Armando lleva 35 años endulzando con sus helados a todos en Navolato

Ser vendedor de helados le ha dejado grandes satisfacciones en la vida.

Por: Jacqueline Sánchez Osuna

Navolato, Sinaloa.En la Arrocera, Armando Herrera Medina ha tejido su propia historia de vida. A sus 55 años entrelaza la dulzura y el frescor de los helados con los desafíos de la vida. Hoy, es una leyenda entre los vecinos de Dautillos, Altata, Navolato y más allá.

Asegura para Tus Buenas Noticias que hace 35 años, cuando apenas tenía 20 años de edad, dio sus primeros pasos en el mundo de los negocios, uno que lo ha llevado a recorrer las calles vendiendo nieves y bolis. Su carreta, cargada de colores y sabores, se ha convertido en un refugio contra el abrasador sol de la ciudad.

Con una sonrisa que brilla más que el sol, Armando se adentra en su rutina diaria, un baile entre el calor y la esperanza. "Me gusta lo que hago", dice con pasión en sus ojos, "a veces gano poco, a veces gano mejor. Hay días buenos y malos, pero siempre sigo adelante", dice con una voz apacible.

A pesar de su vida solitaria, Armando encuentra compañía en las conversaciones con sus clientes, quienes se han convertido en amigos a lo largo de los años. Cada paleta que vende es un vínculo que se fortalece con el tiempo.

Cuando no está ocupado vendiendo paletas, Armando se refugia en su otro amor, el campo. En el corte de la siembra, encuentra una conexión profunda con la tierra. "Me gusta mucho el campo, porque me impongo", comparte. Sin embargo, su compromiso con los helados le lleva a empezar a trabajar a las 9:00 de la mañana y terminar a las 5:00 de la tarde.

En los días buenos, su carrito de helados se convierte en una fuente de alegría para los niños y adultos por igual, vendiendo unos 50 bolis o más. Con sabores que van desde piña, fresa, uva, vainilla, hasta tamarindo, Armando sabe cómo conquistar los corazones de los navolatenses, especialmente en el caluroso clima.

Las nieves, en su mayoría, se guardan para los días más fríos, cuando el calor del verano da paso a la nostalgia del invierno. Pero Armando nunca se detiene, su compromiso es más que una estación del año, es un compromiso de toda una vida.

Armando, es un heladero de corazón ardiente, es una muestra de que la pasión y la perseverancia pueden dar forma a una vida llena de dulzura y amistad.

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