En la medida que lo hagamos estaremos honrando la memoria de Fidel, estaremos también siendo aliados de la pesca sustentable y, sin duda, probando los frutos dulces de la paciencia.
Por: Miguel Calderón
Columna: “Reflexiones de un aspirante a buen vecino”. Por Miguel Calderón.
Un proverbio persa dice que la paciencia es un árbol de raíz amarga, pero de frutos muy dulces. A propósito de procesos largos y prolongados que implican sacrificio recordé la lucha por conseguir la prohibición para explotar una especie muy preciada en el mercado, la almeja chocolata de Altata. Soberana en ese hermoso espejo de agua de la Bahía.
Romper el estereotipo del pescador irresponsable e inconsciente no es cosa sencilla. Sin embargo, debo compartirles que he tenido la fortuna de conocer de cerca a varios de ellos con un alto compromiso con la pesca sustentable y con el cuidado del medio ambiente.
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Tan es así que un reducido grupo de ellos fueron los que manifestaron su preocupación por la sobreexplotación de la almeja chocolata de Altata por colegas de ellos mismos, por vecinos de la comunidad y por turistas. Entre estos guerreros del mar y de la protección del medio ambiente reconozco particularmente a alguien que ayer perdió la lucha contra el coronavirus: Fidel Inzunza “El Burras”.
Con Fidel compartí un viaje a El Manglito en La Paz, Baja California Sur, para aprender de una experiencia ligada a la restauración de la Ensenada, del callo de hacha y de las familias de la comunidad.
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Además, estuve en varios cursos y foros sobre estos temas en los que el Burras siempre levantaba la mano para compartir elocuentes llamados para cambiar los métodos del noble oficio de pescador. “Compañeros”, decía: “Hay que echarle ganas. Hay que pescar sin dañar”.
Su andar tuvo muchas luchas y una de ellas recientemente dio resultados. A finales del pasado abril se publicó, en el Diario Oficial de la Federación, el acuerdo que establece la veda temporal para la captura de almeja chocolata de Altata.
Por esta razón, sostuvimos más de 5 enlaces telefónicos para celebrar el acuerdo de CONAPESCA y platicamos de cómo difundir masivamente este mandato legal para que nadie, ni pescadores, ni vecinos, ni turistas se lleve una sola almeja durante los próximos 2 años. Nos quedamos con esa tarea para honrar su memoria.
Este triste desenlace, el de su muerte, me ha traído a mis pensamientos, que acciones como vedar, cuidar, conservar, para después producir, requieren personalidades pacientes y resilientes. Fidel era así. Hago votos porque su ejemplo se multiplique aún más.
A mis amigos vecinos de Culiacán que visitan la Bahía de Altata me corresponde pedirles que se sumen a esta idea de conservar para disfrutar. La sola imagen de un plato lleno de almejas chocolatas frescas antoja al más exigente de los paladares.
En un par de años podremos disfrutar de estos platillos con su origen en Altata. Antes de eso tratemos de conservar lo que está vedado y asegurémonos de que sí consumimos chocolatas, éstas no sean de nuestra Bahía.
En la medida que lo hagamos estaremos honrando la memoria de Fidel, estaremos también siendo aliados de la pesca sustentable y, sin duda, probando los frutos dulces de la paciencia.