El conflicto de Ucrania un llamado para apuntalar la paz mundial
El mundo se despierta con un sobresalto ante el estallamiento de misiles rusos sobre el territorio de Ucrania.
El mundo se despierta con un sobresalto ante el estallamiento de misiles rusos sobre el territorio de Ucrania. No solo caen misiles, también reciben la mayor movilización de fuerzas militares rusas desde la anexión de Crimea en 2014 a Rusia. Ahí bajo los temores y el fuego también están puestas todas las miradas, sumado a un clamor que intenta apuntalar la paz mundial.
Poniendo en contexto este evento, que no deseamos sea la puerta para dar entrada a lo que pudiera ser la tercera Guerra Mundial, tiene condicionantes que al imaginario de los observadores, sólo se han enfrascado en posturas radicales.
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Rusia, que ahora es el atacante, ha condicionado el retiro de sus fuerzas armadas a que Ucrania no se integre a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y la disminución de tropas y equipo militar de la OTAN en Europa Oriental.
Antes Estados Unidos y otros miembros de la OTAN han rechazado esas exigencias y han advertido a Rusia la aplicación de sanciones económicas si invade Ucrania. Pero esto ya empezó. Los primeros lanzamientos de misiles ya se dieron.
Ucrania se ha convertido en una región inestable, de constantes conflictos y resentimientos nacionalistas alentados inicialmente desde fuera de sus fronteras. Es a partir de octubre de 2013, que Ucrania se convierte en la prioridad de la política exterior de Rusia y en la razón de un serio enfrentamiento diplomático, comercial y económico con Estados Unidos y Europa.
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Para que esto no pasara a un escenario de conflicto mundial se firmaron los Acuerdos de Minisk en 2014 y 2015 por representantes de Ucrania, Rusia, la República Popular de Donetsk (RPD) y la República Popular de Lugansk (RPL) para poner fin a la guerra del Donbás, en el este de Ucrania.
Estos tratados se negociaron bajo el auspicio de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) y tenían como objetivo principal el alto al fuego del ejército ucraniano y las fuerzas separatistas prorrusas de la RPD y la RPL.
Los primeros lanzamientos de misiles representan ya una nueva escalada de rearme militar, no sólo de Ucrania, sino de los países vecinos, sobre todo en lo que se refiere a la aviación estratégica y en la defensa aeroespacial. Esto en un escenario donde el nacionalismo ruso gana peso e influencia a nacional, pero a su vez el reproche mundial.
Ante el estallamiento del conflicto, líderes de todo el mundo reiteran su llamado a la paz, apelan a los principios de la Convención de la Haya para la Resolución Pacífica de Controversias Internacionales de 1899.
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No se concibe la falta de entendimiento a una guerra innecesaria. En este y en cualquier conflicto, la mediación es el mejor mecanismo pacífico de gestión, prevención y resolución de conflictos y controversias.
La mediación es la vía para proteger, fortalecer o recuperar la paz, la armonía y la cordialidad entre las naciones. Todo conflicto o controversia merece ser gestionado, prevenido o resuelto para que no escale ni se transforme en un conflicto de grandes dimensiones, o a su peor expresión, la guerra.
México ya contestó, se apegará a la Doctrina Estrada, la del sinaloense que llevó al nivel internacional la política de no intervención y el derecho a la autodeterminación de los pueblos y naciones, ya consagrada en el Artículo 89 de nuestra Constitución.
El canciller mexicano Marcelo Ebrard declaró que la postura de México “ha sido en favor de la solución pacífica del conflicto, el respeto a la integridad de Ucrania y de las resoluciones de la ONU”.
La guerra nunca es el camino, los misiles además muerte llevan odio, inestabilidad a los pueblos y desastres económicos de alcance mundial. Apuntalemos la paz con los mejores soportes que nos llevan a sostener el respeto a la vida. A un planeta razonable y sin conflictos. Amemos la paz.