Un carrito, una sombrilla, una sonrisa, miles de historias y una nieve de garrafa, han llenado de alegría a los culichis.

(TBN) No hay mejor placer para disipar el calor de Culiacán que comerse una nieve de garrafa en el Santuario y sentarse a disfrutarla en las escaleras de la iglesia, comenta un transeúnte quien durante los últimos 10 años ha hecho este delicioso ritual cada martes.

Pero… ¿Alguna vez te has dado la tarea de conocer la historia detrás de este carrito de nieves?. Si quieres conocerla, esta nota es para ti.

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Seguramente, si vives en la ciudad de Culiacán o has tenido la oportunidad de conocerla, te han invitado una nieve del Santuario. Un sitio que ha visto un centenar de emociones dentro y fuera de sus paredes.

La iglesia Sagrado Corazón de Jesús o coloquialmente conocida como “el Santuario” alberga más que una vida religiosa, siendo uno de sus principales atractivos un carrito con una sombrilla colorida que se ubica justo en la esquina de este lugar para vender las tan codiciadas nieves de garrafa.

Con poco más de una década de experiencia en la cremosidad de la nieve, don Humberto Félix pasa nueve horas consintiendo el paladar de aquellas personas que buscan disfrutar de un exquisito postre.

[mks_pullquote align="left" width="300" size="24" bg_color="#ffffff" txt_color="#0095cc"]Junto a su carrito, cubriéndose del sol, ofrece a sus clientes nieve de garrafa de tres sabores: limón, ciruela y vainilla o, ¿por qué no? una combinación de las tres para extasiar el paladar.[/mks_pullquote]

Un sinfín de comensales se citan cada día con don Humberto Félix para saciar la sed ante los extenuantes calores de la capital sinaloense.

En este sentido don Humberto comenta que muchos de sus clientes le han hecho comentarios muy halagadores incluso hay algunos que han llegado a puntualizar que

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No hay nieves como éstas en otras partes, no saben igual. ¡Son las mejores del mundo!.

Don Humberto, le explica a TBN, mientras ve como la fila de clientes se hace más grande, que la venta de nieves de garrafa se popularizó hace 67 años en la ciudad de Guadalajara para posteriormente, extenderse por toda la República hasta convertirse en un ícono de la tradición culinaria mexicana.

A Culiacán, particularmente, según comenta Humberto Félix, llegó gracias a un visionario llamado Don Juan, quien vio en los fuertes calores del Estado una gran oportunidad de negocio.

Entre risas cuenta la anécdota que en los tiempos de don Juan, los padres chantajeaban a sus hijos con una nieve del Santuario para que los acompañaran a misa dominical, historia que en la actualidad no ha cambiado mucho, explica.

Además, menciona que ha escuchado y vivido infinidad de historias a las puertas de la iglesia pero, que sin duda, la que más le ha impactado fue la de la “novia fugitiva”; aquella prometida que a último momento se arrepintió, nunca llegó y finalmente su prometido dijo en tono sarcástico que “sólo había llegado por una nieve de garrafa y se había ido”.

Proceso de elaboración

Para elaborar la nieve de garrafa son necesarios dos botes de madera, uno para verter o preparar la vainilla o la ciruela y el segundo, se tapiza de hielo con sal para que en el centro se coloque el otro bote, según don Humberto.

Aclara que el factor clave para lograr la consistencia de esta nieve radica en la “meneada”, “a puro darle vuelta y vuelta hasta que se hace la nieve” y, en dos horas, queda lista.

De paseo por Culiacán, una nieve no cae mal.

Imagen: TBN