“Cometín” el payaso de Culiacán con 3 ángeles y una vida de servicio

Sobrepasó una dura infancia y ahora se dedica a hacer feliz a niños en necesidad. Esteban y “Cometín” viajan por la vida regalando sonrisas.

Por: Jacqueline Sánchez Osuna

Culiacán, Sinaloa.- Nariz roja, maquillaje, zapatos enormes y demás indumentaria forman parte de la personificación de un payaso común. Pero “Cometín” tiene algo más. Es el payaso de Culiacán con 3 ángeles y una vida de servicio que alimenta su alma en retribución por las oportunidades de vivir. Vive un duelo de resiliencia en simbiosis con su personaje.

Hacer reír es un arte. No todos lo logran. Hay quienes como "Cometín", se convierten en algo más que un personaje de la comunidad. Es la persona en sí, que encontró una oportunidad de gozo detrás de un personaje público, que se muestra caritativo y bondadoso, cubriendo las grietas de viejos sinsabores.

Decidió ser “el payaso” desde la tierna infancia. Esteban Sánchez Arellano, es un hombre amable. Desde hace 36 años da vida a “Cometín”. El payaso alegre de corazón bondadoso. Con buen ánimo y una gran sonrisa va envolviendo de alegría a quienes se le cruzan en la calle.

Desde temprano se dio cuenta que detrás de ese personaje, compartiendo sonrisas y acciones graciosas también le retribuía a él una buena dosis de alegría, las que la vida le negó en su primera infancia.

Desenmascarando al payaso, cuenta a Tus Buenas Noticias de su pesada infancia, donde de pronto se vio en el abandono: “No tengo papás, me crie en la calle. Cuando era niño… era un niño de la calle”. Pese a su gran sonrisa dibujada en el rostro no puede cubrir su tristeza al platicar.

“Crecer en la calle fue muy difícil. Tener que dormir en los techos, en algún rincón, debajo de un puente y expuesto a la maldad fue mi motivación para evitar caer en un vicio”

Reconoce con nobleza y un timbre de voz que denota agradecimiento a la vida por cada una de las nuevas experiencias que ha venido recibiendo con su personaje.

A sus 50 años de edad, Esteban reconoce que fue el personaje de “Cometín” que encara a diario, quien le permitió aprender a vivir. Toma aire y respira profundo para contarnos que vivía la plena adolescencia, cuando a los 14 años de edad vagaba por la calle, y en uno de esos recorridos solitarios conoció a los hermanos Arámburo, mimos de profesión, quienes fueron su primer contacto con el arte. 

Esta familia, fue para Esteban una salvación en medio de los tiempos de rebeldía y una vida de sinsabores. Cuenta que fueron ellos quienes lo ayudaron a darle un sentido a su vida. Mejor aún, le dieron la oportunidad de valorar todo lo que podía llegar a ser.

“Aunque la vida me fue revolcando y puliendo me siento orgulloso de lo que hago. No me da vergüenza ser payaso. Me siento como si trajera un blindaje. Mi personaje me hace ser mejor persona”, reconoce.

Con el paso del tiempo, y ya con una forma de vida, entendió que ser payaso es un arte. Es cuidar una imagen infantil, llena de cultura, color y alegría. Es un compromiso social que le ayuda a ser buena persona.

Pasados los años cree que ha logrado una integración tal, entre el personaje humorístico y el hombre que lo maneja, y para él ya es igual traer su atuendo humorístico, que una camisa de vestir.

“Cometín” y Esteban ya son la misma persona, caminan juntos, se acompañan siempre. Y eso lo vuelve amable, gentil y generoso.

“Siento que me integré muy bien al payaso, porque por medio de él vivo la infancia que me hizo falta. Ésta es mi niñez”.

Haciendo felices a los niños, hoy esteban vive su segunda infancia muy feliz. 

Pero la vida, también le tenía preparada una agradable sorpresa. Con el paso del tiempo y dando vida a “Cometín”, Esteban tuvo la oportunidad de conocer a una  bella mujer y formar una familia. Fuerte y amorosa como la que muchas veces bajo los puentes soñó para él. Ahora él es el padre y cobra fuerzas de la vida para no repetir errores ajenos.

“Tengo 3 hijos Ángel Ernesto, Ángel Esteban y Ángel“ Sus tres ángeles que son su principal aliciente ante la vida. Asegura que, a sus hijos, les ha querido dar todo lo que no pudo tener, por eso cada día se levanta y se maquilla con esmero.

Con ese rostro pintado alimenta su alma y con ese mismo rostro y su gracia corporal obtiene el sustento para cuidar a sus ángeles.

Esteban reflexiona de las complejidades de la vida y considera que darle a sus hijos una niñez feliz, no fue suficiente. Ahora también ha puesto los ojos en niños con carencias. Parte de su compromiso con la vida es considerar que hay muchos otros niños que merecen un momento de alegría.

Ese corazón noble que posee lo ha motivado para buscar la forma de ayudar a otras personas que se encuentran en situaciones más complicadas. Hay muchas cicatrices en su vida que le susurran en la oscuridad. Ha sorteado obstáculos fatales y se ha vuelto a levantar. Lo que Esteban no puede encarar, “Cometín” lo soluciona.

Cobrándole júbilo a la vida, hace cinco años formó, junto con otros compañeros, el grupo “En Culiacán hay gente buena”, en donde se encargan de recolectar donaciones y llevarlas a personas en situación de calle o en condiciones menos favorecidas.

“Haciendo la labor de ayudar, yo tengo como 15 años. Pero como grupo, tenemos cinco años. Así hemos podido llevar sonrisas a personas que más lo necesitan”, reconoce con satisfacción.

A “Cometín”, igual se le puede ver como voluntario en Cruz Roja, llevando cena a personas en los hospitales, ofreciendo cobijo a personas en situación de calle o brindando sonrisas a niños con enfermedades terminales. 

Para Esteban Sánchez Arellano, lo más importante es ser esos ángeles que otra gente necesita. No es porque tengan mucho dinero de sobra, para dar todo lo que la gente necesita. Lo que sí tienen es la voluntad y el deseo de aligerar un poco las cargas de los demás.

Hoy a 36 años de distancia. “Cometín” refleja su deseo de regresar un poco de lo mucho que la vida le ha ofrecido.

Con actos de caridad y bondad, alegra la vida de otras personas. Un chiste, una broma, un plato de comida, una bolsa de dulces o solamente una sonrisa es suficiente para brindar a otros un momento de descanso de las pesadas cargas que la vida impone sobre ellos.

“Cometín”, se ha convertido en un ejemplo de resiliencia, de perseverancia, de lucha y constancia. Su buen ánimo y sentido del humor lo alientan para ayudar a crear un mundo mejor. Las risas de los niños son su alegría. Vive contnto una segunda infancia. Es el payaso de Culiacán con 3 ángeles a su lado y una vida de servicio.

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