'Decir te amo' puede ser el atentado más grave que puede hacerse...

'Decir te amo' puede ser el atentado más grave que puede hacerse...

Una colaboración del psicoterapeuta humanista, Antonio Ayala.

Hoy para ti en TALLER DE VIDA.

Puede ser el atentado más grave que puede hacerse... 'Decir te amo'.

Pues esto despertará expectativas antes dormidas en el desamor.

Dará ímpetus a los resquebrajados sentidos de vida que se hallaban abandonados en la desesperanza de quien asume su fracaso en las suertes del amor.

Motivará de nueva cuenta al cuerpo, le dará hálito al grisáceo corazón y renovará las desgastadas ropas de la fe en el otro.

Incentivará imaginarios fantásticos donde existe un ser, capaz de darnos lo que nosotros mismos no fuimos capaces antes; ése que nos mudará a un mundo donde se tenga todo, sin haberlo pedido y un profundo dominio sobre quien nos ama, porque en el fondo lo que busca el "amado" es poder, sobre el que le ama, y su amor, le parece una garantía en prenda sobre el patente dominio y aprobación de sus afectos, su cuerpo, ideas, planes y condición de ser.

Escuchar un "te amo" puede ser el acto más riesgoso, si no se escucha el trasfondo de la frase, el sentido verdadero que oculta quien profiere tan pretenciosas palabras.

Si se le sobreentiende, puede (y siempre pasa) malinterpretarse, dando por hecho que, en su confesión romántica se cifra aquello que deseamos escuchar y entender del otro para sí mismo; tergiversando los significados y presupuestando de manera optimista que lo que se dijo, es lo mismo que lo que se quiso entender.

Es volverse el más vulnerable de los vulnerables -de ahí la idea de que amar es sufrir, sea tan aludida- porque se vuelve el supuesto amante, un depositario de ilusiones, pretensiones, responsabilidades no asumidas y fantasías egoístas que obedecen a las carencias dejadas por la temprana infancia.

Entonces ese que dijo 'te amo' se compromete sin saberlo a ser lo que el otro cree necesitar de él, y volverse un medio a través del cual, se ha de cumplir lo que el destino le ha negado antes: Ser para otro, un todo, el protagonista que ha de llenar los vacíos inexorables y el salvador que ha venido a rescatar el absurdo. La antes estéril vida de quien ahora le ama.

Cuando lo antes dicho sea desmentido, (porque los ideales no pueden habitar por mucho tiempo, las realidades y las fantasías tienen vigencia) será entonces cuando la tregua haya finalizado, los afectos se tornen ambivalentes, el odio suprima al amor y se culpe al otro de la fragilidad propia, de la irresponsable forma en que se crearon expectativas egoístas ante otro para después culparle por no cubrirlas.

Se le acusará de desleal, ante la deslealtad propia de esperarse lo imposible de quien apenas puede ser un insuficiente para sí mismo, por no ser omnipotente para otro.

Colapsará de nuevo el paradigma construido en las movedizas tierras de lo incierto, porque amar resulta una constante incertidumbre de lo que pasa en el otro, que puede ser salvada si se tiene una sólida certidumbre de sí.

La frustración impregnará cada poro de la piel y la angustia asfixiará el deseo por vivir, porque será empezar en ceros nuevamente lo que se pensaba una suma sin restas.

Entonces la realidad caerá de peso y vaya que pesa cuando los hombros de la consciencia son muy frágiles por no estar acostumbrados a cargar verdades realistas.

Por ello, decir 'te amo' requiere compromiso y escucharlo, un responsable realismo.