¿Qué tiene que ver limpiar un estadio con la paz de un país?
El valor del patrimonio colectivo se aprende desde los primeros niveles escolares, y se le conoce como “o-soji”.
Columna: Reflexiones de un aspirante a buen vecino. Por Miguel Calderón.
Quizás recuerden este hecho poco común del mundial de futbol de Rusia 2018. Escenas de varios noticieros replican a un grupo de turistas japoneses recogiendo la basura en el estadio mientras el resto, de otras nacionalidades, los observan asombrados. Quienes conocen más a detalle esta nación dicen que este tipo de reacciones son una consecuencia del sistema educativo y de la cultura que permite conseguir la paz de un país.
¡Recibe las últimas noticias!
En sus niveles de armonía social también hay comportamientos colectivos que llaman la atención: cada vez menos delitos desde hace más de diez años. Revisar las razones de por qué en otros lugares del mundo pasa lo opuesto pudiera resultar aleccionador.
Lee: ¿Conoces el concepto del propósito de vida de la cultura japonesa?
Esta semana se dio a conocer el ranking de las ciudades más violentas del mundo, que realiza año con año una organización que tiene su antecedente en “México Unido contra la Delincuencia”.
En su metodología dejan claro que buscan que “nadie, ni gobernantes ni gobernados de un país o jurisdicción subnacional, quieran que su ciudad o ciudades figuren en este ranking y que, si su urbe o sus urbes ya están, hagan el máximo esfuerzo para que salgan lo antes posible”.
¿Qué creen? Ninguna ciudad japonesa forma parte de esta lista. ¿Qué creen? 19 ciudades mexicanas de más de 300 mil habitantes forman parte de este vergonzoso ranking.
Veamos los datos. Japón tuvo 395 homicidios en 2014 y fue bajando año con año hasta el registro de 306 en 2017. Un gran contraste, en este mismo rango de tiempo, representan los 19 mil 669 homicidios que se dieron en México en 2014 y subieron a 31 mil 174 en 2017.
Esta numeralia nos ilustra 2 universos radicalmente distintos. ¿Podríamos tomar nota de algunos detalles de la circunstancia japonesa para mejorar la circunstancia mexicana?.
Lee: Samurais en Sinaloa: migrantes japoneses
Se dice que además del alto número de policías, de su equipamiento y de la abundancia de vigilancia a través de cámaras, algo determinante es el comportamiento de sus vecinos.
El valor del patrimonio colectivo se aprende desde los primeros niveles escolares. Se le conoce como “o-soji” a la práctica obligatoria que tienen los niños limpiar salones, pasillos y baños 4 veces por semana. Además de la higiene per se, la lección también connota humildad, respeto y responsabilidad.
Quizás sí en nuestras escuelas o en nuestros hogares adoptáramos algunas de las prácticas basadas en la filosofía japonesa, algo bueno para nuestra convivencia social estaríamos arraigando. Ser creativos, aprender de los mejores y comprometernos es algo que nos urge como vecinos de Culiacán para bajar a mayor velocidad los índices delictivos que nos inquietan.
En este penoso ranking que mencioné en el segundo párrafo, la capital de Sinaloa ocupa lugar número 21 como la ciudad más violenta del mundo. El año pasado teníamos el lugar número 16. Hemos mejorado, pero todavía no para presumirlo con bombo y platillo.
Una ciudad de la que estamos obligados a observar sus prácticas colectivas en México es Mérida en Yucatán, y lo hemos hecho en el pasado reciente a través de mis compañeros del programa Construyendo Espacios para la Paz. Un país que es referencia de paz social, como ya vimos, es sin duda Japón.
Personalmente quiero saber lo que se siente vivir en un lugar como Mérida o como Japón, no sólo para sentirme más seguro sino para sentirme también muy orgulloso. Hagamos nuestra paz culichi, como ellos hicieron su paz nipona, y su paz yucateca.
Sería ideal imaginar a los aficionados a Tomateros limpiar sus butacas y las contiguas después de cada juego. Pero me conformo con que nuestra Ciudad salga de esta horrorosa lista de las 50 más violentas del mundo.