Kiosco de Catedral de Culiacán orgullo de Quilá
Fue un acierto del ex gobernador de Sinaloa Ing. Mariano Martínez de Castro haber solicitado un kiosco para la ciudad de Culiacán. Pidió uno, con las mismas características del que se tiene en la Alameda Central de la Ciudad de México. El 5 de febrero de 1884 lo estaba inaugurando en la Plaza Constitución de aquel polvoriento Culiacán, la que hoy conocemos como Plazuela Álvaro Obregón.En la historia del Kiosco de Culiacán pueden verse muchas cosas; pero desde la plataforma del cobertizo, hacia todos los flancos, sólo se ve cómo florece el amor en cada banca de la plazuela. Para muchos culiacanenses eso vale más que la historia.
La plazuela Álvaro Obregón de Culiacán tiene una historia de sobresaltos en tema de kiosco y ornamentos; los quilenses satisfechos del error.
(TBN) Los habitantes de la sindicatura de Quilá están orgullosos de su Kiosco. Por un error político lo perdió la ciudad de Culiacán, antes era el ornamento principal de la plazuela Álvaro Obregón.
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Las decisiones políticas suelen acompañarse de aciertos y yerros.
Fue un acierto del ex gobernador de Sinaloa Ing. Mariano Martínez de Castro haber solicitado un kiosco para la ciudad de Culiacán. Pidió uno, con las mismas características del que se tiene en la Alameda Central de la Ciudad de México.
El 5 de febrero de 1884 lo estaba inaugurando en la Plaza Constitución de aquel polvoriento Culiacán, la que hoy conocemos como Plazuela Álvaro Obregón.
El historiador Héctor R. Olea describe que con esa obra el gobernador “hermoseó la abandonada plaza”, y precisa que el kiosco fue construido en San Francisco California.
Lo describe como un cobertizo donde daban audiciones musicales las orquestas de la ciudad en días festivos, y los jueves y sábados la banda de música “Los Azulitos”.
La que era llamada en esa época Plaza Principal, “tenía al centro un círculo y los laterales embanquetados con cemento y un jardín de cuidados prados".
La crónica de Luis Antonio García Sepúlveda refiere que en el año de 1910 la comunidad china de Culiacán regaló cuatro elegantes lámparas para la plaza Constitución, con motivo de la celebración el centenario de independencia.
Fue un yerro del presidente municipal de Culiacán Ing. Manuel Rivas haber regalado en 1952 a la comunidad de Quilá el kiosco emblemático de Culiacán; y en paquete completo también regaló las lámparas donadas por la comunidad china.
Manuel Rivas quería ponerle a la ciudad un toque modernista, quitó el kiosco para poner en su lugar una biblioteca infantil con nevería y refresquería. Pero en poco tiempo Culiacán se quedó como el perro de las dos tortas: ni kiosco, ni biblioteca con nevería.
Pues siendo alcalde de Culiacán Don Mario Ramos Rojo decidió en 1969 construir en el lugar del kiosco tres fuentes ornamentales. Así el kiosco y la nevería se volvieron agua.
Fue un acierto de Alfonso G. Calderón volver a construir un kiosco donde antes estuvo en la plaza de Culiacán. De hecho, puso kioscos en todos los municipios, por eso, entre otros epítetos se le llamó el gobernador de los kioscos.
Así fue como la plazuela Álvaro Obregón volvió a tener kiosco.
El mismo que se conserva; y que volvió a ser noticia hasta el año 2014, cuando el alcalde Sergio Torres quiso que los culiacanenses hicieran sus necesidades fisiológicas bajo el mismo.
Su proyecto contemplaba remover los cimientos del kiosco para abrir debajo del mismo un sótano donde se construirían baños públicos; y ante la oposición ciudadana, la iniciativa ya en marcha, terminó en biblioteca virtual.
En la historia del Kiosco de Culiacán pueden verse muchas cosas; pero desde la plataforma del cobertizo, hacia todos los flancos, sólo se ve cómo florece el amor en cada banca de la plazuela.
Para muchos culiacanenses eso vale más que la historia.