Desde hace 20 años trabaja en el escaso oficio de restaurar sombreros finos y toda clase de tejanas
Por: Jacqueline Sánchez Osuna
Culiacán, Sinaloa.- En el bullicioso corazón del Mercadito Rafael Buelna de Culiacán, donde las historias se tejen entre los colores vibrantes, las costumbres del campo y las risas que resuenan, emerge un hombre cuya destreza es poco usual, tiene el oficio de restaurador de sombreros.
Conocido como "El güero", "el tío" o "el chapo", Polín Taniyama es una fuente de inspiración y tenacidad. Digno aliado de la gente de sombrero y del espíritu sinaloense.
En su taller llamado: “El Buen Sombrero”, Polín trasciende sin competidores en el simple oficio de reparar sombreros. Con su labor se convierte en sanador de las de copas y alas desgastadas por el tiempo, reviviendo el vínculo que une sentimientos del pasado con el presente. Cada puntada que realiza, cada sombrero que resurge bajo sus hábiles manos, lleva consigo una historia única, un lazo con la identidad y la memoria que han trascendido en cada usuario.
"Hace casi 20 años, todo comenzó como un juego", comparte Polín mientras su mirada se pierde en el horizonte de los recuerdos. Un hermano con una sombrerería desató la chispa que encendió su camino. Un viaje a San Francisco Rincón, Guanajuato, se convirtió en su escuela, donde las fábricas de sombreros le brindaron las herramientas para crear algo más que simples accesorios. Aprendió un oficio que se ha convertido en su pasión y sustento, desafiando los conceptos sobre quién puede ejercerlo.
Es aquí, en el corazón mismo del Mercadito Rafael Buelna, donde la gente del campo compra y vende, Polín Taniyama se convierte en un testimonio viviente del espíritu trabajador y echado para adelante que caracteriza a los sinaloenses. Con un brillo en los ojos y una sonrisa que irradia calidez, relata su historia con humildad, demostrando que el éxito no se limita a la rentabilidad económica, sino en encontrar placer haciendo lo que es complejo o poco convencional.
Haciendo lo que a otros alegra, le regala placer. Son "59 años", susurra Polín, una afirmación que desafía las expectativas y desmonta estereotipos. Su oficio, que muchos supondrían reservado para manos ancianas, es un ejemplo de cómo la pasión y la dedicación hacen revivir lo que ya es deteriorado.
"Tiene su chiste", dice con una risa que contagia, mientras habla de la paciencia y el arte que implica reparar sombreros. Sus manos son su instrumento más preciado; sus ojos, la guía que le permite tejer historias de renovación.
En su taller, sombreros desgastados se convierten en piezas de exhibición que volverán a la cabeza, y otros sólo alargarán una memoria a las generaciones. La transformación va más allá de lo físico; cada sombrero adquiere un estilo distinto, un carácter único que refleja a quienes lo portan.
Polín no solo restaura sombreros, sino que también distingue grupos musicales regionales con su habilidad, es su clientela. Es un hilo de la cultura sinaloense que se entreteje en cada obra.
"Un sombrero para mí es parte de mi vida", confiesa Polín con pasión. Sus palabras resuenan en el aire, llevando consigo la esencia de un hombre cuyo corazón late al ritmo de sus creaciones. Aunque su oficio es solitario, su esposa Lourdes es su cómplice y apoyo, compartiendo el viaje de transformación de sombreros y sentimietos.
A pesar de las luces y sombras de la vida, Polín Taniyama mantiene su buen ánimo inquebrantable. Su taller, repleto de sombreros en espacio de dos tiempos, se ha vuelto un refugio donde las historias convergen. En sus manos, sombreros maltrechos se van convierten en portadores de legados, testigos de amores que perduran en el tiempo.
Pero su historia no termina ahí. Polín se ha ganado el reconocimiento y la confianza de figuras famosas del regional mexicano. Desde "El Pirata" hasta Cristian Nodal y "El Fantasma". Sus manos han restaurado no solo sombreros, sino también la imagen distintiva de artistas icónicos. Él personifica la esencia sinaloense de trabajo duro y perseverancia, una fuente de inspiración que demuestra que el éxito puede ser alcanzado con pasión y dedicación.
El número de teléfono 6671455371, es una conexión directa con la magia de Polín Taniyama. Cada llamada es un paso hacia la transformación y la renovación, una oportunidad de curación en cada sombrero.
En el Mercadito Rafael Buelna, Polín no solo repara sombreros, sino que también teje sueños y renueva almas. Su oficio es un desafío en el tiempo, iluminando el camino para aquellos que buscan encontrar éxito y significado en el trabajo de sus manos.
Su historia es un canto a la determinación, un recordatorio de que, en las manos de un artesano apasionado, cada puntada es un paso a la renovación y un toque de magia en la vida cotidiana. En la vida quien entra a la horma tiene más posibilidades de renovarse.
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