En este poblado existen rastros prehispánicos de una tribu cuyo origen se desconoce...
Por: Juan de Dios “Robbin” Chávez
Se dice que Españoles pretendieron construir un templo que data del siglo XVIII en la parte mas alta de San Juan de Jacobo, pero aún es un misterio sin resolver.
En este poblado existen rastros prehispánicos de una tribu cuyo origen se desconoce, realizados en rocas talladas manualmente que representan dibujos grabados sobre su capa superficial.
Hoy en día es un pueblo tranquilo, apacible donde la gente es atenta, se esmera por atender a sus visitantes, sigue conservando parte de ese legado ancestral, y que, además posee bastante historia, leyendas y grandes misterios.
Se considera que para los Españoles fue un punto importante, ya que aún existen los cimientos de lo que presuntamente iba ser un gran templo, que curiosamente tiene las mismas medidas que la parroquia de San Sebastián en Concordia, Sinaloa, construida durante el siglo XVIII.
Las ruinas que aún están de pie, así lo demuestran, pero nadie sabe porque no la terminaron, tal vez por la constante amenaza de las hordas de indígenas nativos.
El origen de los restos de este templo que los Españoles pretendieron construir en la parte más alta de San Juan de Jacobo, que datan del siglo 18, se ha convertido en la actualidad en un gran misterio sin resolver.
Una de las leyendas más populares de este pueblo cuenta que en el mes de septiembre de 1981, "eran la una o dos de la mañana, cuando de repente unos desconocidos arribaron a la parte central del pueblito a bordo de una camioneta y haciendo varios disparos al aire". Todo el pueblo enmudeció apoderándose el temor de cada uno de los habitantes, al creer que se trataba de bandoleros o rufianes en busca de alguien.
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En ese momento nadie salió a ver lo que ocurría, mientras que algunas personas se asomaron a través de las ventanas pero debido a la oscuridad, no lograron distinguir bien a los malhechores.
La camioneta hizo alto frente al campanario de la capilla, formado por tres palos atravesados que sostenían las dos campanas, y uno de los sujetos descolgó una de las campanas para llevársela de inmediato.
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Una vez amanecido, un grupo de personas salieron para averiguar qué había ocurrido, y fue cuando se dieron cuenta que había desaparecido una campana, los desconocidos se la robaron.
El acontecimiento no terminó ahí, pues 3 o 4 días después, los mismos tipos llegaron a la misma hora y se llevaron la segunda campana.
Posiblemente para ellos estas campanas representaban un valor histórico, y porqué no, también monetario, pues sabían que estaban en el pueblo desde la época de los primeros evangelizadores en esta zona. No se sabe si estas campanas eran de oro, pero una cosa sí es segura, le sacaron buen provecho, de lo contrario no hubiesen regresado por la otra.
San Juan de Jacobo quizás fue un centro muy importante para los antiguos pobladores, por las características que presenta, al pie de dos arroyos, los cerros alrededor que por siglos impidieron la entrada a individuos extraños en su forma de vida.
Dicen que para evitarlo, se tuvieron que refugiar en lugares recónditos.
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