporte nos pone a prueba
Con los extraños también podemos ser amables. El transporte nos pone a prueba

Dos asientos adelante iba un joven de unos 30 años. Llevaba audífonos inalámbricos, gorra y lenguaje corporal relajado. A su lado, un muchacho “probablemente estudiante” estaba de pie: lentes, mochila al hombro, una mano en el pasamanos y la otra sosteniendo el celular.

Todo parecía normal. El ambiente era silencioso, salvo por los ruidos de la calle. De pronto, el joven sentado habló con molestia:

“¿Puedes quitarte de mi espacio? Me incomoda que estés tan cerca. Muévete a otro lado o siéntate”.


Varias miradas se dirigieron de inmediato a la escena. Algunas de sorpresa, otras incrédulas. Fue entonces que un hombre de unos 50 años, sentando a espaldas de ellos, volteó y le dijo al joven con calma:

“Podrías ser amable”.


El estudiante, desconcertado, se quedó por un mínimo instante procesando lo ocurrido. Sin decir una palabra, buscó otro lugar y se alejó. El otro, con cara de fastidio, desvió la mirada hacia la ventana.

Ser amable es una decisión personal. Que sea tu lado A
Ser amable es una decisión personal. Que sea tu lado A

Me quedé pensando: Quizás el muchacho no notó que estaba demasiado cerca. Tal vez fue una situación momentánea por los movimientos del camión. No creo que fuera intencional.

Pensé también que el chico quizá no había tenido un buen día. Pero, aun así, su actitud no se justifica.

Al llegar a mi parada, coincidí con el estudiante y el hombre que intervino. Al bajar, el adulto se acercó al muchacho, le sonrió y le dio una palmada en el hombro. Fue un gesto sencillo, pero cargado de empatía.

El muchacho todavía parecía aún confundido, pero estoy segura de que ese pequeño acto alivió su incomodidad.

Nos fuimos cada uno por su camino. Yo me quedé con esta reflexión: a veces, cuando menos lo esperamos, alguien amable puede mejorar nuestro día con un gesto mínimo.

Cuando inicies tu ruta diaria, no olvides llevar contigo la amabilidad. Tu ganas
Cuando inicies tu ruta diaria, no olvides llevar contigo la amabilidad. Tu ganas

Aunque no intervine, presenciar ese momento me sacudió. Me recordó la importancia de actuar con respeto y consideración hacia los demás.

Ser amable es un acto consciente. Tiene impacto en quien lo practica como en quien lo recibe. La paz empieza con un toque de amabilidad.

Nos leemos pronto…


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