Para cometer homicidios y monstruosidades no se necesitan monstruos
Recordando el jueves negro de Culiacán. El homicida puede estar contigo en la cola de las tortillas y se acepta sin ser detectado.
Recordando el jueves negro de Culiacán. El homicida puede estar contigo en la cola de las tortillas y se acepta sin ser detectado.
Para cometer homicidios y monstruosidades no se necesitan monstruos. Para cometer actos horrorosos, no se necesita una persona horrorosa, se necesita una persona normal. Puede ser el próximo homicida la persona con el que estamos en la cola de las tortillas o en el cine, afirma especialista.
El Dr. Tomás Guevara Martínez es Investigador de Estudios Psicosociales de la Violencia, en la Facultad de Psicología de la UAS, fue invitado por el organismo Construyendo Espacios para la paz para participar en un conversatorio sobre “Homicidio en Culiacán”, en la víspera de cumplirse un año del acontecimiento delincuencial que fue llamado el “jueves negro”.
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Dijo que en Culiacán existe un fenómeno fuertemente relacionado con el tema del homicidio, y que a pesar de que corresponde a los victimarios, es el fenómeno de los sicarios, poco estudiado.
Comentó que técnicamente el sicario es el sujeto que trabaja matando gente. Y cuando se tiene que hablar de homicidios en Culiacán, los principales efectos que se ven en Sinaloa, es el sicariato.
Citó que uno de los ejemplos más descarados que se tuvo en Culiacán durante los eventos vergonzosos del “jueves negro” fue la oferta remunerativa en emergencia por pago de 20 mil pesos”, según se decía en las redes sociales, para salir a matar gente.
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El especialista afirmó que hay una pérdida de legitimidad de instituciones judiciales y penales, con un incremento de impunidad, incremento en filas de adolescentes involucrados en el delito, y un avance de subcultura basada en enriquecimiento y ostentación en bienes materiales. Y el más fuerte, afirma, es la legitimación de la violencia como solución de conflictos.
Sostiene que lo que ha pasado después de ese evento será difícil sacar de la cabeza de la gente, sin el sentimiento de vulnerabilidad, con personas preguntando ¿dónde están las instituciones encargadas de protección de la sociedad?.
Explicó que el término de sicario viene de la época del imperio romano, de un arma que se metía en la túnica que se llamaba sica, con la que mataba al enemigo.
Un término y una acción que entró en Colombia, profesionalizándose en países de América Latina. “Es un problema serio, porque hay datos según la Secretaría de seguridad del gobierno colombiano, el 47 % de homicidios los ejecutan en Colombia sicarios”, afirma.
Dijo que en México se desconoce cuántos de los homicidios son cometidos por sicarios y comentó que la propia autoridad de México, de 2006 a 2012 ha reconocido más de 100 mil ejecuciones, equivalente a 1,426 víctimas por mes; y durante el período de Peña Nieto, subió a más de 1,600 por mes. Se pregunta: ¿cuántos homicidios de esos podemos pensar que son cometidos por sicarios?.
Precisó que, bajo la perspectiva psicológica hay algo que nos detiene a quitarle la vida a una persona, “pero una vez que alguien rompe con este esquema, la posibilidad de no hacerlo es menor”.
El Dr. Tomás Guevara Martínez afirma que a te el acto de cometer homicidios, implica también pensar en un comportamiento delictivo que va más allá de las características de las personas involucradas. “Los homicidios tienen al menos 3 consecuencias: sociales políticas y económicas”.
Dijo que, “no solo se trata de que un sujeto pierde la vida, que es a lo que estamos acostumbrados, sino que, mientras tengamos una visión judicial del homicidio, el concepto se va a quedar en el refrigerador. Se convierte en un número y una estadística”, cuando en realidad se convierte en una tragedia de familia, donde se rompen compromisos formales, informales que la víctima tenía, donde quedan niños o adultos desamparados, donde queda la ruptura de la familia, y consecuencias importantes.
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Y una de ellas es que las personas que están dispuestas a cometer homicidios involucran a más miembros de su familia. Citó el libro de Martha Lamas, con un estudio que hizo en prisiones de mujeres, donde descubrió que el 73% de las mujeres tenían relación de involucrarse en delitos por una situación afectiva con su pareja que cometía los delitos.
Homicidios por sexo y lugar de ocurrencia.
El Investigador de Estudios Psicosociales de la Violencia, en la Facultad de Psicología de la UAS, precisó que el 55% de homicidios de mujeres se lleva a cabo en el hogar o vivienda, y en menor medida en el trabajo, y vía pública.
Otro dato importante es que el 42 ó 43 % de los feminicidios son cometidos por sus parejas. Y en cambio, en los hombres el 82% son asesinados por gente con la que no tiene ningún parentesco.
Lamentó que en México y en Sinaloa, lo más grave de todo para cometer homicidios, es el nivel de impunidad. Cuando sólo el 17% de cada homicida llega a tener sentencia entre los hombres. Y entre las mujeres es como el 7%, señaló.
“En cambio sin sentencia condenatoria el 83% de hombres, y el 91% de mujeres, la impunidad está muy fuerte, es un aliciente para que la gente pierda el temor para quitarle la vida a otro, saber que no será castigado, que no irá a prisión, favorece el ejercicio del homicidio”, sentenció.
También explicó que abona al crimen y a la falta de cohesión, el hecho de que tengamos un proceso migratorio interesante, donde la mayoría de la población no nació aquí, en Culiacán o en otras ciudades del estado. “Esto nos hace no ser una sociedad homogénea”.
Guevara Martínez declaró que desde la perspectiva psicológica “el ser humano no es completamente racional, ahí está la prueba en el número de delitos, hay irracionalidad porque no se entiende por qué la gente comete homicidios.
Escucha la conferencia completa aquí:
