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El Continente Americano se llama así por Américo

Nada mal tener un continente con tu nombre.

27 marzo, 2024
El Continente Americano se llama así por Américo
El Continente Americano se llama así por Américo.

Américo Vespucio fue un comerciante, explorador y cosmógrafo florentino, naturalizado castellano en 1505, que participó en al menos dos viajes de exploración al Nuevo Mundo, continente que hoy en día se llama América en su honor.

Desempeñó cargos importantes en la Casa de Contratación de Sevilla, de la que fue nombrado piloto mayor en 1508.

Pero su fama universal se debe a dos obras publicadas bajo su nombre entre 1503 y 1505: El Mundus Novus y la Carta a Soderini, que le atribuyen un papel protagonista en el descubrimiento de América y su identificación como un nuevo continente

Por esta razón, el cartógrafo Martín Waldseemüller en su mapa Universalis Cosmographia de 1507 acuñó el nombre de «América» en su honor como designación para el Nuevo Mundo.

El relato a menudo fantasioso de sus viajes lo han ubicado como una de las figuras más controvertidas de la era de los descubrimientos.

Americo era el tercer hijo de Nastagio Vespucci, un notario florentino especializado en intercambio de divisas, y de Lisa di Giovanni Mini.
Le pusieron el nombre de su abuelo, que murió en 1468.

Américo y otros jóvenes se formaron en las enseñanzas de Aristóteles, Ptolomeo y Estrabón sobre astronomía, cosmografía y geografía.En la lectura de los clásicos y particularmente en el dominio de la lengua docta, el latín

Américo adquirió una predilección por Virgilio, Dante y Petrarca, y probablemente leyese los libros de viajes de Marco Polo.


En 1489 Lorenzo di Pierfrancesco di Medici despidió a su agente comercial en Sevilla y le encargó a Américo que buscase un sustituto para el puesto.

 Américo propuso a Juanoto Berardi, empresario florentino establecido en Sevilla desde 1485, y Lorenzo lo contrató. La península ibérica era en esta época un próspero centro mercantil y Sevilla el centro económico más importante de la corona de Castilla

A mediados de 1496 Colón regresó de su segundo viaje, partió en 1498 en su tercer viaje a las Indias y por fin en 1499 fue arrestado en la Española y llevado encadenado ante los reyes, que pusieron definitivamente fin al monopolio colombino de las navegaciones a las Indias.

 A partir de entonces autorizaron numerosos viajes para explorar y conseguir riquezas de las nuevas tierras. 

Américo se embarcó en el primero de ellos, el capitaneado por Alonso de Ojeda en 1499 a la actual costa de Venezuela. Regresó enfermo pero con 14 perlas, cuya venta le reportó más de 1000 ducados.

A finales de 1500 Vespucci se mudó a Lisboa, donde se embarcó en una expedición portuguesa. 

El motivo por el cual dejó Castilla ha sido objeto de controversia entre los historiadores. 

La versión de Vespucci es que recibió una invitación de parte del rey portugués.

Por otra parte, en 1499 se había desatado en Castilla una ola de xenofobia que hizo que los reyes prohibieran a extranjeros embarcar hacia las Indias.

Esta expedición portuguesa al Nuevo Mundo se halla bien documentada y los investigadores no dudan de que se realizase, aunque su propósito no está totalmente claro: quizás reconocer la tierra descubierta por Cabral en 1500.

El papel de Vespucci en ella parece haber sido sobre todo comercial, si bien él escribiría después que había participado por mera curiosidad, "para ver mundo".En cualquier caso los barcos retornaron a Lisboa con resultados económicos nulos.

En la Carta a Soderini se relata otro viaje de Vespucci en barcos portugueses, en 1503-1504, que tiene cierto parecido con una expedición liderada por Gonzalo Coelho.

 Existe división de opiniones sobre si Vespucci tomó realmente parte en ese viaje.

Se conservan varios textos escritos por Américo Vespucio o publicados utilizando su nombre que relatan principalmente viajes de exploración al Nuevo Mundo.

 Muchos historiadores los han tomado como evidencias documentales a partir de las cuales deducir en qué expediciones participó Vespucio y cuáles fueron sus fechas e itinerarios, tratando de discernir lo auténtico de lo inventado y lo escrito realmente por el florentino de lo añadido por otras manos.

Ello ha generado gran controversia y teorías que adscriben a Vespucio desde solo dos viajes transoceánicos hasta seis. Felipe Fernández-Armesto ha recomendado que se consideren estas obras no tanto como fuentes históricas sino sobre todo como literatura autobiográfica y por tanto subjetiva, propagandística y probablemente mezcla de realidad y de ficción.

Han llegado a nuestros días seis textos atribuidos a Vespucio que narran sus viajes, reales o inventados; de ellos, cuatro están dirigidos a su antiguo patrón, Lorenzo di Pierfrancesco de Médici.

Todos tienen formato de carta, incluso los que fueron impresos para difusión pública. 

En orden cronológico:

  1. Carta dirigida a Pierfrancesco desde Sevilla el 18 de julio de 1500, que relata una expedición castellana realizada "con dos carabelas" en 1499-1500. Se conservan seis copias manuscritas, ninguna de la mano de Vespucio pero coincidentes entre sí.
  2. Carta manuscrita dirigida a Pierfrancesco desde Cabo Verde el 4 de junio de 1501 durante su viaje en naves portuguesas; fue encontrada y publicada en 1827. Esencialmente relata una expedición portuguesa anterior a la India, capitaneada por Pedro Álvares Cabral.
  3. Tercera carta manuscrita, enviada también a Pierfrancesco desde Lisboa al regresar de la expedición portuguesa, en el año 1502. Se la conoce como la "Carta de Lisboa" y fue descubierta y publicada en 1789.
  4. Carta impresa en París en 1504 con el título de Mundus Novus, en latín. Relata los dos viajes mencionados en las cartas manuscritas precedentes y añade por primera vez uno anterior, una supuesta expedición castellana de 1497. Fue un gran éxito editorial y se tradujo a varias lenguas.
  5. Fragmentos de una carta manuscrita en italiano, sin encabezamiento ni datación. Fue descubierta por Roberto Ridolfi y publicada en 1937, por lo que se le llama Fragmento Ridolfi o Carta Fragmentaria. Está escrita en forma de defensa contra quienes objetan la verosimilitud de las aseveraciones de cartas anteriores. No se conoce el destinatario
  6. Carta impresa en Florencia circa 1505 con el título de Lettera di Amerigo Vespucci delle isole nuovamente trovate in quattro suoi viaggi (Carta de Américo Vespucio sobre las islas recientemente descubiertas en sus cuatro viajes), comúnmente abreviada Lettera. Añade a los tres viajes narrados por Mundus Novus otro posterior realizado bajo pabellón portugués.


Martín Waldseemüller, un destacado humanista alemán y profesor de cartografía que se desempeñaba como dibujante y corrector de pruebas del grupo, inscribió el sonoro nombre de América en un mapa mural de grandes dimensiones titulado Universalis Cosmographia que incluyó en el panfleto. 

Allí aparece aplicado a Sudamérica (la primera de las tres Américas en ser llamada así). 

En la parte superior del mapa, a la izquierda, junto a un globo terráqueo en cuyo hemisferio se representa el Viejo Mundo, aparece un retrato de Ptolomeo; a la derecha, junto a un globo semejante con el Nuevo Mundo, el de Vespucio.

Además, Waldseemüller confeccionó una versión globular, también llamada mapa en husos o gajos, con el que podría construirse un pequeño globo de unos 11 cm de diámetro, uno de cuyos ejemplares sería regalado al duque de Lorena.

La Cosmographiae Introductio fue un gran éxito editorial, y rápidamente el vocablo «América» se propagó a otras obras cartográficas: el Globo Verde (ca. 1514), un libro y un globo en husos de Johann Schöner en 1515, un mapa impreso en Salamanca en 1520 y una versión reducida y modificada del mapa de Waldseemüller publicada por Petrus Apianus también en 1520 con el título Tipus Orbis Universalis,93 aunque su consolidación definitiva llegó con la inclusión en los mapas de Sebastian Münster a partir de 1540.

Se recuerda a Américo Vespucio principalmente porque el continente americano hoy día lleva su nombre, debido a los relatos de viajes recogidos en la Carta a Soderini, que hoy se consideran imaginarios en su mayor parte. 

Solo existe consenso sobre su participación en la quinta expedición europea que desembarcó en las costas de Brasil y en el viaje de Ojeda de 1499-1500 que visitó la actual Venezuela, cuyo nombre históricamente se le ha atribuido.

 Según esa teoría en el hoy conocido como golfo de Venezuela la tripulación de Ojeda observó las viviendas aborígenes erigidas sobre pilotes de madera que sobresalían del agua construida por los indígenas añú. 

Dichas viviendas, que llevaban el nombre de palafitos, habrían recordado a Vespucio la ciudad de Venecia en Italia, lo que le inspiró a dar el nombre de Venezziola (Pequeña Venecia) y luego hispanizado a «Venezuela» a la región y al golfo del país americano.