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Punteros, moscas y sinapsis: la normalización

Pista para la paz: la normalización es un proceso psicológico en el que aceptamos como ordinario aquello que se repite con frecuencia en nuestro entorno, incluso si inicialmente nos parecía extraño o negativo

14 agosto, 2024
Punteros, moscas y sinapsis: la normalización.
Punteros, moscas y sinapsis: la normalización.

Faltaban unos minutos para las 4 de la tarde. Era martes y, por fortuna, había poco tráfico en la Rolando Arjona a la altura de lo que una vez fue el Parque Temático. 

Un tipo joven pasó en una moto, y luego otro y otro. Sumaron un grupo cercano a 8 punteros que seguían una patrulla de la Sedena que entraba, precisamente, al Parque Temático.

Los autos venían de ida y vuelta por el Arjona. Un agente de tránsito estaba en la banqueta de enfrente, sobre la UAdeO. Los vio, luego se acomodó debajo de la sombra de un árbol. Cómo no, si el sol pegaba fuerte. Su patrulla, por cierto, estacionada sobre la ciclovía… en fin.

No hay día que no veamos punteros detrás de patrullas del Ejército. En cualquier colonia o punto de la iudad se les ve libremente en sus motos, ataviados con sus radios, haciendo su trabajo de vigilancia. 

Son las terminales de la red de información del crimen organizado, pero ya parece que para nosotros son como las moscas, esos molestos insectos que rondan por ahí y nos los sacudimos con la mano para seguir con lo nuestro.

“Los punteros en colonias y comunidades ya no pueden obviarse. 6 de cada 10 sinaloenses los ven en sus motos hablando por teléfono o radio detrás de alguna patrulla o convoy del Ejército, Marina o Guardia Nacional”, destaca la Coordinación General del Consejo Estatal de Seguridad Pública en Percibe, estudio de opinión pública.

Es la normalización de lo que no debería ser normal, pero lo es. 

Repetición, repetición, repetición: la sinapsis

La neurociencia explica que la normalización es un proceso psicológico en el que aceptamos como ordinario aquello que se repite con frecuencia en nuestro entorno, incluso si inicialmente nos parecía extraño o negativo.

Esto puede ser desde hábitos sociales hasta creencias culturales. No confundir normal con “bueno” o “malo”. 

Es aquello que Sartre decía: vivimos en el ser. La rutina, lo mismo de siempre, hacen que nos habituemos a un statu quo. Y cuando algo distinto sucede, entonces, salimos a la nada y adquirimos conciencia. 

Como cuando vamos en la misma ruta al trabajo y, de repente, nos damos cuenta de que una casa fue demolida. La casa siempre estuvo en nuestro camino, pero la “vimos” cuando ya no estaba. 

Por buscar un símil, si nuestros cerebros fueran computadoras, la repetición sería el proceso de programarlas. 

Con una repetida serie de conductas propias o en el entorno, según la neurociencia, se activan las neuronas espejo. La repetición de una acción, propia o ajena, fortalece las conexiones entre estas neuronas, lo que hace que la acción se perciba como más familiar y natural. 

Así que la repetición de una acción modifica las conexiones sinápticas entre las neuronas, creando nuevas vías neuronales y fortaleciendo las existentes. Como computadora programada. Se conectan las neuronas y surge un nuevo aprendizaje.

Y esa habituación que Sartre advirtió, ocurre en el cerebro. Con la repetición, este se acostumbra a un estímulo y deja de prestarle tanta atención, ya que las neuronas se vuelven menos sensibles al estímulo repetitivo.

Como la presencia de punteros tras las patrullas de la Sedena que todos vemos en la calle.

Acciones y comunicación para romper patrones 

Nos habituamos a algo, todo depende de qué sea lo que más se repita. Es decir, si en sentido contrario emprendiéramos más acciones constructivas y las visibilizáramos con una perspectiva y constancia a largo plazo, podríamos crear otras conexiones sinápticas más adecuadas a una vida civilizada.

Y aunque se escuche reduccionista o simple, no lo es. Actualmente es muy complicado que las instancias de gobierno, por ejemplo, trabajen coordinadamente con la sociedad civil en una agenda común que aspire a “inundar” la ciudad con acciones de civilidad.

Sería interesante que estimulemos el pensamiento crítico como sociedad y dejemos de dar por sentado la visible y cotidiana ilegalidad. Como los punteros y lo que está detrás de ellos. Lo que representan. No es normal. 

En contraparte, emprendamos acciones positivas, apoyemos a quienes ya trabajan por una mejor sociedad y visibilicemos, sin cansarnos, lo que ya se hace por una vida en paz y armonía. 

Hasta que la repetición nos cambie la sinapsis.  




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