Consejos para combatir la fatiga de Zoom

Si en la reunión no estás hablando puedes apagar la cámara y caminar por la habitación para descansar de la pantalla mientras escuchas

Con la recomendación mundial “Quédate en casa”, las videollamadas se perfilaron como el medio ideal para mantener el contacto personal y profesional. Sin embargo, el desgaste provocado por este tipo de comunicación ha sido bautizado como fatiga de Zoom, y así se combate.

La pandemia por coronavirus cambió la forma de interactuar del mundo en tiempos de aislamiento. Y la tecnología fue la herramienta para garantizar la comunicación.

En ese sentido, el estudio Nonverbal overload: A theoretical argument for the causes of Zoom fatigue, de la Universidad de Stanford, advierte sobre el desgaste provocado por ese medio de comunicación, denominándose como “fatiga de Zoom”.

Tal denominación alude al cansancio físico, mental y emocional que experimentan los usuarios al pasar varias horas del día en reuniones virtuales.

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De acuerdo al estudio, el cansancio se debe a que la naturaleza visual de su interfaz obliga al contacto directo con los ojos. Un acto que llama a la incomodidad a mirar a otro lado cuando se está en un espacio reducido, como un elevador.

A su vez, se añade el hecho de que la comunicación no verbal debe enfatizarse para que las personas en pantalla puedan entenderla.

También el estar sentado por períodos prolongados no sólo puede generar dolores de espalda, sino que atenta contra la creatividad que se tiene cuando se está en movimiento, según el mismo estudio.

Por tanto, Jeremy N. Bailenson, autor del estudio, asegura que combatir la fatiga de Zoom es fácil. Y entre sus recomendaciones destacan las siguientes:

• Uso de teclados y cámaras externas que permita un mayor distanciamiento de la pantalla
• Reducir el tamaño de la ventana de Zoom
• Apagar la cámara cuando no se está interviniendo
• Priorizar reuniones de audio
• Moverse un poco por la habitación para aligerar el estrés.

No debes olvidar desconectarte durante el día. No sólo por salud mental, sino para disfrutar del presente y de la compañía de amigos, familia o tú mismo.