El amor por sus hijos y el anhelo por regresarles al “papá que alguna vez tuvieron” lo mantiene firme en el proceso de transformación. Porque él confía que volverá a ser “el Hugo que ellos conocieron”, y la trama de la película será distinta.
Por: Kenia Meza
Desaliñado, sin tenis y pidiendo por la calle “hey, ¿no traes nada?, ando bien malilla, saca algo, -regálame un baisa-”; y con los primeros 100 pesos adquiridos por la mañana, comprar la dosis para soportar la misma película todos los días. La historia de Hugo Luque es el reflejo de la vida ganada por las drogas.
“Al principio, el primer contacto con la droga, todo es felicidad, todo, aparentemente, va a marchar a la perfección… Cuando la luna de miel con la droga termina, empiezan los problemas, te das cuenta que las cosas no están marchando bien. Y aunque la persona que está consumiendo trata de ocultarlo, muy en el fondo las cosas no están bien”, afirmó Hugo Luque.
“¿No pasa nada?” se pregunta la asociación Malala Academia en relación a los efectos de las drogas en los jóvenes, en sus familias y en su ciudad. Y para mostrar la realidad de este mundo, nos comparte el testimonial número diecisiete de la serie.
Conoce su historia completa:
Con esta campaña de prevención, Malala Academia busca generar conciencia sobre el consumo de drogas, el daño que provoca, y todo lo que pierden las víctimas de las drogas.
De esta manera, exhorta a la sociedad, medios de comunicación e instituciones a sumarse para disminuir los niveles de drogadicción en México. Y tú, ¿crees que “No Pasa Nada”?.
El mayor miedo de un padre no se encuentra en el recurso económico, en los estudios académicos o en la cultura, radica en la decepción que los hijos podrían sentir al considerarlo como un “perdedor”.
Hugo Luque perdió a su familia por cegarse con el brillo del cristal. Sin embargo, comenta que las personas creen que los drogadictos se drogan por ser “vaquetones”, cuando la realidad es que si te atrapa, te atrapa, pues no respeta nada.
Tuvo esposa y tiene 2 hijos, por lo que su miedo es que se olviden de él o que un día lo encuentren, le tengan miedo y que lo vean como un perdedor. Con pena en su hablar, Hugo afirma que este estilo de vida es muy doloroso y que le va a tomar tiempo para que pueda recuperar todo lo que dejó por el cristal.
Pero la esperanza, las ganas de salir adelante, y la principal motivación de todo padre: el amor por sus hijos y el anhelo por regresarles al “papá que alguna vez tuvieron” lo mantiene firme en el proceso de transformación. Porque él confía que volverá a ser “el Hugo que ellos conocieron”, y la trama de la película será distinta.
Limpio y con nuevos bríos ya empezó el nuevo rodaje de su vida.