La declaratoria de Pueblo Mágico generó una reactivación social y una dinámica turística con beneficio para sus habitantes
Por: Juan Francisco Sotomayor
La declaratoria de Pueblo Mágico generó una reactivación social y una dinámica turística con beneficio para sus habitantes
En un tiempo corto Mocorito Pueblo Mágico empezó a tomar importancia como destino. A partir de tener esa distinción en 2015, la sociedad mocoritense empezó a organizarse y comprometerse con la transformación de sus fachadas y el acondicionamiento para atender a los visitantes. Con interesantes dinámicas emerge en el turismo de Sinaloa.
Mocorito es el poblado con mayor distinción histórica en la región del Évora, al norte de Sinaloa. En más de un siglo tuvo un natural abandono relacionado con el éxodo de sus principales familias y la emergencia de los municipios de Angostura (1916) y Salvador Alvarado (1962) quitados a su territorio.
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Con la construcción de las vías del ferrocarril y el período postrevolucionario, el campamento rielero de Guamúchil creció rápidamente, convirtiéndose en ciudad y quedando como el principal centro de embarque de mercancías y arribo de vendedores y compradores. Al desarrollarse Guamúchil y Angostura fue estancándose Mocorito.
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Pero ese abandono le valió en Mérito, porque a un siglo resurge con sus sobrias fachadas como propuesta de destino turístico, y a partir de que lo declararon Pueblo Mágico en 2015, asumió el papel de organización para ser incluyente no solo en la transformación, sino en la creación de servicios y desarrollo de actividades para atención a turistas.
Restaurar y pintar las viejas casas trajo frutos, le dio vida y armonía al poblado. Muchos inversionistas compraron fincas, las remodelaron y agregaron segundas plantas y fachadas recreando el estilo arquitectónico neoclásico distintivo del viejo Mocorito.
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Sus más dominantes edificaciones fueron construidas mayormente durante los siglos XIX y XX; y en antecedente histórico está el templo de la antigua Misión de San Miguel Arcángel iniciado en el siglo XVIII, con una nave en cruz latina.
Grandes políticos, literatos, empresarios y mercaderes salieron de ese rincón situado junto al río Évora; ahí donde la matanza de indígenas en días de la conquista le dio significado de “lugar de muertos”.
Ahora reviviendo al turismo, Mocorito ofrece la oportunidad de decirle al mundo que en esas vetustas casas hubo vida. Las familias prominentes, que tuvieron acceso a las modas y materiales del viejo continente, fueron también organizadores de los Clubes culturales y tertulias literarias, cobijando a la postre grandes pensadores y luchadores liberales.
Con el juarista Eustaquio Buelna Pérez, ahí se fraguó el Liceo Rosales y originó la Universidad Autónoma de Sinaloa. En Mocorito se encendió el chispazo de la revolución en la juventud de Rafael Buelna Tenorio, y el arrecio de Agustina Ramírez.
Con la declaratoria de Pueblo Mágico revivieron los viejos oficios. Resplandecen sus calles con fines de semana colmados de visitas. Y de pronto un jardín de girasoles hizo del invierno la flor de los turistas.
Es el revivir histórico de Mocorito, con justicia social llamado… el Atenas de Sinaloa.
Fotografía y video: Christian López