El Pitón de La Aurora y los Arcos de Las Quintas: Un símbolo de Culiacán
A continuación con una narración especial TBN presenta dos símbolos urbanos de Culiacán... ¿Conocías su pasado? ¿Por qué están ahí? Descubre tu ciudad con nosotros.
Representaron el despertar industrial y el progreso que borró la revolución mexicana, sepultándolo en asfalto.
A veces hay símbolos urbanos que, por parecernos tan cotidianos, no nos detenemos a interiorizar sobre su significado. Sucede así con El Pitón de La Aurora y los Arcos de Las Quintas.
Ve el siguiente video:
¡Recibe las últimas noticias!
?list=PLySDEdL0hNTg310_gLKMKXaiuKeP-WiKs[/embed]
Youtube // Tus Buenas Noticias TBN
Quizá no lo sabías, pero representan la memoria industrial de Culiacán.
El botón para el desarrollo de la industria en Culiacán se activó durante el período porfirista, ahí en lo que hoy se conoce como el sector Las Quintas.
Joaquín Redo y Balmaceda, siendo amigo de Porfirio Díaz representaba la clase política y económica de Sinaloa a mediados del siglo XIX.
La familia De La Vega instaló al oriente de la ciudad de Culiacán la Fábrica de hilados y telas "Vega Hermanos", en un lugar despoblado, en línea por lo que hoy es la calle Rosales.
En 1864 al casarse Joaquín Redo con Alejandra de La Vega, la propiedad pasó a la nueva familia, y así la fábrica cambió de nombre llamándose "El Coloso".
De esta fábrica ya no queda nada, ni vestigios, pero está íntimamente ligada a los monumentos icónicos de El Pitón de la Aurora, y Los Arcos.
Quien más inquietudes despierta a los culiacanenses es El Pitón de La Aurora. Una chimenea alta y solitaria en medio de un sector de prominentes residencias.
Las personas suelen preguntarse, ¿qué es ese tubo de ladrillos ahí?.
Es oportuno saber que ahí, Joaquín Redo, instaló en 1878 la primera fábrica de azúcar de Sinaloa, la que llamaron "La Aurora".
Hoy vale la pena enterarse que ese pitón, como le llaman, es la chimenea por donde se desparramaba el olor de caña por todo el caserío de aquel incipiente Culiacán.
Según registros históricos, la fábrica procesaba 750 mil libras de azúcar y unos 500 barriles de aguardiente. Para esas fechas el azúcar se había convertido en el endulzante de moda por esta región noroeste.
Joaquín Redo aprovechó las bondades que le tendía el sistema porfirista para equipar al ingenio de La Aurora con la innovación tecnológica más avanzada desarrollada en Estados Unidos.
Para alimentar esta industria azucarera convirtió el oriente de la ciudad de Culiacán en un vergel, rebosante de huertos frutícolas y cañaverales.
El sector fue conocido hasta la fecha como Las Quintas. Esto se debe a que el empresario denominó a sus predios: Quinta "La Primera", Quinta "La Zaragoza" y Quinta la de "El Barrio".
Al parejo de la modernización tecnológica que trajo el porfirismo vino el desarrollo de la infraestructura hidráulica.
Para regar sus sembradíos en más de 170 hectáreas, Redo y Balmaceda construyó el acueducto hoy conocido como Los Arcos. Por el bombeaba el agua del río Tamazula para alimentar el ingenio.
Eso constituía la bonanza arrogante en medio de la división de clases sociales. Su fin se escribió con el estallido de la revolución, y específicamente con la Toma de Culiacán.
Las tropas revolucionarias de Iturbe le prendieron fuego el 31 de mayo de 1911, quedando el ingenio La Aurora convertido en cenizas y desplomada su infraestructura.
El mismo día fue quemada la fábrica de hilados El Coloso, y con ello quemadas las esperanzas del despertar industrial de Culiacán.
De esa historia hoy sólo queda un pedazo de bodega, el pitón mirando de constante al cielo, y los arcos, agonizando en resequedad.
De El Coloso ya nadie se acuerda, sólo una ruta de camiones que pasa por ese sector perpetúa su memoria.
Los arcos, o "La Cortina", son una oruga atrapada en el asfalto. Queda en medio de la calle, evitando ser aplastada por la historia.
El Pitón de La Aurora y Los Arcos son un hito simbólico de Culiacán.
Perpetuando la memoria... Rescatamos nuestra identidad.
En Culiacán cuando resurge la aurora... Hay brotes de esperanza y paz.